¿Qué hacer cuando llega la adversidad?
Todos tenemos problemas alguna vez en la vida, por más que tratemos de pensar de forma positiva y tengamos casi todas nuestras bases cubiertas, algo aparece.
Podemos cuidar nuestra alimentación y hacer ejercicio y aun así enfermar. Podemos trabajar juiciosamente y aun así tener una quiebra económica.
Podemos ser cautelosos en el amor y fijarnos muy bien en dónde ponemos nuestro corazón y aun así, experimentar una ruptura afectiva.
Son los gajes del oficio de estar vivos. Y muchas veces, estos contratiempos son de vida o muerte o la muerte misma.
Lo que sí es cierto, es que nos mueven el piso, nos dejan sin bases, nos cogen por sorpresa y nos dan tres vueltas y no sabemos qué hacer, como seguir. Muchas veces nos retiramos en soledad, otras veces nos deprimimos, nos estancamos y experimentamos el vacío existencial, la tristeza profunda, se nos quitan las ganas de vivir literalmente.
¿Qué hacer cuando llega la adversidad?
Lo primero es parar. No continuar con el ritmo vertiginoso de la vida sino hacer un alto. Un alto con propósito, no un alto sin más. Un alto para ver con los ojos y con el corazón, qué es lo que ha pasado. Analizar la situación, ver los pequeños detalles. Acallar la vida, hacer silencio y reflexión para poder conectarnos con la situación. No taparla y seguir adelante como si nada. No es un pasar la página así no mas, porque tarde o temprano, la vida se encargará de hacernos parar y poner atención y responder. Al darnos un espacio y un tiempo de calidad podremos conectar con nuestra intuición, que es la que nos llevará a tener la claridad necesaria en toda la situación.
Lo segundo es aceptar. Es decir, hacer consciencia de lo que está sucediendo, analizar las causas y las consecuencias. También es mirarnos interiormente y ver nuestras responsabilidades, lo que nos ayudará a no cometer el mismo error dos veces. Esta aceptación no es resignación, sino es una escucha activa y una consciencia creativa que nos lleva a proponer soluciones y alternativas en caso de ser posible y en caso de no poderse solucionar el problema, nos ayudará a tener herramientas para afrontar mejor la situación, cuidarnos mejor, lograr ver el bien que surge de la tragedia, tomar decisiones con sentido.
Lo tercero es actuar. Y aquí es donde se produce el cambio. Es poner a trabajar la voluntad tomando las decisiones efectivas que nos lleven a poder decir sí a la vida a pesar de todo. Es con humildad reconocer y pedir ayuda y dejarse ayudar. Es poner manos a la obra primero con pasitos pequeños que irán obrando la magia. Nunca nada será igual que antes, pero sí es posible volver a encontrarle el gustico a la vida. Somos como ríos que siempre estamos en movimiento y constante cambio, así que la adversidad es otra experiencia de muchas en la vida que nos llevan a aprender, a ser diferentes y ojalá a ser mejores personas.
Te invito a reflexionar sobre estos pasos y si estas pasando por un momento difícil y crees que nadie puede ayudarte, date la oportunidad de ser curios@ y es muy posible que logres salir de esto y vivir de nuevo.