Mi cáncer no tiene cura, ¿qué puedo hacer?
Hoy hablamos de la situación paliativa de una persona que sufre una enfermedad incurable. En este caso hablamos de cáncer, pero puede ser cualquier otro tipo de enfermedad cuyo pronóstico sea un fallecimiento inevitable.
Este es probablemente el peor de los momentos por los que puede atravesar una persona que tiene cáncer durante su enfermedad. El momento del diagnóstico es uno de los más difíciles y angustiosos del proceso, precisamente porque la amenaza de muerte aparece de forma automática.
Y con esto, esa amenaza se hace más visible y más próxima.
Lo primero que me gustaría compartir es que no siempre podemos saber que esta situación existe o se va a producir. En ocasiones aparece lo que en Psicooncología conocemos como “pacto de silencio” en el que oncólogo y familiares saben de la situación paliativa del paciente pero deciden no comunicárselo “por no hacerle daño”, “para que no sufra”, “por miedo a que haga una locura”… añadiendo más dificultades todavía al proceso, aunque de forma no intencionada. Pero esto es otro tema que merece mucho más tiempo. ¿Qué quiero decir con esto? Que saber lo que nos va a pasar, nos sirve para tomar decisiones.
En otros artículos he comentado lo que ocurre con la ansiedad cuando nos enteramos de lo que nos sucede, de si es bueno saberlo o no saberlo. Conocemos por estudios que el saber la información dispara nuestro nivel de ansiedad, pero según esa información se va integrando, nos ayuda a aceptar la situación y por tanto a tomar decisiones y adaptarnos. Aquí ocurre lo mismo. Entonces, ¿qué puedo hacer?
- Adiós al tabú sobre la muerte. Habla de la muerte con naturalidad, comparte tus inquietudes y tus miedos para poder darles una solución (el dolor, lo que habrá después de morir…).
- Prepara tu legado: la necesidad de legado es una de las necesidades que aparece en el ser humano y se hace más palpable en estas situaciones. El saber que nuestro cuerpo se va pero algo “nuestro” se queda, tranquiliza mucho al enfermo. En el mundo quedan nuestros hijos, nuestros valores en ellos, nuestros recuerdos… ¿qué quieres dejar a los tuyos?, ¿cómo quieres que te recuerden?
- Resuelve tus asuntos pendientes: temas legales, espinas clavadas de relaciones pasadas, pedir perdón o perdonar, volver a ver a alguien…
- Despídete: esto no significa ir diciendo “Hasta siempre, ha sido un placer”. Significa estar rodeado de la gente importante, seguir compartiendo momentos con ellos, darles algo tuyo para que te recuerden…
- Sigue haciendo las cosas que te gustan: cuando una persona se encuentra en situación paliativa, puede seguir teniendo funcionalidad y autonomía durante un tiempo. Después los dolores y el propio proceso de enfermedad hace que los patrones vigilia-sueño cambien, el estado de ánimo, la ingesta, la postura corporal... Habrán cosas que tendrás que ir dejando de hacer por todo esto, pero recuerda que el oído es el último sentido que se pierde, así que incluso cuando no puedas levantarte para pasear, no puedas ver ese paisaje tan hermoso… podrás seguir oyendo a tu lado a los tuyos y esa canción que tanta paz te da.
No podemos pensar que porque el cáncer no se cure, tenemos que esperar la muerte llorando y sufriendo. Si aceptamos la situación, podemos hacer todas estas cosas que nos van a ayudar a marcharnos tranquilos, y será una lección de vida y el legado que dejemos a nuestros seres queridos.
Es tu vida, y tú eliges hasta el final.