NÚMERO 11. DINERO Y TECNOLOGÍA: EL MOTOR DE CRECIMIENTO DE LAS STARTUPS
¡Saludos a todos los lectores de Hablando de Dinero!
Después de un mes de espera, estamos de vuelta con una nueva edición.
No es ningún secreto que las nuevas tecnologías han revolucionado nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos con el mundo. Este avance tecnológico también ha impactado de manera significativa en el mundo del emprendimiento, dando lugar a lo que conocemos como startups.
Las startups son empresas emergentes que se distinguen por su modelo de negocio escalable y su enfoque tecnológico, lo que les brinda un enorme potencial de crecimiento. A menudo, es fácil confundirlas con las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs), pero existen diferencias cruciales, especialmente en cuanto a volumen de negocio y recursos financieros.
En esta edición, centraremos nuestra atención en la financiación de este tipo de empresas y cómo utilizan estos recursos para alcanzar un crecimiento explosivo.
Es importante recordar que estos métodos de financiación son sólo algunos de los muchos disponibles. Otros métodos incluyen concursos para startups, subvenciones o ayudas públicas, factoring, deuda, entre otros.
Un método inicial y, a veces, subestimado de financiación es acudir a lo que se conoce como 'FFF' (Family, Friends, and Fools, por sus siglas en inglés). Esta opción implica solicitar fondos a personas cercanas al emprendedor, lo que puede acelerar el proceso de poner en marcha el negocio sin necesidad de recurrir a deudas o inversores externos. Sin embargo, cabe destacar que, si el proyecto no tiene éxito, puede afectar las relaciones personales y la reputación del emprendedor.
Un método común para recaudar fondos en una startup es acudir a Business Angels o inversores privados, que son personas físicas con la capacidad de invertir que también aportan su experiencia y conocimiento empresarial para el desarrollo de proyectos empresariales con alto potencial de crecimiento.
Además de capital, estos inversores aportan a los emprendedores una visión y conocimiento del mundo del emprendimiento para apoyarles en la creación y crecimiento de la empresa en sus primeras etapas de vida.
En España existe la Asociación de Redes de Business Angels (AEBAN), cuya misión principal es promocionar la actividad de estos inversores y sus redes en el territorio español.
El capital de riesgo, o venture capital, entra en juego cuando la startup ya tiene una propuesta de negocio avanzada.
Estos fondos provienen de empresas de capital riesgo que invierten en empresas emergentes con el objetivo de obtener ganancias en el futuro. Muchos de estos fondos están formados exclusivamente por empresas de capital privado, pero, también, por grandes empresas, bancos o la propia Administración Pública.
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Esta forma de inversión implica cantidades significativamente mayores y generalmente se divide en varias rondas de financiación.
Las incubadoras y aceleradoras son instituciones que se encargan de acoger a una serie de ‘startups’ y acelerar su crecimiento, ayudándoles en su etapa inicial a configurar su modelo de negocio, su estrategia de captación de clientes y a captar financiación.
Las aceleradoras se centran en startups en etapas avanzadas, ayudándoles a definir su modelo de negocio, estrategias de adquisición de clientes y a recaudar fondos. Por otro lado, las incubadoras apoyan a las startups en sus primeros pasos, ofreciendo redes de contactos, mentoría y, en algunos casos, infraestructura empresarial.
En España existen varias entre las que destaca Seedrocket, la primera aceleradora de startups de base tecnológica creada por Jesús Monleón y Vicente Arias en España en el año 2008.
Como mencionamos en ediciones anteriores, el concepto crowdfunding consiste en poner en contacto a los emprendedores que necesitan financiación con diferentes inversores que quieran apostar por la empresa. Normalmente, este tipo de procesos se llevan a cabo de forma ‘online’ a través de diferentes plataformas en las que se describe el proyecto, la cantidad necesaria, el beneficio que saca el inversor si lo hubiera, etc.
Los inversores pueden recibir beneficios de dos formas distintas: interés por el capital prestado (lending) o a cambio de acciones de la empresa (equity).
La financiación desempeña un papel crucial en la industria tecnológica, donde los productos y servicios requieren grandes cantidades de fondos para mantenerse actualizados y competir en un mercado en constante cambio.
Pero, ¿cómo se benefician las instituciones o personas que invierten ese capital? Si bien los emprendedores pueden recibir fondos para desarrollar el negocio, es importante recordar que esto suele diluir su participación en la empresa, ya que los inversores obtienen una parte de las acciones de la empresa en función de su valoración. De esta forma, los inversores podrán vender sus participaciones en el futuro esperando una valoración más alta.
Sin embargo, la financiación externa no es la única solución para crear un producto tecnológico. Muchos emprendedores eligen el camino de la financiación propia y el uso de solo los recursos existentes, como ahorros personales, equipo personal de computación, y un espacio de garaje, para empezar y hacer crecer una compañía. De esta forma, hacen crecer su negocio quizás a un ritmo más lento pero sin la necesidad de perder participación en la empresa. Este método se conoce por su término inglés como bootstrapping.
¡Esperamos que este número de Hablando de dinero os haya aportado un conocimiento extra acerca de cómo las startups pueden alcanzar tasas de crecimiento impresionantes!
¿Se te ocurre alguna forma alternativa de financiación? ¡Compártela con nosotros en los comentarios! 👀
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