Si no estás fuera de tu zona de confort, no aprenderás nada nuevo
Esta semana he encontrado un artículo (en inglés) de Andy Molinsky de hace unos 5 años pero que creo que sigue estando igual de vigente hoy en día. Aquí tenéis una adaptación de su reflexión (que comparto al 100%):
Hablar en público. Asistir a un evento de networking. Enfrentarse a un compañero de trabajo. Estas son solo dos de las tareas incómodas que a veces tenemos que realizar para crecer profesionalmente. Entonces, ¿cómo salir de la zona de confort? Es sencillo: sé sincero con tus excusas, reconoce tus puntos fuertes y aprovéchalos y, por último, lánzate. Si cometes errores por el camino, no te preocupes. Es sólo otra parte del proceso de aprendizaje.
Tienes que hablar en público, pero las rodillas se te doblan incluso antes de llegar al escenario. Quieres ampliar tu red de contactos, pero prefieres cualquier cosa antes que hablar con desconocidos. Hablar en las reuniones mejoraría tu reputación en el trabajo, pero tienes miedo a decir algo que no debes. Situaciones como éstas -que son importantes profesionalmente, pero aterradoras personalmente- son, por desgracia, omnipresentes. Una respuesta fácil a estas situaciones es la evitación. ¿Quién quiere sentirse ansioso cuando no tiene que hacerlo?
Pero el problema, por supuesto, es que estas tareas no son sólo desagradables; también son necesarias. A medida que crecemos y aprendemos en nuestros trabajos y carreras, nos enfrentamos constantemente a situaciones en las que tenemos que adaptar nuestro comportamiento. Es simplemente una realidad del mundo en el que trabajamos hoy en día. Y sin la habilidad y el valor para dar el salto, podemos perder importantes oportunidades de progreso. ¿Cómo podemos aprovecharnos de esas tareas desagradables pero profesionalmente beneficiosas?
Sé sincero contigo mismo
En primer lugar, sé sincero contigo mismo. Cuando rechazaste la oportunidad de hablar en una gran conferencia del sector, ¿fue realmente porque no tenías tiempo o porque te daba miedo subirte a un escenario y hacer una presentación? Y cuando no te enfrentaste a ese compañero de trabajo que te había estado socavando, ¿fue realmente porque creías que acabaría dejando de hacerlo o porque te aterrorizaba el conflicto? Haz un inventario de las excusas que sueles poner para evitar situaciones fuera de tu zona de confort y pregúntate si son realmente legítimas. Si otra persona te ofreciera esas mismas excusas sobre su comportamiento, ¿las verías como excusas o como razones legítimas para rechazarlas? La respuesta no siempre está clara, pero nunca podrás superar la inacción sin ser honesto sobre tus motivos en primer lugar.
A continuación, haz tuyo el comportamiento. Muy pocas personas luchan en cada una de las versiones de una situación laboral formidable. Puede que te cueste mucho entablar una conversación trivial en general, pero que te resulte más fácil si el tema es algo de lo que sabes mucho. O puede que te cueste establecer una red de contactos, excepto cuando es en un entorno realmente pequeño.
Aprovecha oportunidades
Reconoce estas oportunidades y aprovéchalas: no atribuyas esta variabilidad al azar. A menudo tenemos mucho más margen de maniobra de lo que creemos para hacer que estas tareas nos parezcan menos odiosas. A menudo podemos encontrar una manera de ajustar lo que tenemos que hacer para que sea lo suficientemente agradable de realizar, modificando y adaptando las situaciones de una manera que se minimice la incomodidad. Por ejemplo, si te es incómodo hablar con grupos grandes en entornos ruidosos, busca un rincón tranquilo de ese entorno para hablar o directamnente sal al pasillo. Si no te gusta hablar en público y relacionarte en los eventos de networking, pero te sientes algo más cómodo en grupos pequeños, busca oportunidades para hablar con grupos más reducidos o establece reuniones "íntimas" con quienes quieras hacer networking.
Lánzate
Por último, lánzate. Para salir de tu zona de confort, tienes que hacerlo, aunque sea incómodo. Pon en marcha mecanismos que te obliguen a sumergirte y puede que descubras que lo que inicialmente temías no es tan malo como pensabas.
Empieza con pequeños pasos y aunque tropieces no pasa nada
Empieza con pequeños pasos. En lugar de lanzarte a hablar en un evento del sector, apúntate a una clase de oratoria. En lugar de hablar en la sala de juntas, delante de tus colegas más veteranos, empieza por hablar en reuniones más pequeñas con compañeros para ver qué se siente. Y ya que está, vea si puede reclutar a un amigo o colega cercano para que le ofrezca consejo y ánimo antes de una situación difícil.
Puede que tropieces, pero no pasa nada. De hecho, es la única manera de aprender, sobre todo si sabes apreciar que los errores son una parte inevitable -y de hecho esencial- del proceso de aprendizaje. Al final, aunque nos sintamos impotentes en situaciones fuera de nuestra zona de confort, tenemos más poder del que creemos. Así que inténtalo. Sé sincero contigo mismo, haz tuyo el comportamiento y lánzate. Supongo que te alegrarás de haberte dado la oportunidad de crecer, aprender y ampliar tu repertorio profesional.
Contenido inspirado y adaptado en una publicación de Andy Molinsky de 2016 en hbr.org.