¿PODRÍAS AFRONTAR UNA INVESTIGACIÓN DE HOSTIGAMIENTO SEXUAL?
Ayer se ha incorporado una nueva practicante a tu equipo, y le has dado la bienvenida hablándole de la compañía, de la oportunidad de apoyarla en lo que considere pertinente, de tu política de puertas abiertas y que es tu costumbre de primer día de trabajo almorzar en el comedor de la empresa con el nuevo personal para aprovechar ese espacio para intercambiar opiniones, conocerse un poco, conversar sobre la cultura, la trayectoria y las formas de la empresa. Ella te ha dado las gracias a todo, pero que prefiere almorzar con los demás miembros del equipo.
Al día siguiente la practicante se ha cambiado el color del cabello, te la encuentras en el ascensor de la compañía, le comentas que te has percatado del cambio, y que le queda muy bien. Ella no responde el comentario y mira a otro lado, sin responder. No entiendes lo que ha sucedido, por eso prefieres no decir nada, pero te quedas algo preocupado. Ya es algo tarde y como su estación de trabajo está frente a tu oficina sabes que ella se ha retirado hace poco, pero te das cuenta que ha dejado su billetera sobre el escritorio. Decides llamarla a su teléfono pensando que tal vez tenga problemas para pagar el transporte, pero no te responde. Lo intentas un par de veces más, pero sin éxito. Guardas su billetera en el cajón.
Recibes una llamada de Recursos Humanos muy temprano, al siguiente día. Requieren tu presencia con urgencia. De manera solemne te entregan un documento e indican que tienes una denuncia de hostigamiento sexual. Te entregan una copia y te explican un protocolo de comportamiento que debes seguir a continuación pero que no alcanzas a entender, te piden una primera explicación sobre lo ocurrido, que escuchan atentamente y anotan a conciencia. Te brindan un plazo para recibir tus descargos formales. Refieren que el proceso a continuación será confidencial, pero que requieren también el testimonio de otras personas (testigos), así que hablarán del hecho con practicantes, otros trabajadores de tu equipo, de otros equipos y eventualmente de clientes si lo consideran pertinente.
Ha trascurrido poco más de una hora y aun no logras salir de tu asombro, por ello hablas del hecho con un amigo de la oficina para intentar escuchar en el eco de tus palabras alguna explicación de lo que sucede, pero sucede que el término “hostigamiento sexual” le activa inconscientemente múltiples alarmas que lo colocan en una posición digamos que "poco empática". Casi te deja hablar, pero te suelta un rollo que aterriza, entre otras cosas, en el hecho de que tiene un par de hijas y que haría lo que sea por protegerlas. No sabes qué más decirle, así que te despides. Sientes que sería en vano explicarle lo que ha pasado. Estas seguro que persona que tanto aprecias te ha incluido en un grupo de seres perversos a quienes tú también detestas sin otorgarte el beneficio de la duda.
Ahora tienes miedo de compartir lo ocurrido con tu familia porque temes que te juzguen sin escucharte… y porque, además, no tienes ni la menor idea de qué les puedes decir. Ordenas mentalmente lo ocurrido, aunque "en otro color". Es cierto que la invitaste a almorzar, le hablaste de su apariencia y se incomodó, la llamaste fuera de horas de trabajo. Otras cosas te parecen increíbles y "sabes" que no son ciertas (al menos para ti, aunque a lo mejor sí para ella), por ejemplo ese comentario de que siempre la estás observando desde tu oficina, que intentas subir y bajar del ascensor cuando está ella, que alguna vez la has mirado de una manera que la ha hecho sentir “incómoda”. Por si todo ello fuera poco, recuerdas que les has dicho a RRHH que ayer abriste su cajón para dejar su billetera, y ellos te han preguntado si lo correcto no era alertar a seguridad para que colocase el objeto en custodia, y si consideras pertinente acceder a espacios privados de tu personal, como a su cajonería, por ejemplo, sin su consentimiento.
Este excesivo relato pretende acercarnos al tema del hostigamiento sexual desde una perspectiva diferente, la de aquella persona que puede sentirse dañada tanto emocionalmente y/o en su reputación al ser involucrada en un proceso de investigación. El asunto de fondo es real, ya que no en todos los casos de hostigamiento se descubre la culpabilidad de quien es investigado. No hay aun estadística al respecto (solo se reportan los casos donde efectivamente ocurre hostigamiento, e incluso de ellos aun no hay un reporte oficial en el Perú), pero la lógica y la experiencia nos lo demuestran. ¿Hasta qué punto es realista hablar de confidencialidad cuando debes entrevistar testigos, buscar evidencias, etc.? ¿de qué manera podemos abordar a profundidad una investigación y, al mismo tiempo, asegurarnos de no dañar a nadie en el camino? ¿qué protocolo debemos seguir cuando culminamos una investigación y el resultado no se condice con la denuncia? Son muchas más las interrogantes y aun poco lo escrito. Artículos e investigaciones respetables, publicaciones, manuales, podcasts y la voz muchos especialistas aportan con regularidad un sinnúmero de casos aquí y en el mundo, procedimientos y planteamientos sobre lo que debemos hacer para proteger a la víctima, pero hay poco sobre ese otro elemento, que forma parte de la ecuación.
No tengo manera de expresar con palabras lo importante que resulta para una persona hostigada sexualmente el ver que su empleador decide apostar por hacer una investigación honesta, franca y “valiente”. Pero en la misma línea de pensamiento, tampoco me es posible dimensionar el efecto psicológico y emocional que puede tener en una persona el ser convertido en “hostigador sexual” producto de una denuncia y no de una investigación.
Este tema está muy lejos de haber sido abordado de manera completa, e imagino que puede resultar polémico, pero sólo si colocamos todos los elementos relevantes en discusión, incluyendo en la balanza también aquellos que no son regularmente comentados por los expertos, estoy seguro de que podremos avanzar con un enfoque más potente, claramente orientado un ambiente libre de hostigamiento. Depende de todos nosotros. Bienvenidos sus comentarios.
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5 añosLos tiempos han cambiado y las actitudes de antes ya no son la de ahora, el articulo detalla una serie de acciones que se puede poner de ejemplo sobre que no hacer cuando se tiene un puesto de poder como llamar fuera de hora, hacer comentarios sobre la imagen, abrir un cajón de otra persona, lo mejor es seguir siempre las políticas de la empresa sin que esto signifique afectar el clima laboral o la confianza en el equipo