No lo suprimamos de la agenda más: abordar ya la gestión emocional de este periodo convulso. Pro IDG
Casi todos estamos viviendo y trabajando en shock: guerra en Europa, covid, las amenazas del cambio climático, el fin del modelo de bienestar… son sólo cuatro ejemplos -y de enorme peso- del contexto que nos rodea y cuyo impacto emocional no sabemos procesar.
Me parece que hay escasísima conversación y acción sobre esto, lo achaco a las estrategias de supresión, represión, proyección y escape emocional que estamos realizando consciente e inconscientemente por no saber manejar este impacto emocional. Pero estas estrategias suponen un enorme consumo de energía que deja los equipos funcionando a una mínima capacidad de su potencial, y a nivel social y de salud, genera todo tipo de problemáticas.
La sociedad civil y las organizaciones necesitan urgentemente su propio “Plan de Recuperación y Resiliencia” y este ha de empezar por la restitución emocional.
Ayer, hablaba en este foro de la importancia de los marcos mentales desde los que operamos para la consecución de los Inner Development Goals (ING) como trabajo indirecto hacia los ODS y hacia organizaciones y sociedades más funcionales. De igual importancia es la gestión emocional. Sin un trabajo del ser en autoconocimiento y manejo en este campo, dificultamos enormemente el trabajo en los otros cuatro bloques de los IDG y que podemos aplicar a las organizaciones ágiles o las sociedades sanas: el equilibrio cognitivo (nuestras emociones generan ruido mental y creencias limitantes en cascada), las relaciones interpersonales y el cuidado, la colaboración productiva y la acción de cambio (ver cuadro IDG de la portada).
Necesitamos sanar los miedos, la angustia, ansiedad, depresión, ira… que se han acumulado estos años. Liberar toda la energía bloqueada en esas emociones reprimidas y suprimidas. Desde ahí podremos abrirnos al coraje de ser una fuerza transformadora, de ampliar nuestra capacidad de compasión, pues sólo desde el cuidado podemos realmente transformar lo que nos rodea en el nuevo paradigma regenerativo que nuestro mundo necesita. Necesitamos en suma convertirnos en una presencia en calma que ofrece optimismo, entusiasmo, perspectiva, empatía, amabilidad, colaboración, paz de espíritu...
Esta semana vuelvo a impartir un nuevo módulo del programa Inteligencia Emocional desde el Mindfulness a una organización que lleva transitando este programa durante toda esta etapa convulsa. Y revisando las prácticas, descubro como este contexto, en poco tiempo, ha vuelto a dejar en mí una nueva capa de emociones que estaban drenando mi energía y modificando mi modo natural de estar con quién me rodea en la familia y el trabajo.
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Conectando con el trabajo del Dr. Richard Hawkins, hay una emoción peligrosa para nuestra cultura que nos hace cargar sin hacer nada por resolverlo con las emociones del miedo, la depresión y la angustia de estos años: la culpa. ¿Cómo reconectar con la intención y el coraje para salir de esta situación de estancamiento? Revisa tu glándula timo (los griegos la consideraban el centro de la vitalidad y hoy se la llama la glándula de la felicidad), practica las afirmaciones positivas que devuelvan la energía a tu sistema, rompe con la resignación y el piloto automático. Desde ahí podrás ya atender consciente y compasivamente las emociones sutiles en tu cuerpo rompiendo la dinámica de la supresión: quizás deberás buscar cómo sientes en ti la culpa (y la creencia que asocia de merecer todos estos castigos), y una vez atendida y liberada podrás seguir avanzando hacia otras emociones: el sufrimiento, el miedo al miedo, la ira.
Este trabajo es pura higiene emocional y no requiere grandes aspavientos. Pero date cuenta que no es posible una organización creativa, que florezca en el flujo de la enorme complejidad inter-relacional del siglo XXI sin un trabajo, en estos momentos, de higiene emocional con sus equipos. Y a nivel social, este bloqueo es muy peligroso para los grandes retos que tenemos por delante como los ODS. Reconozcamos que el momento ha sido y es aun emocionalmente demasiado difícil, y aunque los humanos tenemos una enorme capacidad de detraer recursos de otras partes del organismo para cubrir estas cargas emocionales, este traspaso acaba pasando factura, en forma de falta de energía-mediocridad de resultados, de superación emocional-ambiente de trabajo y de salud.
Si entendemos el nuevo liderazgo como un liderazgo de servicio, creo que este proceso es algo que todo líder debería proveer a su organización en este momento. Casi nadie ha sido educado en esto, pero el momento es ahora.
Este es un artículo dedicado a la serie NU Década de Acción IDG/SDG-ODS
Directora General AIPC Pandora; CEO Lea Global Pathways
2 añosExcelente artículo y contenido Rafael Cobo Calleja, me intresa mucho, me cuentas más??