Ordinarios pensamientos de un extraordinario emprendedor
Capitulo XX: Madrugada 3:00 am
Después de algunos días de haber sido invitado al “Le club du livre fumeé”, el joven emprendedor y el Buen Chad sabían claramente que al haber sido invitados tenían la posibilidad de aprender de los mejores aventureros del mundo, de poder convivir con ellos, hacerles preguntas y más. Pero para lograr eso debían destacar de los demás invitados y eso tenía muy nervioso al joven emprendedor, quien para calmar esos sentimientos se puso a cocinar su platillo favorito: unos deliciosos tacos de bistec acompañados de queso fundido, cebolla y nopales asados, junto con un postre de pie de queso.
“Estos platillos que cocinas son muy deliciosos, deberían ser compartidos con los demás aventureros”, le comentó el buen Chad al joven emprendedor.
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“¿Crees que les guste? Yo no cocino como un experto, son recetas caseras para calmar mi hambre”, respondió con un claro nerviosismo el joven emprendedor.
“Claro, he investigado y gran parte de los residentes acepta probar gastronomía de lugares extranjeros, les gusta mucho probar nuevos sabores”, compartió el buen Chad.
Y así fue como los dos aventureros decidieron que sería la mejor manera de mostrar su gratitud por haber sido invitados al club. A pesar de ser de madrugada, el joven emprendedor cocinó una gran cantidad de comida para compartir en el “Le club du livre fumeé”. El reloj marcaba las 3:00 am al momento de lavar el último traste utilizado para cocinar, y en ese momento, el joven emprendedor compartió un pensamiento con el buen Chad: “El haber cocinado como lo hicimos hoy para los pueblos del norte ha sacado las raíces más profundas de mi educación. Me ha recordado de dónde vengo y es algo para estar orgulloso. Cada ser humano es un individuo diferente, sí, pero comparte actitudes, comportamientos o creencias con otras personas dependiendo de su lugar de origen. Al emprender una aventura, con cada acción que damos día a día en los lugares que visitamos, mostramos de dónde somos. Demostramos que somos de un lugar diferente pero que compartimos cualidades que nos pueden unir a pesar de una historia de origen diferente. Y cuando un foráneo o un extranjero acepta, comprende y experimenta las mismas emociones con las experiencias compartidas, es cuando uno se vuelve mensajero y trascendente”.