UNA CARTA DEL FUTURO
Hace 2 millones de años la humanidad surgió en el planeta. Los primeros hombres tuvieron que enfrentarse a todos los peligros y amenazas de la tierra: animales, frío, calor… Inventaron las primeras herramientas para sobrevivir, las pieles para abrigarse, la rueda para mover cosas y más tarde para desplazarse, la mejora en carreteras, la navegación y las migraciones como nuevas oportunidades de vida, la creación de nuevas ciudades con nuevos servicios, las revoluciones industriales, todo con el objetivo de mejorar la calidad de vida. Ese progreso estuvo implícito en nuestro ADN para estar más seguros y vivir mejor en la rueda de la vida. Toda su existencia estuvo sostenida en el crecimiento para la supervivencia.
Pasaron miles de años y el crecimiento empezó a ser incontrolable. El planeta estaba muy afectado, la polución cada vez era mayor, la atmósfera se iba calentando cada vez más, acotaron territorios con fronteras y luchaban por recursos, la economía solo quería crecer, se producía alimentos en serie para abastecer a los millones de personas que había en el mundo, las personas cada vez eran más ambiciosas, querían un coche mejor, una casa mejor, una nevera más llena, nuevas experiencias y un viaje mejor… Estaban inmersos en un sistema sostenido en crecer, crecer, crecer. En los últimos 4000 años de la anterior era, la humanidad pasó de andar descalza por caminos de tierra a casi consumir todos los recursos mundiales.
La Tierra mandaba mensajes; pandemias, calentamiento global, huracanes, tsunamis, guerras... Ningún otro animal participó en llegar a este punto. Lo que al inicio fue decisivo para la supervivencia del hombre, fue lo que más tarde casi les destruyó. La inteligencia y la creatividad.
Pero en 2020 de la anterior era, justo en un momento en que la Tierra ya no podía más, sucedió algo que lo cambio todo. Un virus nos afectó a nivel mundial. Un virus menos letal que otros que ya habíamos sufrido con muchas más muertes, pero que resultó especial. Las medidas que se tomaron para evitar su expansión fueron las que lo cambiaron todo.
Los habitantes de todo el planeta tuvieron que parar la actividad laboral y social para confinarse en sus casas durante únicamente un mes, pero un fue mes que les hizo cambiar la mentalidad radicalmente. Les hizo cuestionarse todo: si merecía la pena tanto trabajo, tanta velocidad, tanto estrés. Todo cambió, la polución bajó un 90%, los mares mejoraron, los delfines se acercaban a las costas, una mayor armonía con los demás seres parecía comenzar, la Tierra empezaba a respirar.
Cuando el confinamiento acabó, salieron de sus casas y volvieron a sus trabajos. Para ellos era demasiado tarde para cambiar, las empresas volvieron al ritmo de siempre y el sistema quedo igual al de pocos meses, pero había crecido una semilla en sus mentes, una semilla que fue convirtiéndose en un brote, cada vez más fuerte, una ideología del cambio que fueron inculcando a sus hijos, a esos niños que vivieron el Covid-19 jugando en sus casas, ajenos a lo que fuera pasaba, entreteniéndonos con inocencia y felicidad.
Cuando estos niños crecieron, no entendían cómo sus ancestros habían podido llegar a ese punto, cómo no fueron conscientes de hacia dónde iban, cómo disfrutaban de la abundancia sin ver sus consecuencias, lo que suponía para la explotación del planeta, cómo no supieron frenar, disfrutar lo que tenían, de valorar un techo, poder comer sano, aire puro, los amigos y la familia. Pero la semilla había crecido en su interior y se fue convirtiendo en un árbol cada vez más fuerte y con más ganas de seguir creciendo y reproduciéndose.
Pasaron los años y los niños crecieron, poco a poco fueron responsabilizándose de las empresas y los gobiernos, los hijos de esa generación, que con la lengua fuera, sofocada, paró un mes y pudo reflexionar.
Las empresas y los territorios dejaron progresivamente de ser un ente con vida propia, que aun cambiando de directivos, líderes y propietarios seguían rodando y arrollando todo a su paso sin freno como una bola gigante de nieve.
Comenzó el decrecimiento planificado de la vida en la Tierra.
No hizo falta crear nuevas leyes ni normas. El respeto a la vida, al planeta, comenzó a estar implícito en el individuo, similar al amor a una madre. El poder viajar a cientos de destinos a bajo coste, el tener dos y tres vehículos por familia, el adquirir productos de otros países, el tener alimentos durante tiempo indefinido, conocer una playa del otro lado del planeta, comer un producto de otro continente, todo eso dejó de importar de manera natural, dejó de ser indispensable.
La ética y el respeto se convirtieron en bandera y era lo único que permitían crecer, los intereses comenzaron a ser globales y no individuales o territoriales, consiguieron organizarse con comités internacionales, comenzaron a diluir las fronteras, dejaron de creer en miles de dioses y empezaron a creer en ellos mismos y en la Tierra. Encontraron el equilibrio de la pirámide generacional y de la economía equilibrada, desarrollaron la construcción y la fabricación inteligentes. La globalización resultó ser global, pertenecer por igual a un mismo planeta.
El Covid-19 cambió a las personas, cambió los valores y sembró la semilla de lo que somos hoy. Estamos en el año 50 de la ERA TIERRA y somos una nueva civilización global, una civilización en total equilibrio y armonía con el planeta, asegurando a todos los
cohabitantes un planeta eterno en paz. Fueron nuestros hijos los que lo empezaron y sois los niños de hoy, los que lo debéis proteger.
La creatividad es vuestro don, usadla para conservar el planeta, es lo único que tenéis.
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4 añosI have a dream! Bravo Jokin Luther King
videophotozama.com
4 añosBravo! Soñemos!!
DIY & Product Manager en Onduline España
4 añosÓjala los futuros usuarios de linkedin puedan leer que un tal Jokin predijo el el cambio total de la sociedad global en 2020. Pero lo veo más como un deseo que como una realidad. Ese cambio de “correr para tener más y casi a cualquier precio” de hoy a “vivir a ritmo menor y disfrutar con menos” es un cambio tremendamente difícil de empezar a labrar. Y el Covid19 no creo que vaya a ser el detonante del inicio de ese camino. Hoy toca correr porque nos han enseñado a correr y seguimos enseñando a los nuestros a correr. Rápido, más, más y más. El respeto al medioambiente será el siguiente paso a tomarse más que en serio por parte de los que “dominan el mundo” (alguno con flequillo rubio de disfraz de tienda de chino, todavía no lo ve; o lo ve pero le da igual). Cambiar hábitos de vida y de consumo, ese será el verdadero reto. Cambiar para poder seguir vendiendo. Pero repito, ójala sea una predicción correcta hecha en 2020 sobre el futuro. Y sí, en 2020, aquel año en el que el Athletic ganó la única Copa del Rey jugada entre 2 equipos euskaldunes.
Managing Director en Mercados y Sectores en PWC
4 añosNo pareces de Bilbao. Enhorabuena por tu reflexión. Ya nos gustaría poder vivir en el año 50 de la Era Tierra, pero nuestros hijos lo verán que es lo importante.