Productividad: visualizá tu día de mañana

Soy una persona bastante estructurada (la estabilidad me da paz). Sin embargo, una de las contadas cosas constantes en la vida es el cambio, un factor que tenemos que aceptar. 

Clásicamente, uno llegaba al trabajo a la hora acordada contractualmente, realizaba su tarea, terminaba su turno, y se iba a su casa. Estaba bien separado el trabajo del resto de la vida. Sin embargo, en algunas industrias (como la de desarrollo de software) la misma tecnología fue cambiando esa realidad. Lo primero fue abrir el mail desde tu computadora personal casera. Luego aparecieron los smartphones, y con ellos la posibilidad de ver el mail u otras aplicaciones como chats empresariales desde cualquier lado. Luego, con el auge del trabajo remoto acrecentado por la reciente pandemia, todo cambió.

Arrancar y cerrar el día en un horario fijo es prácticamente imposible. Separar la vida profesional de la vida personal (algo que para algunos puede tener sentido), para mí no es necesario. Y es que somos la misma persona durante todo el día: la cabeza sigue funcionando todo el tiempo, trayendo situaciones laborales a la conciencia fuera del horario laboral, sobre todo cuando atravesamos situaciones difíciles. 

El contexto que nos está dejando la pandemia es uno donde este escenario se vuelve todavía más profuso. Y pienso que podemos sacar lo mejor de la alternancia entre la vida personal y laboral. Eso sí: siendo algo metódicos para poder estar a gusto y no defraudar a nadie! 

Algunos tips, costumbres y hábitos para mantenernos productivos y sanos 

Hacer deporte

El deporte es la mejor herramienta que tenemos para mantener nuestro cerebro ágil, lleno de sangre. No se trata de hacer rompecabezas o juegos mentales como se suele creer: nuestras avanzadas capacidades cognitivas se desarrollan en el contexto de elevada actividad física. 

A muchos les aparecen ideas mientras se duchan, o mientras duermen. A mí también, pero mientras entreno habitualmente surgen en mi mente muchas acciones a tomar en el marco laboral. El deporte es mi musa inspiradora.

Trackear tareas y deadlines a.k.a no fallarle a nadie

Algo que me sirve mucho es anotar todas las tareas con sus fechas límites como recordatorios en el calendario. No me gusta fallarle a nadie, y tampoco me siento cómodo dejando cosas en mi mente, porque no es infalible. Esto también nos da estabilidad mental, ya que sabemos que nuestros compromisos están en un lugar rápidamente accesible, y hacen que nuestra mente se pueda concentrar en resolver problemas, algo que no podemos delegar a la tecnología. 

Amasar las decisiones

Muchas veces dejo decisiones pendientes para el otro día, las pienso con la almohada. El principio lean de tomar decisiones lo más tarde posible, mientras el contexto lo permita, es genial porque hace surgir nuevos enfoques, nueva información, y nuevas realidades que pueden darle más calidad a nuestras decisiones: mientras pasa el tiempo, vas amasando las decisiones en el background de tu mente. No hay que apurarse si no es necesario. Eso sí, anotate en tu calendario el deadline para no olvidar tus decisiones pendientes.

Visualizar los próximos días

Todas las noches después de cenar, mientras anoto mis entrenamientos del día en mi diario y me relajo en el sillón, también reviso mi día laboral de mañana y los siguientes, y los planifico. Incluso los domingos. Tal como cuando visualizo mis competencias y las planifico -soy corredor- , visualizo y ordeno mis futuras obligaciones laborales. Reviso recordatorios, reuniones, tareas, etc. Entre otras cosas, también me preparo el desayuno del otro día: me gusta irme a dormir con todo lo más posible hecho!

Programar mensajes o “no invadirás a colegas y clientes cuando sabés que no están trabajando” 

Amo programar emails o chats (estas nuevas funciones que te permiten escribir algo pero enviarlo en un momento que vos seteás). Estamos con el celular todo el día, recibiendo correos, chats, etc. No tiene sentido enviar algo a las 19 hs que tu receptor va a leer posiblemente, pero no va a poder accionar sobre ese mensaje hasta el otro día. Me parece una falta de respeto demandar tiempo extra laboral de la otra persona. Si uno trabaja fuera del horario habitual, y no necesita que el receptor vea el mensaje en el instante que uno lo escribe, lo mejor es programarlo para que lo reciba durante la mañana siguiente.

Armar planes de acción

En tiempos turbulentos, dejo por escrito mi plan de acción. Recuerdo que en momentos en que pasé por situaciones laborales complejas, no podía dormir porque me invadían  pensamientos, acusaciones, pendientes, emociones, ideas... todo como un enjambre de abejas en mi cabeza. Y la táctica ahí era levantarme y anotar mi plan de acción: cómo atacar los problemas, con quién charlar cada cosa. En síntesis, sacar todo eso de mi mente, dejarlo en un lugar seguro, y poder proceder con el descanso que necesitaba.

Las vacaciones son vacaciones

En licencias, sean días libres o vacaciones, me desconecto completamente: desactivo la sincronización del email, la agenda en el teléfono, y aviso a la gente con la que trabajo que me contacte por WhatsApp por urgencias. No leer el email laboral en vacaciones es saludable y necesario para desenchufarnos de la rutina. 

Lamentablemente, los regresos de vacaciones son generalmente complejos, con muchas situaciones a atacar, y generan bastante estrés hasta volver a acomodarnos de nuevo. En algunas ocasiones, para allanar el día de regreso, suelo revisar todos los mails y me acomodo las prioridades la noche anterior, buscando ser más efectivo en mi primer día; aunque últimamente no hago esto para extender el tiempo de desconexión lo más posible, y me preparo para afrontar un día exclusivamente para tratar temas laborales sin realizar actividades personales.

Menos es más

Soy muy bueno para manejar el día a día, pero entiendo me falta experiencia para manejarme estratégicamente con planificación a largo plazo en temas laborales e incluso de mi carrera profesional. Tuve épocas donde era muy ambicioso y me enfocaba en sumar títulos, certificaciones, cursos, para mejorar mis posibilidades laborales, de crecimiento y reconocimiento; pero descuidaba otras cosas de mi vida que me hacían pleno o feliz, y por esto los resultados no eran los esperados. 

A veces (o en realidad, casi siempre) menos es más. Dejar fluir y hacer lo que nos hace bien puede fortalecernos personalmente, actitudinalmente, y hacernos rendir mejor profesionalmente. 

Manifestar lo que sentimos

Yo antes era muy inseguro, me guardaba las cosas. Pero de a poco, y perseverando, conseguí manifestar lo que pienso, levantando riesgos y expresando aquello que no me parece correcto. Suelo atacar los temas ni bien surgen y hablar con las personas ni bien puedan: soy de los que prefiere tener el calendario despejado y convocar a las personas cuando surja algo para charlar. Trato de explicar el contexto, dar detalles, preguntar si entendieron para asegurarme que quede todo claro. Por suerte, trabajo en un lugar donde esto es bienvenido y logré la confianza en mí mismo como para dejar mis miedos de lado.

Basta de escribir: vamos a hacer

Para terminar, me gustaría alentar a quienes lean esto a confiar en sí mismos, en su voz interior y en su estómago ya que, como sabemos, la razón está sobrevalorada: todas las decisiones son emocionales. Sean osados, mientras sea en el marco del respeto. Den su opinión, que puede ser válida para destrabar situaciones complejas. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero de a poco se puede poner en práctica. 

Si vos tenés recomendaciones o cosas que hacés que puedan sumar, te invito a que las compartas. ¡Buena vida!