Europa muta de piel

Vienen años muy movidos, fundamentales para el futuro de la UE: 2021, 2022, 2023 y en 2024 elecciones al Parlamento Europeo. Europa va a mutar de piel, aunque no lo haga del todo en cuanto a caras visibles. La Unión Europea va cambio de ser diferente a la que conocemos ahora, y menos mal, porque necesita dar pasos adelante en muchos aspectos. Pero los primeros giros pueden verse en lo que a liderazgos se refiere: Alemania, Francia y después España e Italia, con Hungría y Polonia de por medio pueden dibujar un panorama bien diferente al que comenzamos a ver entre 2017 y 2020. Quién sabe lo que pasará, pero lo dirán las urnas.

Alemania y Francia son el motor de la UE. Siempre lo han sido. Y de una forma o de otra siempre lo serán. Sin Merkel no cambiarán demasiado las cosas porque Alemania es demasiada Alemania, y un escenario sin Macron es ahora mismo poco realista. Ganará en 2022 salvo sorpresa mayúscula. Pero España e Italia tendrán mucho que decir, siempre y cuando sus electores apuesten por opciones verdaderamente europeístas: eso excluye de la ecuación a partidos populistas, nacionalistas y que prefieran una Europa anclada en el pasado en lugar de mirando al futuro.

Europa puede mutar de piel y de hecho debe hacerlo, porque ningún liderazgo es eterno, Pero los valores y la esencia de la UE tienen que seguir siendo los mismos. No hay que dar nada por hecho y los retos que se presentan van a exigir la mejor versión de la Unión. Visegrado pondrá negro sobre blanco para conducir al bloque hacia lo que considera lo mejor, que en realidad es un salto al pasado más rancio y oscuro. Y la mejor manera de 'competir' con esos discursos es impulsar más si cabe los valores de democracia, libertad y solidaridad. Si uno de ellos falla, la UE se asomará al precipicio.

La Unión Europea muta de piel. Lustro a lustro siempre lo ha ido haciendo y ha tenido que enfrentar crisis periódicas que la ha puesto a prueba. Pensar que después de dejar la pandemia atrás vienen tiempos tranquilos es un error mayúsculo. No se puede caer en el estancamiento, porque si el europeísmo mira para otro lado habrá planteamientos (excluyentes) que nos adelanten por la derecha. Europa, claro está, puede mutar de piel, pero los valores europeos son inalterables. Si ellos no somos nada, o somos otra cosa mucho peor.