Seguridad Hídrica desde Chile para el Mundo

La COP29 marcó un hito al incorporar de manera transversal la gestión del agua en la agenda climática global. Con compromisos financieros sin precedentes de $300 mil millones anuales para acciones climáticas, quedó claro que el agua es mucho más que un recurso natural; es el eje sobre el cual se sostienen los objetivos de desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la resiliencia frente al cambio climático. Sin embargo, este avance también subrayó la urgencia de integrar soluciones innovadoras, como la desalación de agua de mar y el reúso de aguas, para cerrar las brechas existentes en el acceso y gestión sostenible de este recurso vital.

La nueva Estrategia para todo el sistema de las Naciones Unidas en materia de agua y saneamiento, junto con la creación del cargo de Enviado Especial por el Agua, refleja un compromiso renovado por abordar la crisis hídrica desde una perspectiva global. Esta estrategia enfatiza la necesidad de garantizar el acceso universal al agua potable, proteger los ecosistemas acuáticos, y fomentar la innovación en tecnologías que permitan una gestión más eficiente del recurso. En este contexto, las tecnologías de desalación y reúso surgen como herramientas fundamentales para materializar estos objetivos.

Lecciones clave de la COP29

La COP29 evidenció que el agua es una de las áreas más vulnerables frente al cambio climático, con impactos directos en la disponibilidad del recurso y en los ecosistemas que dependen de él. Desde la disminución de los caudales de los ríos hasta la intrusión salina en los acuíferos costeros, los desafíos son profundos y complejos.

Entre los puntos destacados se encuentran:

• La importancia de integrar la gestión del agua en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) de los países.
• El llamado a establecer mecanismos de financiamiento específicos para proyectos de gestión hídrica.
• La urgencia de fomentar la colaboración público-privada para impulsar la innovación y el escalamiento de soluciones tecnológicas.

Estas reflexiones subrayan que no basta con gestionar los recursos existentes; es crucial crear nuevas fuentes de agua que complementen los sistemas tradicionales y fortalezcan la seguridad hídrica global.

Desalación y Reúso: Tecnologías Clave para la Seguridad Hídrica

1. Garantizar el acceso en zonas vulnerables:
2. Resiliencia climática:
3. Economía circular y sostenibilidad:
4. Cooperación y políticas públicas:

Compromisos Water Positive: Un Llamado a la Acción

Para que estas soluciones tecnológicas sean efectivas, se requiere un enfoque de acción conjunta entre gobiernos, empresas y organizaciones. Los compromisos "water positive" deben convertirse en un estándar en la gestión hídrica sostenible, implicando:

• Desde las políticas públicas: Promulgar normativas que incentiven la inversión en plantas desalinizadoras y proyectos de reúso, así como establecer subsidios y financiamiento para pequeñas comunidades.
• Desde las empresas: Integrar objetivos de neutralidad hídrica en las estrategias corporativas, invirtiendo en tecnologías que reduzcan su huella hídrica y beneficien a las comunidades locales.
• Desde la sociedad civil: Fomentar la educación y la sensibilización sobre la importancia de estas tecnologías, rompiendo barreras culturales y promoviendo su aceptación.

Chile: Líder Regional y Global

Chile tiene una oportunidad única para posicionarse como un referente en seguridad hídrica. Con su vasta experiencia en desalación y proyectos pioneros de reúso, el país puede liderar la agenda regional hacia la COP30 en Brasil. Esto implica no solo fortalecer su infraestructura y marcos regulatorios, sino también exportar su conocimiento y tecnologías a otras naciones que enfrentan retos similares.

La seguridad hídrica es un imperativo de desarrollo y una oportunidad para que Chile asuma un rol estratégico, inspirando acciones concretas que beneficien a toda la región y al mundo. El camino hacia un futuro más resiliente está en nuestras manos. Ahora es el momento de actuar.

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