Santa Evita
Fuente: otroangulo.info

Santa Evita

Santa Evita es un relato de la historia argentina por dos hechos fundamentales. Primero, porque se basa en los hechos de la vida y la obra política de Eva Perón. Segundo, porque relata los acontecimientos que sucedieron con su cuerpo, desde el pedido de canonización el día posterior a su muerte hasta la logística para esconder el cuerpo en Milán, Italia. También por las réplicas de cera del cuerpo, al que se había ordenado embalsamar. Las desgracias particulares de algunos personajes de la novela serán asociados por los propios protagonistas al cadáver. Resulta sorprendente la combinación entre superchería, oscurantismo y pasiones personales que describe Tomás Eloy Martínez. Tal vez en ese punto resida la importancia del libro, cimentando la imaginación popular sobre la vida y la muerte de Eva Perón.

Para escribirlo, Eloy Martínez recurre a muchas técnicas de escritura. Conviven la periodística, la ficción, la no-ficción y la crónica. También el drama y la historia. Tal vez no habría otra manera de retratar un relato de esa magnitud, al que Rodolfo Walsh llamó “Esa Mujer” y que Eloy Martínez quiso nombrar “La perdida”. El recurso de las escenas ocupa la mayor parte de los párrafos. Allí aparece el pedido desesperado de una Evita moribunda “Que no me olviden, Juan. Que no me olviden”, o la escena posterior al renunciamiento, donde Perón le recuerda que tiene cáncer y no puede ser su vicepresidenta en las elecciones de 1952.

El mito aumenta su tamaño con la desaparición del cuerpo de Eva, del cual había que deshacerse para borrar todo atisbo de peronismo. El autor devela muy bien la fotografía política del momento. Con Perón destituido y su partido prohibido, Eva todavía era peligrosa. Sus seguidores no podían saber dónde estaba porque irían a rendirle culto. Muchos de los hechos se sostienen en los relatos del Coronel Carlos Moori Koenig, encargado de cuidar y desaparecer el cuerpo de Eva. También en los de sus allegados sobre él. El destino de Moori Koenig, a partir de ese instante, está atravesado por esa misión. Desde ese momento, será amenazado de muerte, internado por alcohólico y destituido del ejército. Moori Koenig se obsesiona con el cadáver y le cuesta la vida.

El morbo por la muerte, la necrofilia, sobrevuela el aire del texto, que tiene la capacidad de situar y también de perturbar. El ambiente es de muerte, de hostilidad, de mentiras, de proscripción, de obsesiones y de vicios. Eloy Martínez logra narrar la densidad de un hecho histórico que no se cuenta en la historiografía, pero que subterráneamente alimenta el culto, la lealtad y la mística por un partido político. Lo que sucede cuando finalmente Perón recupera el cuerpo de Eva lo relata en “La novela de Perón”. Anteriormente, el cuerpo no pertenecía a nadie y a su vez, a todos los que interferían en manipularlo. “Esa mujer es mía”, como le confesó Moori Koenig a Walsh. 

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