Los Límites de la Tolerancia

Los Límites de la Tolerancia

Tolerancia ¿Virtuosa o Sospechosa?

Muchas empresas al definir los Valores bajo los cuales desean conducir sus acciones y su convivir, lo hacen normalmente definiendo los valores que no tienen. Los que ya poseen no son tema, ya que se están viviendo sin la necesidad de explicitarlos, están incorporados. Desde esta mirada, si lo piensas, quienes definen tales valores están declarando la expectativa que ellos se “hagan carne” en la organización. En simple, la definición de valores puede convertirse en una declaración de las brechas que se desean trabajar.

Estando justamente en una jornada en que trabajábamos la definición de los nuevos Valores de una empresa de tamaño mediano, surgió entre ellos el Valor de la Tolerancia. Sin comprender lo que ahora comprendo, siempre me había dado mala espina esto de la Tolerancia. Era intuitivo, ya que no lograba explicar el porqué de esa sensación de sospecha. La tolerancia para mí era un valor sospechoso, como que se disfrazaba para no develar su verdadera identidad. No me la terminaba de comprar. Desde la misma intuición, les pregunté qué había detrás del deseo de escoger el valor de la Tolerancia para que fuese guía de comportamiento. La respuesta fue la necesidad de “aceptar” (así entre comillas) y permitir miradas, puntos de vista, formas de pensar y actuar diferentes entre las distintas áreas. La siguiente pregunta fue, ¿desde qué emoción se vivían esto de tolerarse unos a otros? Sus caras lo dijeron todo.

Vamos a la raíz. Etimológicamente, la palabra "tolerar" viene del latín "tolerare" que significa aguantar o resistir. Lo tolerado es algo negativo que hay que soportar. Es una instancia que desde lo emocional cierra posibilidades de acción conjunta.

Sin embargo, si nos vamos a la “definición oficial” que se encuentra en diccionarios, tolerar es el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.

Entonces, estamos frente a dos perspectivas distintas de observar y de vivir la Tolerancia. El convivir será bastante distinto dependiendo cuál elijamos y llevemos a la práctica real.

El Dr. Humberto Maturana lo tenía muy claro cuando nos decía que él no hacía definiciones, dado que “nada es un en sí”. Todo está influenciado por la “dinámica relacional” que genera.

En simple, independiente de cómo y quién defina Tolerancia (ya que todo lo dicho es dicho por alguien), el Doc te hubiese preguntado:

·  ¿Qué te pasa a ti con la Tolerancia?

·  ¿Qué emoción asociada te genera?

·  ¿Cómo es tu convivir con una persona a la que decides tolerar?

·  ¿Te surgen emociones que abren posibilidades o más bien las cierran?


Don Humberto decía:

La tolerancia es una negación postergada.

Tolerar es decir que el otro está equivocado, dejándolo estar por un tiempo.

 

Yo le llamo “negación en pausa”. Lo interesante es que sólo puede tolerar, quién tiene poder para dejar de tolerar, es decir, quien tenga la facultad de levantar la pausa. Así, en la relación de chilenos con extranjeros, no ocurre que los extranjeros anden diciendo: “no sé hasta cuándo vamos a tolera a estos chilenos”. Si ocurre al revés. En las organizaciones ocurre lo mismo. Los colaboradores no andan diciendo “no sé hasta cuándo voy a tolerar mi jefe”. En cambio, sí se puede escuchar con regularidad el “no sé hasta cuándo voy a tolerar a esta persona”.

En las empresas, ese periodo de tolerancia puede estar dado por su utilidad. Así, la tolerancia puede convertirse en una relación utilitaria, ya que "te tolero mientras me seas útil y cuando dejes de serlo, te dejo de tolerar" (pensado… no dicho).

Esta negación en pausa, es una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento. Se devela en frases como: “Me tiene hasta más arriba de la coronilla. ¿No sé hasta cuándo lo voy a tolerar?”

Como puedes ver, es una manera de convivencia forzada, que no fluye armoniosamente, negando espacios de colaboración y que, usualmente, está teñida de desconfianza. De virtud… muy poco.

Después de haber tomado consciencia de esta mirada, me cuestiono cuando en las organizaciones que desean definir sus valores, surge como uno de ellos la Tolerancia. Habría que tomar este deseo como una señal para detenerse y preguntar: ¿qué fundamentos sistémicos y estructurales pueden estar fallando para que sea necesario trabajar desde la Tolerancia? Habría que excavar más profundo para ver las causas de ello, y lo más probable es que surjan altos niveles de desconfianza, de temas pendientes no explicitados, de intereses individuales no alineados entre sus miembros. Siendo así, la declaración de buena intención de "tolerarnos" no será suficiente, definitivamente, no lo será.

