Tu lugar no es el nido donde naces, sino el cielo donde vuelas

Ser auténtico y genuino es liberador. Nos permite liberarnos de las expectativas de los demás y de las limitaciones que nos imponemos a nosotros mismos. Nos da la libertad de actuar de acuerdo con nuestros valores y principios, en lugar de tratar de encajar en un molde que no nos corresponde.

Pero la autenticidad también tiene sus desafíos. Requiere coraje y vulnerabilidad, ya que implica exponer nuestros verdaderos sentimientos y emociones a los demás. A menudo, esto puede hacernos sentir incómodos e inseguros, pero es precisamente en esos momentos de vulnerabilidad donde más crecemos y nos fortalecemos.

Cuando nos mostramos auténticos, somos más felices y más plenos. Nos sentimos más conectados con nosotros mismos y con los demás, y nuestras relaciones son más auténticas y significativas. Además, nos abrimos a nuevas oportunidades y experiencias que de otra manera no habríamos considerado.

Conocerse a uno mismo y ser auténtico y genuino es un camino que requiere valentía y humildad, pero que a cambio nos brinda la oportunidad de vivir una vida más plena y significativa. Te animo a que te des el tiempo y el espacio para hacer este camino y descubrir quién eres realmente.

Cuando somos auténticos y genuinos, algo mágico sucede en nuestro interior. Nos sentimos libres, plenos y conectados con nuestra esencia. Ya no nos preocupamos tanto por lo que piensen los demás, ni nos dejamos llevar por las expectativas ajenas. Nos enfocamos en ser fieles a nosotros mismos y en vivir de acuerdo a nuestros valores y principios.

- Nos sentimos más en paz: Cuando somos auténticos, no hay necesidad de esconder nuestras verdades o disfrazarnos para agradar a los demás. Nos sentimos en paz porque no tenemos que preocuparnos por mantener una imagen o fingir ser alguien que no somos.

- Tenemos relaciones más profundas: Al ser auténticos, nos permitimos mostrar nuestros verdaderos sentimientos y emociones. Esto nos ayuda a conectar más profundamente con los demás y a tener relaciones más significativas.

- Nos liberamos de la presión social: Cuando somos auténticos, no nos sentimos presionados por las expectativas sociales o por lo que se supone que debemos ser. Somos libres de vivir nuestra vida de acuerdo con nuestros propios términos y valores.

- Nos permite crecer y evolucionar: Cuando somos auténticos, nos permitimos ser vulnerables y reconocer nuestras debilidades. Esto nos permite crecer y evolucionar a medida que superamos nuestros miedos y limitaciones.

- Nos sentimos más seguros de nosotros mismos: Cuando somos auténticos, nos aceptamos a nosotros mismos, incluyendo nuestras imperfecciones. Nos sentimos más seguros de nosotros mismos y confiamos en nuestras decisiones.

Ser auténtico y genuino puede ser una herramienta poderosa para vivir una vida más significativa y satisfactoria. Nos permite conectar con los demás de una manera más profunda, liberarnos de la presión social y sentirnos más seguros de nosotros mismos. Al ser fieles a nosotros mismos, podemos vivir una vida más auténtica y satisfactoria.

Siguiendo con mi experiencia personal, el eneagrama no solo me proporcionó una comprensión más profunda de mí mismo, sino que también desafió algunos conceptos arraigados en mi mente. Uno de los conceptos más reveladores fue la dinámica entre los roles de salvador y víctima. En mi educación previa, se nos enseñaba que las víctimas eran aquellas que necesitaban ayuda y que los salvadores eran los héroes que venían en su rescate. Sin embargo, a medida que profundicé en el estudio del eneagrama, descubrí una verdad más compleja y esclarecedora. 

En realidad, los salvadores no son siempre los héroes que imaginamos, sino que a menudo perpetúan el ciclo del victimismo al asumir un papel de superioridad y control. Esta revelación me llevó a cuestionar mis propias dinámicas interpersonales y a reconocer cómo mi deseo de ayudar a los demás a veces podía contribuir al problema en lugar de resolverlo. El eneagrama no solo me proporcionó una herramienta para el autoconocimiento, sino que también me desafió a cuestionar mis creencias arraigadas y a adoptar una perspectiva más amplia y compasiva hacia mí mismo y hacia los demás.

¿Cómo se relacionan los conceptos de Víctima y el Salvador en este contexto?

