¡Que comience el espectáculo!

¡Que comience el espectáculo!


Ángel había pasado toda su vida en el equipo del circo, limpiando los desechos de los animales... Era un trabajo que requería algo especial, para gente tranquila.

Un día, la estrella del espectáculo pasó por donde trabajaba Ángel. “¿Alguna vez has pensado en jubilarte?” le preguntó.

"¡Qué!" Ángel respondió con una expresión de sorpresa en su rostro. “¿Y abandonar el mundo del espectáculo?”

Los reconocemos cuando los vemos: esas personas que son diferentes. Aman lo que hacen. Marcan la diferencia.

Piensa en esa persona que te saluda por tu nombre en tu bar de referencia. El cajero de tu super. La enfermera que te mira a los ojos y te brinda esas palabras de seguridad: sabes que está en buenas manos. Y el colega que no sólo demuestra cariño y empatía, sino que, lo que es más importante, irradia autenticidad.

No se trata sólo de lo que hacen, sino de quiénes son. Ellos creen. Y así continúa el espectáculo.

La mayoría de nosotros queremos creer que hay un pequeño Ángel que nos ayuda desde dentro de nuestro ser, ahí es donde encontramos esperanza, contexto y perspectiva. Pero si somos honestos, ¿creemos siempre en el camino, el propósito de nuestra organización e incluso en nosotros mismos?

Si no es así, nunca podremos transmitir fuerza, positividad y ánimo a los demás.

Esto no es algo que podamos subcontratar, sino que tenemos que hacerlo en persona, comenzando por nosotros mismos:

ü  ¿Tu crees? Da un paso atrás, sube un momento al balcón y planteate una pregunta esotérica y existencial. ¿Por qué haces lo que haces? Probablemente no pensamos en esto muy a menudo. Pero esta es la cuestión: si no creemos... nadie más lo hará.

ü  ¿Eres creíble? La gente puede identificarse con nosotros cuando somos auténticos y emotivos. Cuando hay luz entre nuestras palabras y nuestras acciones somos creíbles. Y esto no se puede fingir.

Pero seamos realistas: todos podemos perder la sincronización y la sintonía en ocasiones. Es el ruido de la vida. Sin embargo, cuando estamos en nuestro mejor momento, todos mantenemos el ritmo.

 ü  ¿Cómo irradias ánimo? No se trata de que otros crean en nosotros. ¡Se trata de que nosotros creamos en los demás!

 En un mundo donde que se zarandea, esto puede ser un trabajo duro. Creer en alguien es una expresión de confianza y una intención decidida.

 Aquí encontramos el momento de cierre del círculo cuando lo que creemos se transforma en lo que otros logran.

 Lo impersonal se vuelve personal. Es nada menos que la esencia del liderazgo: inspirar a otros a creer y permitir que esa creencia se convierta en realidad. De hecho, donde hay fe... hay espectáculo.

 Bienvenido al trabajo de nuevo y disfruta del nuevo curso!


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