Rudy Ruettinger
Debido a su escaso peso y estatura, Rudy Ruettinger de 23 años, le era bastante complicado dedicarse al fútbol americano universitario.
Rudy trabajó sin descanso para que lo admitieran en la Universidad de Notre Dame; de esta manera podría jugar con el equipo. Al final, tras verse rechazado hasta tres veces, fue admitido y poco más tarde logró entrar en el equipo suplente.
Durante dos años, en cada entrenamiento se esforzó hasta la extenuación y aún así nunca tubo la oportunidad de debutar con el primer equipo. Al final, tras invertir mucho tiempo en lograrlo, se le presentó la ocasión de saltar al campo en un partido oficial. Viendo que el marcador era muy favorable, y quedando pocos minutos, el entrenador quiso que jugara. Entonces, Rudy placó al mariscal de campo rival. Fue un momento crucial, Rudy se convirtió de inmediato en un héroe; los aficionados coreaban su nombre y lo sacaron del campo a hombros.
En realidad, el mensaje “supuestamente” inspirador de esta historia, esconde para mí un problema clave:
“Si te esfuerzas lo suficiente, puedes alcanzar todas tus metas”.
Los libros que leemos, las películas que vemos,… la mayoría, están repletas de historias que hablan del típico individuo que se sobrepone a todas las contrariedades.
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Superar nuestras propias debilidades es esencial para la maquinaria de nuestra cultura;
“se valora muchísimo más a quienes triunfan superando sus carencias que a quienes son capaces de sacar partido a sus talentos naturales;
en consecuencia, millones de personas consideran a esos individuos como modelos a seguir y fijan sus objetivos en la superación de grandes desafíos.
La persona que escribe este artículo, al igual que muchísima gente (y también de Rudy Ruettingger) aprendió este axioma a una edad muy temprana, pero mi experiencia me dice que, a mis 47 años, terminas agotado… y sin tener la sensación de haber conseguido ninguna meta que realmente te llene (más allá de algunas metas económicas).
En esta fase de mi vida, toca dedicar tiempo y esfuerzo a alcanzar metas que conecten mucho más con lo que soy, con mi autenticidad, con aquello que me sale de manera natural… y en definitiva, con lo que me de sentido.