Reto del Reclutamiento: Tecnología y conexión humana.
Ayer tuve una buena charla con un compañero de la oficina, conversamos sobre dónde se están moviendo los intereses laborales y cómo cada vez se hace más desafiante atraer y fidelizar talento. Esa conversación me hizo reflexionar sobre lo retador y emocionante que es trabajar en atracción de talento. En esta profesión pasamos por toda emoción menos por el aburrimiento.
Y es que los intereses de los candidatos han cambiado, y nuestras estrategias también deben evolucionar. La clásica idea de “siempre hemos trabajado con personas así” o el “cuando yo empecé a trabajar” o "el perfil siempre ha sido este" ya no funciona, porque ese mercado laboral quedó atrás. Hoy necesitamos adaptarnos a lo que el mercado nos muestra, y eso a veces significa soltar creencias y métodos que antes funcionaban, pero que ya no responden a las necesidades de hoy.
Los candidatos de hoy buscan algo más que un salario. Prefieren trabajos flexibles, valoran roles que les permitan generar un impacto y se inclinan por organizaciones donde se sientan alineados con la cultura y tengan un verdadero balance entre vida y trabajo. Y eso implica que, el proceso de reclutamiento ya no puede terminar en la firma del contrato: el objetivo es que ese nuevo colaborador nos elija todos los días.
Hoy, reclutar es una mezcla de tecnología, humanidad, valores y estrategia. Claro, la inteligencia artificial ha revolucionado el proceso, pero no sustituye el toque humano. Los candidatos aun valoran la interacción genuina, la retroalimentación honesta y la empatía en cada paso. En otras palabras, la tecnología es nuestra aliada, pero la conexión humana aun no es remplazable.
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Además, los candidatos esperan retroalimentación rápida; cuando no la damos, creamos una mala experiencia que puede costarnos la deserción de los candidatos y afectar nuestra marca empleadora. Cada interacción cuenta. Desde el tono en que respondemos un email hasta cómo compartimos nuestros valores en redes sociales, estamos construyendo una marca que habla por nosotros. Y esa marca es clave para atraer a las personas correctas, aquellas que sienten una conexión real con nuestra misión y valores.
Si realmente queremos construir una marca empleadora fuerte, debemos pensar en cómo comunicamos cada detalle. No solo hacia los candidatos actuales, sino también para esos futuros talentos que están observando y formándose una idea de quiénes somos. La marca empleadora no es solo para atraer; también es una invitación a inspirar y conectar.
El mundo del reclutamiento avanza rápido, y la IA ha acelerado estos cambios, por ello, lo que funcionaba hace unos años ya no es suficiente. Tenemos que ser rápidos, creativos y, sobre todo, humanos. Porque, al final del día, estamos aquí para conectar personas con oportunidades, y eso es lo que realmente le da sentido a lo que hacemos.