Políticas macroprudenciales: un camino para la prevención de crisis financieras

Luego de la pasada crisis financiera global del 2008, se ha generado consenso en torno a la idea de la regulación financiera a través de las políticas macroprudenciales. Sin embargo, en la actualidad, aun no existen normas acordadas que puedan ser aplicadas a nivel internacional. Según el FMI, una política macroprudencial es “aquella que usa instrumentos macropudenciales para prevenir la acumulación de riesgos sistémicos, limitando de esta manera su incidencia sobre la economía real a través de posibles interrupciones en la provisión de servicios financieros”. A su vez esta institución define el riesgo sistémico como “el riesgo de interrupción en la provisión de servicios financieros causada por deficiencias de una parte o de la totalidad del sistema financiero que puede tener un efecto importante en la actividad económica”.

Existen dos objetivos principales de las políticas macroprudenciales: contribuir a frenar el desarrollo de riesgos sistémicos que afectan al sistema bancario de los países, y, por otro lado, fortalecer la solvencia de las entidades, normalmente bajo la construcción de unos colchones de capital que permitan proteger a los bancos en caso de la materialización de estos riesgos. Dicho esto, es pertinente caracterizar algunos de los más importantes instrumentos de política macroprudencial[1]:

·      Colchón de Capital Anticíclico: tiene como objetivo asegurar que el sector bancario en su conjunto cuente con una reserva de capital que se acumule en la fase alcista del ciclo y que en la bajista permita absorber pérdidas y estabilizar el flujo del crédito en la economía.

·      Colchones de capital para instituciones de importancia sistémica: se exige un colchón adicional de capital a las entidades de mayor importancia mundial y nacional para reducir las externalidades negativas sobre el conjunto del sistema bancario. Cabe destacar que, las entidades de importancia sistémica mundial y nacional son escogidas con umbrales de corte cuantitativo según las prioridades internacionales y de cada país.

·      Otros instrumentos: son de uso opcional y permiten complementar los instrumentos ya descritos para cubrir mejor las amenazas potenciales para el sistema.

La estabilidad financiera en sentido amplio abarca el crecimiento del crédito y del precio de los activos[2]. Es por ello que, la política monetaria está estrechamente ligada a las políticas macroprudenciales, debido a la estrecha relación entre la estabilidad macroeconómica y financiera. Además, es bien sabido que el manejo de las tasas de interés oficiales por parte de los Bancos Centrales de los países tiene efectos cruzados. Por lo que, esta interconexión macrofinanciera apunta a la necesidad de coordinar ambos tipos de política.

Que la crisis actual se convierta en una crisis financiera parece ser inminente para algunos países de la región, lo que causa la prolongación intertemporal de los actuales shocks provocados por la pandemia y generará mayores costos irrecuperables para las economías. En consecuencia, es necesario el apoyo por parte de los organismos multilaterales en el desarrollo y la aplicación de instrumentos macroprudenciales que permitan mitigar en gran medida los riesgos sistémicos producto de las crisis, como por ejemplo la actual.


[1] Mencía, J., & Salas, J. S. (2016). Política macroprudencial: objetivos, instrumentos e indicadores. Documentos ocasionales-Banco de España, (1), 1-28.

[2] De Gregorio, J. (2012). Los flujos de capital y la interacción entre la política macroprudencial y la política monetaria.



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