Todo para lo que NO sirve la Inteligencia Artificial
Si examinamos la mayoría de las publicaciones y estudios realizados sobre Descartes podemos advertir que si algo destacan es la racionalidad de su pensamiento y su contribución a las matemáticas.
Y de esos mismos estudios lo que podemos deducir es que Descartes plantea una ruptura que obliga al pensamiento abstracto a ser tremendamente exigente con el modelo de subjetividad y por tanto una ruptura con el silogismo aristotélico.
Sin embargo antes de que Descartes nos expusiera su método filosófico y científico, el renacimiento ya había elevado a una categoría casi divina a los hombres europeos. Y es que la racionalidad cartesiana es europea y el pensamiento europeo, cartesiano.
Esa racionalidad cartesiana que creemos objetiva, implica que las personas se pueden desprender de su origen, género, lengua, cultura o estrato social para realizar observaciones objetivas y por tanto, que las ciencias son neutrales.
Pero todo esto es altamente cuestionable. La ciencia está lejos de ser neutral. La ciencia está inserta en un contexto social y ese contexto es el que determina la producción científica, con el respaldo de la financiación económica y humana.
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Kuhn en su obra de la estructura de las revoluciones científicas ya nos argumenta que la ciencia lejos de ser acumulativa avanza en cambios de paradigma que se producen en medio de crisis y revoluciones y con científicos que lejos de ser neutrales defienden uno u otro paradigma, posicionándose.
Hoy en día hablamos de las tecnologías disruptivas (aquellas capaces de acabar con un mercado ya establecido) sin percatarnos de que nacen siempre con un propósito. Sin embargo ese legado europeo de pensamiento racional cartesiano nos hace pensar que no hay más que neutralidad.
El ciclo es el siguiente, la IA u otra tecnología se aplica en un nicho y a medida que trascurre el tiempo aumenta su cuota de mercado, desbancando a todo lo anterior porque ese es su propósito. Y así es como se cae en los malos usos de una tecnología sin analizar si debiera realmente ser aplicada en un contexto determinado.
Un ejemplo fenomenal es el planteado por el sistema que usan los coches autónomos. Este sistema se basa en calcular qué pasa si el vehículo va por todas las vías posibles y, cuando prevé un accidente, elimina la vía de la ruta.
Si usted hiciera lo mismo al caminar por la calle, dándose golpes contra todos los obstáculos hasta lograr llegar al destino, un neurólogo, un psiquiatra o un neuropsicólogo le diría que lo que tiene usted es un problema cognitivo. Y a esto en tecnología se le llama aprendizaje automático.