Mantener los valores sobre lo que sustenta el propósito para no perder alma 

Mantener los valores sobre lo que sustenta el propósito para no perder alma 

¿Es más importante dejar avanzar con los máximos grados de libertad a los científicos y ser los primeros en crear una superinterligencia o gobernar la seguridad y el interés humanos por encima de lo primero? Es una dicotomía interesante, ¿Poner límites al avance posibilista es mejor o peor que no ponerlos? ¿Regular frena? ¿No regular acelera?

Sam Altman funda OpenAI en 2015 con el propósito de “hacer avanzar la AI de la forma en que beneficie a la humanidad en su conjunto, sin las limitaciones de la necesidad de generar beneficios económicos”, concebida como una organización sin ánimo de lucro financiada por Elon Musk, Peter Thiel y Reid Hoffman (fundadores de Tesla, PayPal y LinkedIn) y con un de Administración un tanto especial, pues su misión es velar por este principio de manera seria y a conciencia. Crea además una Fundación, que es donde residen las patentes y la acción comercial de OpenAI, los cuales no solo están fuera del Consejo, sino que sus decisiones están sometidas al primero. Un modelo de Gobernanza muy interesante, basado en el concepto de separación de poderes que se da en otros ámbitos.

Pero Altman es ya un emprendedor pura sangre, tiene espíritu ganador y no quiere y nunca ha querido no ser cabeza de todo lo que emprende. Lo que pare su capacidad (velocidad) de avanzar se lo saltará, derrumbará o bordeará, pero no se detendrá. Y el mundo avanza muy deprisa, de manera poco predecible, y aún más la tecnología….

En 2019, apenas cuatro años después de su fundación, OpenAI decide reformular en parte su propósito y le añade “modelo de beneficios limitados”, Altman es nombrado director ejecutivo y Musk sale del proyecto. Evidentemente, en 2019, Altman ya estaba sintiendo la constricción del propósito inicial sobre la velocidad a la que tener dinero, en cantidades cada vez mayores, permitiría acelerar las ideas y desarrollos tecnológicos con el poder de ser el líder mundial en la AI Generativa, con el poder que esto parecía que iba a dar. Es decir, poder, necesidades económicas, ética (beneficio social del bien común) vuelven a ser los tres principios sobre los que OpenAI se mueve, y si hay que sacrificar algo, adaptamos el tercero, que es el mejor aguanta un discurso más difuminado.

Y, en efecto, esta tensión y esta presión tienden indefectiblemente a romper y el pasado 17 de noviembre, el Consejo emite una nota oficial en donde expone un llamativo motivo por el que quita el cargo de CEO a Altman: “Altman no es consistentemente sincero en sus comunicaciones” Junto con Altman, también sale el presidente Greg Brockman, poniendo en su puesto, temporalmente, a Mira Muratti, la directora de tecnología de OpenAi.

El gatillo parece que es una carta que un grupo de ingenieros de OpenAI escriben al Consejo de Administración comentando un “increíble y poderoso descubrimiento que estamos desarrollando y que puede amenazar seriamente a la humanidad…” Una carta en la que se advierte de los riesgos de la implementación del proyecto Q* (Q star), que antepone la comercialización de esta tecnología a las posibles consecuencias de su puesta en y en la que proponen acompasar mejor el estudio y el conocimiento de las consecuencias antes de sacarlo al mercado.

Una carta que no solo toca de lleno al Consejo y al propósito vital de la existencia de OpenAI, sino que entre líneas les hace ver que los principios que les han hecho llegar hasta ahí han dejado de ser un freno para las ambiciones personales de su CEO.

Ante esta ruptura del valor principal y fundacional de OpenAI, el Consejo considera de enorme gravedad la actuación de Altman, no solo porque se salta el principio que da sentido y razón de ser a OpenAI, sino por la constatación de falta de transparencia de Altman. Una confianza rota que solo puede derivar en destitución. Una salida que Sam escenifica con su ya famosa foto, su agradecimiento y despedida con una tarjeta de entrada en OpenAI como “invitado” y que deja a Mira Murati como CEO interina.

Microsoft, socio de referencia de OpenAI, se entera de todo esto cuando las decisiones ya están tomadas, pero al fin y a la postre, el modelo de gobierno que los fundadores diseñaron era ese: la Junta vela por el propósito, la Fundación por el negocio, y primero va el propósito. Pero, el poder y la estrategia de posicionamiento de Microsoft está tan anclada con OpenAI que ya no hay capacidad de operar a las “niñas siamesas” para separarlas. Microsoft solo puede intentar traerse a OpenAI dentro. Pero nada cuadra ya….

Casi 800 empleados de OpenAI deciden irse con Altman a Microsoft, las acciones caen y el mercado tecnológico se lleva las manos a la cabeza… Aquí empieza una batalla en otros círculos de enorme poder donde corporaciones como Microsoft tiene un enorme peso e interés estratégico en esta lucha por el liderazgo de OpenAI y donde se está dando una batalla entre dos conceptualizaciones de desarrollo de herramientas de AI generativa, una abiertas y otras con código cerrado. Meta, AWS o Google fomentan el “open sources” y Microsoft y, por ende, OpenAI deciden ir en la dirección contraria.

Todas las empresa, Google, Apple o Meta contratan a profesionales para tener “boards” de ética visibles y conocidos, pero la verdad es que, cuando llega la balanza “ética” vs. “económico”, el peso suele echarse del lado de la balanza del segundo platillo. Y eso es lo que ha pasado en OpenAI con Microsoft y Altman. Y es muy parecido a lo que pasó con Ben&Jerry en el sector helados de lujo. Mantener los valores sobre lo que sustenta el propósito cuando el ·contrapoder es la fuerza económica o el poder, es de más que complicado.

Por ello, la “flexibilidad, la adaptabilidad o el relativismo”, como queremos llamarlo, es el camino por el que se justifican decisiones que van en contra de los valores, la ética y el bien común.

Ante tanto revuelo y la clara pérdida de apoyo, la Junta de OpenAI ve que ha perdido todos los apoyos y dimite. Altman vuelve, pero ya nada será lo mismo para OpenAI…. Ya pasó en Twitter, Disney, Apple, etc. Cuando los CEOs se van y vuelven con otras condiciones suele ser el principio del fin de antiguo-nuevo CEO y las empresas, con una conceptualización totalmente distinta a como fueron concebidas, pierden el “ALMA”. Es el Juego de Tronos de las corporaciones que hoy mueven el mundo.

Qué difícil es mantener tus principios cuando éstos no permiten ganar todo lo que podrías ganar…. Aceptamos que son “cambios de punto de vista” cuando es falta de palabra y, por ende, falta de ética. Sin embargo, no olvidemos que la promesa es lo único que hace que alguien haga ver el futuro a los demás y querer alcanzarlo juntos. Pero las promesas ya no existen.  ¿Gobernanza por Valores? Sí, por favor.

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas