No quiero ser así
Morawiecki, Orbán y Salvini, en Budapest

No quiero ser así

Es complicado elegir qué quiere ser uno en la vida. Cuando se es joven las dudas asaltan y al final la elección de un camino u otro depende de muchos factores. Es más fácil escoger lo que uno no quiere ser. A nivel político y de valores, creo que es sencillo posicionarse. La Unión Europea no es perfecta, nunca lo ha sido, pero la pandemia del coronavirus ha vuelto a demostrar que fuera de ella hace mucho frío. Es una frase que se ha repetido casi hasta la saciedad para poner en valor el papel de lo que nos une, que es mucho más que lo que nos separa.

Vivimos tiempos de mucha polarización. Y esa polarización no es solo las redes sociales o los mensajes que le puedan llegar a uno a través de Twitter. De hecho, eso es solo una consecuencia de algo mucho más grave: la erosión de la democracia. Precisamente por eso hay que darse cuenta de que ya tenemos muy cerca un par de ejemplos de cómo, si no se pone freno, esa erosión se puede convertir en una grieta que después será muy difícil de cerrar. ¿Acaso ese es el legado que queremos dejar a las generaciones que vienen?

Yo no quiero que nos convirtamos en Hungría o en Polonia, que tienen gobiernos inamovibles cuyo fin principal es acabar con la unidad europea a través del nacionalismo más rancio, del populismo más peligroso y de la xenofobia más alarmante. Se han convertido en referentes para una serie de partidos que ven en la labor de Viktor Orbán y de Mateusz Morawiecki la panacea política de nuestro tiempo. ¿Por qué? Porque defienden lo suyo. Pero es que yo, como supongo que otros muchos, no quiero que se defienda lo mío, sino lo nuestro. ¿Acaso perseguir al colectivo LGTBI, controlar los medios de comunicación, lanzar mensajes racistas o controlar a los jueces no son suficientes motivos para rechazar esa forma de hacer política?

La Unión Europea es todo lo contrario a lo que se proyecta desde Varsovia y Budapest en los últimos años. Dejarse arrastrar por el populismo (por el yo soy el pueblo y tú eres la élite) no lleva a ninguna meta positiva. Cuidado con caer en discursos que ya estamos viendo cómo funcionan. Cuidado con pensar que defender "lo mío" es mejor que defender "lo nuestro". Porque las democracias se hieren con mucha facilidad, pero las curas pueden tardar décadas.

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