Ahondemos. La tolerancia supone que existen razones de peso para no aceptar conductas, creencias, posiciones o acciones de otro, y sin embargo, decidimos ser tolerantes, “aceptarlo” (así entre comillas). En la práctica, es un conflicto “en proceso”, que se confronta con el sujeto intolerante que está allí presente. Los dos personajes están presentes, solo que el tolerante tiene frenado al intolerante… pausándolo mientras pueda. La tolerancia es, como diría mi madre, una olla en “Baño María”, cocinándose a fuego lento, pero que en algún momento rebalsará.

Santo Tomás de Aquino, por allá por el 1260, nos planteaba que la Tolerancia no es un valor absoluto. Ello invita a reflexionar de las razones por las que solo se "vende" la versión virtuosa de ella. La tolerancia definitivamente tiene sus límites. Entre ellos:

- No podemos ser tolerante con conductas que nos dañen a nosotros mismos y/o dañen a otros, con acciones no virtuosas o reñidas con la ética. De allí surge la paradoja de la tolerancia (del filósofo austríaco Karl Popper) que dice: “Si una sociedad es totalmente tolerante con todas las opiniones y creencias, incluidas aquellas que son intolerantes, entonces esa sociedad eventualmente puede ser destruida por los propios intolerantes”. Cuidado con esto, que hoy está bastante presente en nuestra sociedad.

- Preguntarnos qué deseamos conservar al ser tolerantes. Muchas veces es NO hacernos cargo de las conversaciones difíciles que tenemos pendientes. Es más fácil tolerar que enfrentar lo que haya que enfrentar. Sin embargo, ello no soluciona nada, sólo lo pospone. Invitación a preguntarnos, ¿tal nivel de tolerancia no produce bienestar verdadero o sólo aparente?

- Cuestionarnos qué nos pasa con poner límites válidos. Si validamos los límites de la tolerancia, podemos oponer resistencia sobre lo verdaderamente intolerable y hacernos cargo.


Lo de “aceptar” las diferencias (que lo vuelvo a poner entre comillas) tiene que ver con la emoción con que lo hacemos. Desde una mirada filosófica, bueno es aprender a aceptar lo que no podemos cambiar. Bajo el Estoicismo eso se llama Amor Fati, que es amar el destino que nos ha tocado vivir (considerando que lo que ocurrido no se puede cambiar). Sin embargo, en el caso de la Tolerancia es distinto, ya que estamos aceptando situaciones y relaciones en la que si tenemos injerencia. De hecho, la mayor de ellas, es dejar de tolerar. Lo relevante, reitero, es la emoción con que aceptamos, ya que la aceptación bajo el paraguas de la Tolerancia, suena, huele y se observa como resentimiento y/o resignación más que verdadera aceptación.

¿Quién dijo que todo está perdido?, como preguntaba Mercedes Soza. Existe una alternativa a la Tolerancia, una manera de convivir que nos abre posibilidades sobre la base de las mismas diferencias desde la acción de legitimarlas, que es muy distinto que tolerarlas. La Legitimación es un modo de convivir en que se validan las diferencias legítimas de un legítimo otro (valgan las redundancias) y en que las personas buscan consensuar un "hacer" conjunto.

"Independiente de nuestras diferencias, ¿qué podemos hacer juntos?"

La gran diferencia está en la emocionalidad y en las acciones conjuntas que surjan de tales emociones.

Distintas maneras de Convivir

Te dejo un modelo que nos muestran las distintas y posibles formas de convivir. Como verás, la Tolerancia y la Legitimización están en los dos extremos.

Ya ahondaré en la diferencia entre la Empatía (sobre-vendida, a mi juicio) y la Compasión.

Sigo con mi cruzada de cuestionar “lugares comunes”.

Gracia por tu interés y atención. Espero ayude a la reflexión.

Patricio Andrés Lorca Jungmann

KAM SENIOR en B-Ambiental SPA | Asesorías Ambientales

7 meses

Gracias una vez más querido amigo por invitarme a cuestionar y reflexionar -con tan sólidos argumentos e información- en relación a conceptos y procesos que muchas veces doy por "dados", y definidos, desde la superficialidad e ignorancia.

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