NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DENTRO DE LAS BACRIM, VICTIMAS Y VICTIMARIOS.

“El buen combatiente” no llora, no fraterniza, no cuestiona sus propios

motivos, ni cuestiona la autoridad de un comandante, no se pregunta por el

impacto del dolor que causa, ni por el efecto que tiene la violencia de la que

participa la sociedad” (Springer, 2012, p.168).

NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DENTRO DE LAS BACRIM, VICTIMAS Y VICTIMARIOS.

¿Qué es una BACRIM y como reclutan niños y adolescentes?

    Las BACRIM son organizaciones delictivas que se crearon bajo el mandato de un ex presidente colombiano, luego de que el grupo paramilitar las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizara. A estas organizaciones les precedieron los dos carteles de narcotráfico más importantes de Colombia: el cartel de Medellín y el cartel de Cali, luego  siguieron las organizaciones de tráfico de drogas (OTD), que nunca tuvieron la misma estructura, dinero e importancia.

    Las BACRIM hoy en día se lucran de la comisión de delitos como: trata de personas, extorsión, microtráfico, minería ilegal, contrabando y sicariato, entre otros.    Actualmente, ya no se les considera organizaciones delictivas, sino una red criminal con presencia en diferentes zonas geográficas cuyas estructuras ya no solo delinquen en Colombia, sino que se volvieron transnacionales desde que trabajan para criminales de otros países, bien sea a través del lavado de activos y/o el control del transporte de sustancias estupefacientes y psicotrópicas.

    Las BACRIM también están integradas por miembros que pertenecieron a las fuerzas de seguridad de Colombia y que tienen la capacidad de realizar actividades militares y otras como el manejo de explosivos y armamento especializado. Ha sido sumamente complicado combatir y acabar con esta red delictiva porque tienen la pericia de llegar hasta las instituciones públicas más importantes de Colombia y corromper a cualquier funcionario.

¿COMO RECLUTA UNA BACRIM A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES?

     El proceso de reclutamiento dentro de las comunidades se hace a través de un familiar vinculado a estos grupos al margen de la ley o por búsqueda directa de algún miembro. En las comunidades siempre hay un líder reconocido y aceptado como autoridad de hecho, que impone formas de "autogobierno". Esto ocasiona que existan fronteras invisibles, territorios marcados por actores armados de la criminalidad en diferentes zonas. Las personas que no son aceptadas son expulsadas de su comunidad y no pueden volver. Esta situación es más frecuente de lo que se piensa.

    Los niños y adolescentes reclutados tienen sentimientos de venganza, frustración, miedo, y no dimensionan emocionalmente lo que significa la comisión de hechos punibles. Es impresionante observar cómo en Colombia cada grupo familiar ha sido víctima directa o indirecta del conflicto armado. Niños, niñas y adolescentes manifestaron haberse vinculado a las BACRIM por venganza o porque consideraban el ingreso a un grupo armado ilegal como una opción laboral conveniente. Por lo tanto, no se puede negar que el conflicto armado en Colombia sigue revictimizando a niños y adolescentes tanto o más que a los adultos.

    El reclutamiento de menores de edad es una forma de control y ejercicio de poder realizada por grupos armados en comunidades donde la violencia ha generado que los espacios transitables sean delimitados y que los miembros de estos grupos decidan quiénes pueden traspasar estas fronteras. Además, el fin es diferenciar de otros grupos armados áreas de permanencia y operación. Las familias han aceptado tener al menos algún familiar o amigo dentro de estos grupos, por lo que se puede deducir que muchas de ellas ya estaban siendo afectadas por la violencia cuando algún niño o adolescente fue reclutado.

    Un miembro del grupo armado tiene la función específica de reclutar; esta es asignada de acuerdo al rango. Este reclutador recibe una contraprestación por cada niño o joven reclutado. El proceso en los jóvenes es progresivo: en primer lugar, se aspira a que el niño o adolescente se sienta en confianza, para lograrlo, se les otorgan pequeños incentivos. Posteriormente y de forma progresiva, van adquiriendo tareas de  mayor responsabilidad. Progresivamente, el reclutador aumenta el nivel de responsabilidad en las tareas: les ordena hacer mandados(diligencias), bajar remesas (dinero), llevar razones (información) y hacer llamadas. Con el tiempo, adquieren más responsabilidades que se concentran en el manejo y transporte de minas y explosivos, el ensamblaje e instalación de minas antipersona, actividades de inteligencia, logística, milicia y traslado de víveres y alimentos.

       El reclutamiento no es un hecho aislado ni aleatorio, sino una de las tantas formas de crimen organizado en Colombia, así como una violación sistemática de los derechos humanos de niños y adolescentes. Por lo cual, esta práctica es considerada como un crimen colectivo. La pobreza, la exclusión social, la abstención escolar y el margen de un nivel de vida adecuado generan hoy en día situaciones de violencia y criminalidad que parecen indetenibles. Estas situaciones han sido asimiladas por el individuo como una forma de “trabajo” y de “supervivencia” dentro de espacios donde la anormalidad se legitima, correspondiendo así a patrones que se encuentran al margen de la ley y de los valores comunes en una sociedad que no debería ser tan perversa. Además, el proceso de reclutamiento por bandas criminales tiene matices oscuros y sombríos. Los niños y adolescentes reclutados experimentan un cambio nefasto en su proceso de socialización porque la única opción que les queda es la de apropiarse de patrones morales que sirven como contención a los dolores que se derivan del conflicto y de ir en contra del status quo de la sociedad.