¿Te has preguntado alguna vez por qué hay tanta gente poco productiva en el mundo? Si crees que la respuesta es que son simplemente vagos y no tienen la suficiente fuerza de voluntad para hacer algo con sus vidas, entonces tienes una mentalidad poco disruptiva, debes confrontar tus ideas. La realidad es que la verdadera causa de la falta de productividad no son las víctimas, sino los salvadores.

Sí, lo has leído bien. Los salvadores son aquellos que creen que es su responsabilidad salvar a las víctimas de sus propios problemas, sin importar las consecuencias. Ellos crean una dependencia insana y perpetúan el ciclo de la inactividad, la pereza y la falta de creatividad.

Los "salvadores" son como esos amigos que te dicen que siempre están ahí para ti, pero que en realidad no te dejan resolver tus propios problemas. Ellos te dicen que te ayudarán a encontrar trabajo, pero en realidad te consiguen un trabajo que no te gusta y que te hace miserable. Te dicen que te ayudarán a perder peso, pero en realidad te obligan a seguir una dieta que no funciona para ti. Son los verdaderos culpables de la falta de productividad.

¿No me crees? Piensa en los padres o madres que sobre protegen a sus hijos y los tratan como si fueran incapaces de hacer cualquier cosa por sí mismos. ¿Qué pasa cuando esos niños crecen y se enfrentan al mundo real? No están preparados para hacer frente a los retos de la vida y se quedan en la zona de confort, sin intentar nada nuevo. Todo porque sus padres crearon una dependencia insana en ellos.

Y qué decir de los jefes que no dan retroalimentación honesta a sus empleados. ¿Cómo se supone que van a mejorar y ser más productivos si nadie les dice lo que están haciendo mal? Los salvadores creen que están haciendo un favor al evitar lastimar los sentimientos de sus colaboradores, pero en realidad están perpetuando su mediocridad.

Pero ¿qué pasa cuando las víctimas deciden tomar control de su propia vida? Cuando empiezan a tomar decisiones por sí mismas, los "salvadores" se ponen nerviosos. ¿Cómo van a justificar su propia existencia si la gente empieza a ser más independiente? ¡Por favor! Ellos necesitan que las personas dependan de ellos para sentirse importantes.

Así que la próxima vez que pienses que las víctimas son las causantes de su propia inactividad, piénsalo dos veces. Tal vez la verdadera causa sea aquellos que crean una dependencia insana en ellas. La verdadera solución no es darles más ayuda, sino empoderarlas para que tomen responsabilidad por su propia vida y sean las protagonistas de su propio éxito.

En el camino de la vida, es fácil caer en el papel de víctima. Nos sentimos atrapados por nuestras circunstancias y creemos que somos impotentes para cambiar nuestra situación. Pero la verdad es que la única forma de salir de este estado es conocerse a uno mismo.

Cuando nos conocemos a nosotros mismos, descubrimos nuestros valores, nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Aprendemos a aceptarnos tal como somos, con nuestras imperfecciones y nuestras limitaciones. Y, lo más importante, descubrimos nuestro propósito en la vida.

Nuestro propósito es la razón por la cual estamos aquí en este mundo. Es la chispa que enciende nuestra pasión y nos impulsa a hacer lo que amamos. Pero para descubrir nuestro propósito, debemos primero conocernos a nosotros mismos. Debemos descubrir lo que nos hace felices, lo que nos motiva y lo que nos hace sentir realizados.

Conocerse a uno mismo no es un proceso fácil. A menudo implica mirar en nuestro interior y confrontar nuestras emociones más profundas y nuestras verdades más incómodas. Pero es un proceso necesario si queremos encontrar el propósito y la felicidad en la vida. Cuando conocemos nuestro propósito, dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias. Sabemos lo que queremos en la vida y trabajamos duro para conseguirlo. Ya no nos preocupamos por la aprobación de los demás, porque sabemos que nuestro propósito es algo que viene de dentro de nosotros mismos.

En lugar de sentirnos atrapados por nuestras circunstancias, nos convertimos en creadores de nuestra propia vida. Tomamos decisiones con confianza y sabemos que cada paso que damos nos acerca un poco más a nuestro propósito.

Conocerse a uno mismo es la clave para salir del estado de víctima y encontrar el propósito y la felicidad en la vida. Es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo, pero que vale la pena en el largo plazo. Así que no tengas miedo de mirarte a ti mismo y de descubrir quién eres realmente. Te sorprenderá lo fuerte y capaz que puedes llegar a ser.