"Los paños de Francisco de Toledo"​

"Los paños de Francisco de Toledo"

Breve comentario crítico:

El proyecto emprendido por el Virrey Francisco Toledo, resulta ser un gran esfuerzo por comunicarse a través de soportes culturales nativos (representación de la historia Inca). El Virrey Francisco de Toledo, ordenó enviar al Rey de España Felipe II, la obra que narraba la historia oficial de los Incas, elaborado por el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, titulada Historia Indica que junto con sus Informaciones, daban cuenta de lo acontecido en estos reinos. Asimismo, envió cuatro paños que contenían la representación gráfica de la historia de los Incas. La veracidad de su contenido se certificó públicamente en la ciudad Cusco. Los paños o lienzos posiblemente se destruirían en el incendio del Alcázar Real de Madrid en el año 1734. La expresión más inmediata posible de lo que había sido el orden social y político incaico. Los paños elaborados por artistas indígenas, las Informaciones del propio Virrey Francisco Toledo y la crónica Historia Indica del cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, son parte de un mismo proyecto, tendiente a representar el pasado prehispánico, en principio imposible. En principio la existencia de garantía sobre la credibilidad de la autoría indígena de los lienzos, es irrefutable. El mismo día de la verificación de los paños ante los descendientes de los incas, el 14 de enero de 1572, Álvaro Ruiz Navamuel, secretario del Virrey Francisco de Toledo, daba fe por escrito de que los lienzos trataban de la descendencia e origen de los Ingas, y de cómo tiránicamente sujetaron a los naturales destos reinos. (En Toledo, 1882 [1570-1572]:246). Debemos señalar que todos los documentos y paños elaborados, tienen como fuente los testimonios de los miembros de las panacas de las cuales descendían cada Inca. La información sobre la existencia de los años, proviene del inventario de los bienes del Alcázar Real de Madrid (Museo de tesoros) que se realizaron después de la muerte de Felipe II. En los paños se encuentran retratados los Incas y sus reinas en bultos y medallas, con la indicación de los ayllus de pertenencia.

En las cenefas o bordes de los lienzos contiene la descripción de lo acontecido en cada reinado. En su contenido se encuentran representados los mitos de Viracocha y Tampu-Tocco. El contexto político y social quizás condiciono a los autores indígenas a recodificar el contenido en el soporte cultural (los paños), sobre su propia historia y por consiguiente la genealogía de los Incas, con la finalidad de complacer o adecuarse a la perspectiva hispana sobre la descendencia. Un claro ejemplo, son autores andinos que escribieron en español y eligieron formatos que les permitieron comunicarse de modo familiar con los europeos, sacrificando la lógica y el significado de los géneros nativos. Públicamente en la ciudad del Cuzco, se dio la presentación de los lienzos o paños, para su verificación por los miembros de las panacas. El texto fue leído, de modo que la relación entre la palabra escrita, oral y la representación pictórica fue aceptada como cierta por la descendencia incaica.

Es decir la importancia de lo acontecido responde a que se utilizó un formato en uso durante la vida de aquellos llamados a autenticar la versión de la historia inca, representada en los años y en la crónica. En 1554, Cieza de León había escrito una narración similar basada en fuentes incas, aunque su obra fue retenida por el Consejo de Indias, porque contenía una versión discrepante con la visión que el Virrey Francisco de Toledo quería proyectar ante la monarquía española; es decir, sobre la tiranía de los Incas, sus delitos contra la ley natural y la legitimidad sobre la conquista.

La crónica Historia Indica y los paños (lienzos), fueron considerados dos formas de expresión en categorías separadas. Existe la versión de algunos autores que consideran que los dibujos contenidos en los paños o lienzos, al igual que la escritura, no fueron soportes culturales propios del hombre andino. Los inventarios sobre las propiedades del Rey Felipe II y el Virrey Francisco de Toledo si bien nos dan cuenta sobre la cantidad y en algunos casos la calidad de determinados bienes que describen de alguna forma la historia de los incas y del hombre andino, no tienen la rigurosidad descriptiva que nos permita comprender su contenido en su complejidad. La naturaleza ambigua de algunas representaciones en los andes después de la llegada de los españoles, puede representar un escollo sobre qué elementos pueden ser considerados parte o no de la cultura andina.

En la colección del Virrey Francisco de Toledo, se encontraron telas pintadas, armas e insignias incas, borlas reales, mantas y varios tejidos andinos. Por ejemplo en 1569, el Virrey ordenó a su chambelán, el capitán Francisco de Barrasa un registro escrupuloso de sus bienes. En lo sucesivo se realizaron nuevos inventarios de su propiedad. En 1582, la propiedad del Virrey fue embargada por el Licenciado Zamora, juez del Consejo de Indias, quien sería posteriormente cuestionado por el Conde de Oropesa de no haber devuelto la totalidad de los bienes, una vez superado la deuda que tenía con la corona. Parte de los objetos no devueltos estaría conformado por los paños que representaban la historia de los incas, enviados junto con el manuscrito de Pedro Sarmiento de Gamboa (Historia Indica). Como un dato complementario, en el inventario se da cuenta de un lienzo de Guaminga, que representa el cerco del Cuzco por Manco Inca en 1536.

Sobre Leonor Soto, nieta de Hernando de Soto, quien vio a su abuelo representado en algunos lienzos pintados con los reyes que gobernaron el Perú en tiempos pasados y sus historias y un relato de las Indias, tanto de los conquistadores como de los reyes de esas partes en la antigüedad, que fueron enviados por Francisco de Toledo.

Los lienzos que vio Leonor de Soto incluyeron tanto los lienzos que Toledo envió con el manuscrito oficial de la historia de los incas y la colección que había hecho para sí mismo. En ese sentido podemos decir que se podría acreditar a través de los inventarios realizados que el Virrey Francisco de Toledo envió al Rey Felipe II desde el Cusco en 1572, solo los cuatro paños que han recibido atención académica. Podemos señalar entonces que el 01 de enero de 1572, Francisco de Toledo se reunió con los descendientes de Manco Capac, con la finalidad de legitimar su versión personal sobre la historia de des Incas. En ese sentido, todo lo escrito y pintado en estos paños, estaban representando los bustos de los incas (bultos, alternativamente, figuras completas) y los medallones de sus esposas y grupos de descenso (ayllus) y, en las fronteras, lo que sucedió en el tiempo de cada uno. Ahora bien, toda la historia del cronista Pedro Sarmiento de Gamboa sobre lo acaecido en ese tiempo, no podía incorporarse en los paños de forma completa, así, que la representación pública quizás se encontraba sintetizada, respondiendo a determinados intereses.

Francisco de Toledo fue un autor de dos colecciones muy diferentes. Para el rey recolectó objetos producidos por una tradición cultural ajena para sus propios fines. Por el contrario la obra encomendada a Sarmiento y los paños la representaron sustancialmente. La incorporación del formato pictórico en los paños, tienen una justificación en palabras de Cristóbal de Molina, quien señalo: “Ellos (los incas) mantenían en una casa del sol llamada Poquen Cancha, que es cerca de Cuzco, la vida de cada uno de los incas y las tierras que conquistó, pintados sus figuras en algunas tabletas y (también) cuáles fueron sus orígenes”.

La adaptación de un formato familiar para los incas (tabletas pintadas), que no causaran animadversión (rechazo), es decir que ante sus ojos no fueran hostiles a sus creencias, puede interpretarse como una historia imposible, algo que no era inca ni español, siendo por el contrario arte e historia.


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