También Reza por mí
A propósito de la Exposición de LKN, "Reza por mí" en Pamplona.
En el proceso de evolución del hombre hay un momento maravilloso en el que despierta. Este despertar se da cuando adquiere el sentido de la trascendencia y cobra consciencia de si mismo. Adquiere la capacidad de hacer una introspección y de tomar consciencia del mundo que le rodea. Comienza así a ver en su mundo espíritus invisibles, a formular y ligar cosas y vivencias. En ese momento asume que todo lo que se mueve tiene vida, y a través de este pensamiento, descubre la muerte. Este es el origen de la capacidad simbólica, del pensamiento mágico que cuenta historias para explicar y explicarse. Es aquí cuando surgen los rituales, los mitos y el arte. Nos basta con pensar en Chauvet 32.000 a.C. y Altamira 14.000 a.C.
Encontramos en el ser humano dos mentes o almas, una racional (analítica y deductiva) y otra trascendente o intuitiva (mágica y artística). Esta última nos permite concebir una relación mística con la naturaleza. El hombre al mirar a su entorno, toma consciencia de su pequeñez y esto lo empuja a encontrar espíritus superiores a él a quienes rendirá culto. La relación con esos dioses o con Dios ha ido generando distintas religiones o formas de relacionarse con Él. Sea cual sea la religión que practique el ser humano, hay dos factores que son comunes e importantes en su sensibilidad: el espacio y el tiempo. El suelo sagrado que congrega y el tiempo que genera la pausa para trascender a la espiritualidad. Estas son dos condiciones para poner la mirada en uno mismo y en los demás. De esta manera somos conscientes de que somos un yo y que coexistimos con otros que nos ayudan a ser un tú.
En nuestros días el ser humano está extrapolando lo sagrado a otros espacios donde residen otros dioses a quienes rinde culto. Y esto pasa sin que sea consciente de ello. Dioses y espacios que más que unir, nos llevan a enjuiciar y nos dividen. Y al tiempo, se le ha sumado la aceleración dando como resultado la velocidad en la que vivimos. De esta manera, el cambio de territorio en ese suelo sagrado (de la naturaleza a las mega-ciudades) y la ausencia de la pausa, nos han llevado a sacralizar circunstancias y a dejar de mirar con el alma y sólo ver con la vista.
Los artistas de Chauvet o Altamira dibujaron el mundo y aún no sabemos con exactitud si fue con intenciones religiosas. Lo que tenemos claro es que expresaron simbólica y esquemáticamente el mundo en el que vivieron, tal como lo han venido haciendo los artistas a lo largo de la historia de la humanidad y continúan haciéndolo. El arte es un lenguaje que genera un objeto y ese objeto es capaz -si le prestas tu mirada- de interpelarte. En este proceso la mente racional se dispara con la biografía de cada uno, es por eso que los ojos de quienes ven, ven el mismo objeto pero cada mirada es diferente. Por eso, como dice U. Eco, la obra de arte encierra un infinidad de lecturas posibles. Antes de pensar hay que mirar y escuchar, y antes de actuar hay que dejar que las cosas nos toquen.
La obra de arte desafía, cuestiona, incomoda y más si es contemporánea y está expuesta en el espacio público. Nos sirve de despertador. Lo diferente, lo nuevo, lo que cuestiona e incomoda, nos da miedo y es el miedo el que nos hace reaccionar. La mirada y la pausa, nos ayudan a responder y sí que hay diferencia entre reacción y respuesta.
Hace unos meses en Pamplona, en el Centro Comercial La Morea, el artista LKN expuso una serie de pinturas que estuvieron previamente repartidas, de manera individual, por las paredes de la ciudad. Esa exposición desafió e incomodó. Ahora ha vuelto al espacio público, ya no están la figuras en el soporte del muro, como estuvieron originalmente, sino que ahora las percibimos como personajes sobre el pavimento de la Avenida Carlos III. Como un personaje más en el ir y venir de la calle. Allí han vuelto a desafiar e incomodar, tanto que hay quienes han reaccionado violentamente ante ellas. Unidas en un mismo espacio, la exposición nos lleva a reflexionar, a replantearnos la mirada a esos nuevos espacios sagrados: los estadios. Y a esos nuevos dioses y rituales que estamos construyendo sin ser conscientes de ello.
Recomendado por LinkedIn
Dada la tremenda aceleración de la vida, espíritu y vista son habituados a una visión y un juicio a medias y falsos, y todos se asemejan a los viajeros que conocen países y pueblos sin bajar del tren. La actitud autónoma y cautelosa del conocimiento es estimada como una especie de extravío, el librepensador es desacreditado. (Han, Byung-Chul)
Hemos tardado 500 millones de años en despertar, no volvamos a quedarnos dormidos, así que por favor, también Reza por mi.
Gerente General | Country Manager | Director Ejecutivo
2 mesesBuen artículo Peca, me gusta mucho como expones tus ideas.