Necesitamos Soñar
La investigación muestra que soñar no es sólo un subproducto de la acción de dormir, sino que cumple funciones importantes en nuestra calidad de vida.
Frecuentemente escuchamos historias de personas que han aprendido de sus sueños o que han sido inspiradas por ellos. Piensa en la historia de Paul McCartney de cómo, según cuenta, su exitosa canción “Yesterday” llegó a él en un sueño o de la construcción inspirada en los sueños de Dmitri Mendeleev de la tabla periódica de elementos.
Pero, aunque muchos de nosotros podemos sentir que nuestros sueños tienen un significado especial o un propósito útil, algunos científicos son escépticos de esta afirmación. En lugar de ser heraldos de la creatividad o algún tipo de mensaje de nuestro inconsciente, algunos científicos han considerado que soñar es una consecuencia involuntaria de dormir, un subproducto de la evolución sin beneficio.
Sin embargo, también se ha demostrado desde hace un tiempo que un sueño más corto está ligado a enfermedades peligrosas, como enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Existe una creciente evidencia de que la falta de sueño conduce a un mayor riesgo de obesidad y enfermedades como el Alzheimer. Los grandes estudios de población reflejan una triste verdad: cuanto más corto sea su sueño, más corta será su vida. No sólo eso, dormir nos ayuda a aferrarnos a nuestros recuerdos y aprender hechos y habilidades más rápido, por lo que es importante para todos, incluidos bebés, estudiantes, atletas, pilotos y médicos.
Mucho de esto está delineado en el libro Why We Sleep del Dr. Matthew Walkerque, el cual resume muchos hallazgos sobre el sueño y su función en nuestras vidas.
Pero, ¿qué hay de soñar? ¿También tiene un propósito?
Investigaciones recientes de la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida en neurociencia y el trabajo de otros científicos, han demostrado que los sueños pueden tener una función muy importante para nuestro bienestar. Éstas son las dos formas principales en que los sueños nos ayudan.
Soñar es como una terapia nocturna
Se dice que el tiempo cura todas las heridas, la investigación sugiere que el tiempo que transcurre en los sueños es lo que sana. Los periodos de sueño REM (Rapid Eye Movement, en inglés) parecen aliviar el doloroso sufrimiento de los episodios difíciles, incluso traumáticos y emocionales experimentados durante el día, y además ofrecen una resolución cuando se despierta a la mañana siguiente.
El sueño REM es el único momento en que nuestro cerebro está completamente desprovisto de la molécula noradrenalina que desencadena la ansiedad. Al mismo tiempo, las estructuras emocionales y relacionadas con la memoria del cerebro se reactivan durante el sueño REM mientras soñamos. Esto significa que la reactivación de la memoria emocional se está produciendo en un cerebro libre de una sustancia química esencial para el estrés, que nos permite volver a procesar las memorias molestas en un entorno más seguro y tranquilo.
¿Cómo sabemos que esto es así? En un estudio en del centro de sueño del Dr. Murray Raskind, los participantes, adultos jóvenes sanos, se dividieron en dos grupos para observar un conjunto de imágenes que inducen emociones, mientras se encontraban dentro de un escáner MRI. Doce horas después, se les mostraron las mismas imágenes emocionales, pero para la mitad de los participantes las doce horas eran el mismo día, mientras que, para la otra mitad, las doce horas estaban separadas por una noche de sueño.
Los que durmieron entre las dos sesiones informaron una disminución significativa de la emoción que sentían al ver esas imágenes nuevamente, y sus imágenes de resonancia magnética mostraron una reducción significativa de la reactividad en la amígdala, el centro emocional del cerebro que crea sentimientos dolorosos. Además, intervino la corteza prefrontal, la parte racional del cerebro, ayudando a mantener una influencia amortiguadora sobre la reactividad emocional. Por el contrario, aquellos que permanecieron despiertos durante el día, no mostraron tal disolución de la reactividad emocional con el tiempo.
Eso, en sí mismo, no dice nada sobre el papel de los sueños. Pero fue registrado el sueño de cada participante durante la noche intermedia entre las dos sesiones de prueba, y se descubrió que la actividad cerebral específica reflejaba una disminución en la química cerebral relacionada con el estrés durante el estado de sueño, lo cual determinaba el éxito de la terapia nocturna de un individuo a otro.
Soñar tiene el potencial de ayudar a las personas a disminuir la reactividad emocional, probablemente porque el contenido emocional de los sueños se combina con una disminución de la noradrenalina cerebral. El apoyo a esta idea provino de un estudio realizado por el Dr. Murray Raskind en veteranos con trastorno de estrés postraumático, que a menudo sufren pesadillas debilitantes. Cuando se le administró el medicamento Prazosin, un medicamento que reduce la presión arterial y también actúa como un bloqueador del estrés cerebral llamado noradrenalina, los veteranos en su estudio tuvieron menos pesadillas y menos síntomas de TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) que los que recibieron un placebo. Estudios más recientes sugieren que este efecto también se puede mostrar en niños y adolescentes con pesadillas, aunque la investigación sobre este tema aún está en su infancia.
La evidencia apunta hacia una función importante de los sueños en: ayudarnos a eliminar el sufrimiento de nuestras experiencias emocionales dolorosas durante las horas que dormimos, para que podamos aprender de ellas y continuar con nuestras vidas.
Cinco formas para mejorar tu sueño
Así que asegúrate de obtener bastante sueño, mientras dejamos abierta la posibilidad de ser médicamente tratados de ser necesario, aquí están algunos simples consejos para mejorar tu experiencia de sueño:
- Asegúrate que tu habitación está obscura y que no estás mirando fuentes de luminosas de luz, como por ejemplo televisiones, pantallas de computadoras y teléfonos celulares, al menos una o dos horas antes de ir a la cama. Puedes incluso si lo deseas comenzar oscurecimiento ciertas partes de tu casa en la tarde, de tal manera que te ayuden a estimular la somnolencia.
- Ir a la cama y despertarse a aproximadamente a la misma hora cada día. Esto ayuda a señalar a tu cuerpo un periodo regular para estar dormido. Dormir mucho en los fines de semana, no es el camino para compensar la pérdida de sueño durante la semana. Los periodos de sueño deben ser regulares.
- Mantener la temperatura en tu casa cómoda durante la noche, alrededor de los 20 grados centígrados, incluso si la tienes que enfriar o calentar, enviará la señal a tu cerebro de que es hora de ir a dormir.
- Sí tienes problema para conciliar el sueño, o despiertas en la noche con sentimiento de inquietud, no te quedes en la cama despierto. Ello enseña a tu cerebro a que tu cama no es un lugar para dormir. En lugar de hacer eso levántate y vete a otra habitación y lee un libro, con el resto de la habitación en obscuridad. Cuando la somnolencia regrese ve de vuelta a la cama. No enciendas tu computadora, tableta o teléfono celular. Estudios sugieren que lo anterior ayuda a las personas a conciliar el sueño más rápido, y también mejora la calidad del mismo.
- No tomes cafeína o alcohol por la tarde. Ambos interfieren con el sueño manteniéndote despierto o estimulado con frecuentes despertares durante la noche.
Recuerda que el buen sueño no es sólo la actividad más eficaz que podemos realizar para el descanso y salud física de nuestro cerebro; también potencia nuestra capacidad creativa y gestión emocional. Estar consciente de estos hechos nos permitirá revalorar el papel del sueño en nuestras actividades, fortaleciendo así las bases para… Vivir con Sentido.
***
Artículo publicado en El Semanario el 8 de noviembre de 2017.