Quizás a tu cuñado esto le encanta, a mí no.
Quizás soy un poco clásica, pero desde la pandemia esa expresión de “no, tranquila, no hace falta que vengas, lo hacemos por Video conferencia” me tiene un poco frita.
Esto es como si pudieras ahorrarte la cena de esta noche diciéndole a tu cuñado… “Mira, nos conectamos por Zoom y así me ahorro tener que volver a casa después de la cena”.
Bueno, quizás en el caso de la cena de Navidad, a más de uno le gustaría que se hiciera en Zoom, porque, claro, te pones la pantalla de fondo, pero no necesitas atender.
O, aunque tengas la cámara puesta, puedes ir haciendo otras cosas, fingir que estás escuchando la conversación entre la abuela y el primo que discuten de lo mismo que todos los años, pero en realidad estás buscando en Amazon unos nuevos guantes para esquiar porque pasado mañana te subes a los Pirineos.
¿Verdad que no tendría mucho sentido hacer la cena de Nochebuena online? No, claro. Porque representa que el objetivo de las cenas familiares es estar en familia, relacionarse, abrazarse, volverse a ver.
Es como si de repente nos volviéramos más humanos, recordáramos la esencia.
Por eso los anuncios de “vuelve a casa por Navidad” tocan tan hondo, porque no nos sirve solo con “hablar”, el ser humano necesita el contacto.
Y yo soy mucho de cuidar el mundo offline.
Sí, que el mundo online me ha dado muchísimas alegrías. Compartir por aquí con grandes profesionales y encontrar contactos, clientes y compañeros.
Que todo lo que ofrece el mundo online es casi ilimitado.
Pero ¿no te pasa que parece que el mundo fuera de la pantalla ha terminado?
Mi estrategia para mantenerme humana
Sí, desde la pandemia estamos tan acostumbrados a hacerlo todo detrás de una pantalla que parece que los negocios han perdido la esencia. ¿Nos hemos olvidado de que en realidad tratamos con personas?
Hemos perdido el foco, en realidad no, la esencia.
Por eso mi negocio tiene una gran parte fuera de la pantalla.
Me pasó hace poco en un networking. Conocí a un director general y le dije “si quieres, la semana que viene voy a tus oficinas y nos tomamos un café”.
Y él se sorprendió.
Primero porque sus oficinas no están en el centro de la ciudad, sino a las afueras, lejos, muy lejos.
Pero también se sorprendió porque “el desplazamiento no era necesario”.
Pues a mí sí me parece necesario. Es decir; dedico mucho tiempo a ir a eventos presenciales para conocer gente. No le veo ningún sentido a que, si te conozco 5 minutos en una reunión con otra gente, si quiero conocerte de verdad, que no dedique también el tiempo a “mimar” esta relación.
Y ¿lo mejor sabes qué es?
Que como la gente no está acostumbrada a que vayas a tomarte un café de carne y hueso, te recordarán.
Porque no les dices “la semana que viene hacemos una videoconferencia y charlamos”.
No, les dices “cogeré el coche y vendré a tomarme un café contigo. A conocerte a ti, a tu empresa”.
Y aunque esas visitas me quitan tiempo, porque, claro, ya no es solo conectarse a una sala, sino generar esas relaciones de verdad que son las que yo quiero para mi negocio.
No se trata solo de vender. Se trata precisamente de que cuando vas a ver a un director general a su despacho le estás demostrando que dedicarás el tiempo que haga falta a la relación. Aunque luego no te compre.
En realidad, no es ninguna estrategia. Es una manera de hacer que no se puede impostar. En general, yo soy así. Soy de visitar a la antigua usanza. De darte la mano y sentarme en tu despacho y charlar.
Y da igual que luego no quieras que yo te ayude con la optimización de costes, porque me recordarás por haber entrado en tu despacho en vez de darte una invitación impersonal online.
Si quieres empezar, empieza por aquí.
Hay algo que debes entender. En los negocios no se basa solo en conversar. Es decir; online puedes tener una conversación y cerrar una venta, por supuesto que sí, pero al final hay muchas cosas que se pierden.
