Tres formas de gestionar el "desorden" en el aula de clases

Tres formas de gestionar el "desorden" en el aula de clases

¡Estoy harta del desorden de este salón!

¿Cuántas veces hemos escuchado a una docente o a un profesor decir esta frase?

¿Será cuestión de ver si también le podemos dar un lugar y una buena mirada al desorden por así llamarlo?

Sabemos, los que tenemos una mirada de la educación desde el enfoque sistémico, que el orden y el desorden son necesarios, ya que así los sistemas pueden ajustarse con creatividad a los cambios o nuevos tiempos, solucionando aquello que ya no funciona. Sin embargo, la dinámica del desorden a menudo se instaura como patrones emocionales detenidos en el tiempo y se vuelven muy significativos y difíciles de reconocer porque se mueven constantemente.

Si un aula de clase como sistema educativo se equilibra entre el orden, la coherencia y el desorden que son necesarios para iniciar un nuevo flujo de vida, entonces será saludable. Quizás a partir de esto surge la pregunta, ¿es posible equilibrar un aula?, para esto podemos empezar con implementar algunas actividades dentro de las aulas, por ejemplo:

 - Círculos de diálogo, donde los estudiantes tengan la oportunidad de expresar sus sentimientos y preocupaciones en un entorno seguro y respetuoso. Estos círculos ayudarán a identificar las dinámicas no visibles que pueden estar causando desorden o conflictos.

- Actividades grupales que promuevan la cooperación y el trabajo en equipo, estas actividades entre ellas las ya conocidas dinámicas de grupo, ayudan a mejorar las relaciones entre los estudiantes y fomentan un sentido de comunidad y pertenencia en el aula.

Autorreflexión guiada, este es un tiempo donde los estudiantes reflexionan sobre su comportamiento y cómo afecta a los sistemas a los que pertenecen, esto puede incluir la creación de diarios personales o sesiones de meditación guiada.

También es importante no olvidar:

-  Establecer reglas claras y consistentes, asegurándote de que todos los estudiantes comprendan las reales expectativas y las normas del aula.

-  Fomentar la responsabilidad compartida, involucrando a los estudiantes en la creación y el mantenimiento de las reglas del aula y así adquieren un sentido de propiedad y compromiso con el orden.

-  Sostener un ambiente de apoyo y respeto, fundamental para mantener el orden y generar un ambiente seguro y de respeto hacia las emociones y preocupaciones de los estudiantes.

-  Modelar el comportamiento deseado a partir de una comunicación clara y efectiva de lo que se espera de cada estudiante y de la observación a los adultos.

-  Trabajar en la inteligencia emocional para que logren identificar y gestionar sus emociones, reduciendo conflictos.  

Por otro lado, los maestros no pueden excluir a las familias y por ello es fundamental trabajar en estrecha colaboración con ellas, esto puede incluir reuniones periódicas con los padres para encontrar soluciones conjuntas a los problemas que puedan surgir.

 Todas estas acciones, son parte de la mirada sistémica, y como vemos apuntan a mantener o restaurar ese movimiento natural entre el orden y el desorden, mejorando con esto el ambiente del aula y generando un entorno más armonioso, propicio para el aprendizaje y libre de conflictos entre estudiantes ya que todos ocupan el lugar que les corresponde.

¿Cómo gestionan el desorden en tu centro educativo?

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