LOS MEJORES MAESTROS

Lo mejor que te enseñará un maestro es lo que se convierte en realidad en el futuro.

Al día de hoy, los avances tecnológicos están sustituyendo poco a poco las aulas docentes de cómo las conocíamos desde que nacimos. Los profesores están jugando un papel secundario en la educación de las personas, pues hoy en día, casi cualquier tema, puedes encontrarlo en Internet, libros, videos, aplicaciones, etc.

Por lo que, desde hace mucho tiempo, se podría considerar a los profesores como los que influyen en la educación, pero no la proporcionan de manera principal. Todavía recuerdo alguna vez que platiqué con un amigo sobre los profesores… ¿Cuáles enseñan mejor? No concordamos en muchos puntos. Él tenía la idea de que el profesor debe de darte la información que debes de aprender y tú tienes que aprender de él todo, no se puede aprender muchas cosas por su cuenta. Lo que se ha demostrado hoy en día, que contraría a mi amigo, es que lo mejor que puede hacer una persona para aprender es de manera autodidacta, por sí misma. El profesor no estará siempre para resolver una duda, lo que nos lleva a pensar que sólo es una guía, no la fuente principal de información.

Temas como matemáticas, física, cálculo, estadística, etc. se pueden aprender de manera individual, pero siempre será mejor corroborar con los profesores y que nos muestren un camino más sencillo. Si nos esforzamos por comprenderlo sin ellos, con ellos será mucho más fácil después. Por lo que los profesores nos deben de enseñar eso: a ser autodidactas. Que podamos buscar la información o procedimientos y aplicarlos nosotros mismos, sin depender de nadie. Nos deben preparar el camino para cuando ya no estén.

Un ejemplo muy claro me lo enseñó el profesor Oscar Bravo, en clases de pintura. Me decía que al inicio, el alumno debe de hacer el 10% de la pintura y el profesor el 90%. Conforme pasa el tiempo se debe de llegar a un 50% alumno y 50% maestro, hasta llegar finalmente a un 90% alumno y 10% profesor. Así, poco a poco, la enseñanza debe de dejar que el que aprende, sepa hacerlo por su cuenta, motivarlo a hacerlo. Enseñarnos para cuando ya no estén disponibles, recordando aquella regla básica del aprendizaje: “el alumno debe superar al maestro”.

No preguntemos cosas que encontramos en los libros, los profesores tienen más experiencia que nosotros. Por lo que hay que desquitarlos siempre, hablar con ellos es lo mejor, sobre su vida, casos personales y profesionales, ejemplos, etc. Algo más tangible, de la vida real, no que sea parte de un texto que podamos acudir en cualquier momento. Recuerda que la información la tendremos siempre, a las personas no. Exprimamos la experiencia de nuestro personal docente.

Por todo esto, el mejor profesor no es el que nos hace la vida más fácil, sino el que lo hace más difícil. Nos enseña a plantearnos retos y cumplirlos, tener dificultades con sus trabajos, tareas que dediquemos tiempo y nuestra mente se meta en cada uno de sus proyectos. No nos sirve de nada tener todo en la palma de la mano, hay que ser realistas y esforzarnos por lo que mañana puede llegar a ser nuestra dependencia económica.

Un maestro no es aquel que te enseña, sino aquel que comparte. Recuerda que muchos profesores pasan en nuestras vidas, pero pocos se quedan en ellas.

Alex Arriaga