Desde mi punto de vista hay varios aspectos que el mundo offline ofrece que el mundo online no.
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El “feeling”.
En el mundo online puede ser que interactúes con alguien en redes y creas que podéis encajar porque tenéis ideas y opiniones parecidas.
¿Cuántas veces te ha pasado que conoces a alguien después de un tiempo de hablar y te das cuenta de que en realidad no tenéis nada que ver?
En el mundo de verdad, el “feeling” se nota, se palpa. Es mucho más difícil equivocarse.
Por eso también me gusta ir a ver a mis clientes antes de que sean clientes, porque tanto ellos como yo debemos saber si realmente vamos a encajar. Y eso es algo que no se sabe con unas reuniones online. Tiene que ver con lo que te genera la persona que tienes delante.
No solo se trata de que yo te pueda ofrecer algo que le vaya bien a tu cuenta de resultados.
Se trata de que vamos a tener una relación profesional a largo plazo y el “feeling” para eso es importante, porque te da tranquilidad y te asegura de que cuando las cosas se pongan complicadas, como conectamos de una manera diferente, las posibilidades de éxito son mucho más altas.
La confianza.
La confianza no se pide ni se inventa. Por eso, aunque tú me leas todas las semanas y puedas hacerte una idea de quién soy o dejo de ser, la confianza vendrá en el tú a tú.
La confianza se genera con el paso del tiempo, con que en cada reunión tú termines con esa sensación de “Eva me ha escuchado hoy, no ha venido solo a venderme, ha venido a escuchar que tengo un tema que quiero solucionar”.
Las conversaciones y las reuniones por sí solas no generan confianza. Lo que generará confianza es la manera en la que nos relacionamos en cada una de ellas.
Y aunque el online siempre estará ahí, por si tenemos algún tema que no puede esperar, la verdadera esencia de la relación comercial nacerá precisamente de esto: relacionarnos.
La escucha activa.
En una reunión de online tienes mil inputs que pueden interrumpirte, ese mail, esa notificación de WhatsApp, ese calendario que te avisa de la próxima reunión.
La escucha activa es mucho más complicada cuando lo que tienes activado a tu alrededor es el ruido incesante del día a día.
Por eso también me gustan más las reuniones presenciales.
Porque cuando estoy contigo, escuchándote con todos mis sentidos, veo mucho más de lo que me dices.
Cuando me comentas que te preocupa una partida, veo cómo tus manos van a buscar estos papeles que me van a dar los datos, u observo también si es un buen o un mal momento para continuar con esa conversación.
Sí, que ya sé que cuando estás en online, puedes apagar todas las notificaciones. Yo lo hago siempre, pero se que soy una rara avis.
Pero, la escucha activa va mucho más allá de escuchar tus palabras.
Así que si te preguntas qué puedes hacer este 2025 para mejorar las relaciones con tus clientes, en mi opinión te diría: tómate un café con ellos.
Sin intención.
Solo porque sí.
Y verás cómo eso hace que generes una nueva manera de hacer negocios que de tan sencilla muy poco gente la piensa.
Porque en realidad los negocios son como la cena de Noche Buena: nunca podrás sustituir el calor de un buen caldo hecho por tu madre si lo encargas hecho en el restaurante de al lado y nunca te plantearías hacer esa cena online.
¿Dejamos este 2025 que el mundo de verdad nos envuelva?
Cuéntame, ¿tú vas a ver a tus clientes?
Hasta aquí por hoy. Espero que estas ideas te sean útiles.
𝗙𝗲𝗹𝗶𝘇 Navidad
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P.D.2: 💬 Dale a compartir. Quizás esa persona a la que se lo mandes te lo agradezca con café o una cena (o ambos). 😌
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Procurement Director | Head of Global Strategic Procurement | Procurement Visionary | Turning Sourcing Challenges into Business Success | Transforming Challenges into Opportunities
4 díasQue gusto leerte Eva. Feliz Navidad. Que todos tus deseos se hagan realidad. 👏🏼