Una disgresión sobre las vocaciones científicas

“Trabajar en este ámbito implica poner corazón en la tarea”

“Si se quiere ganar dinero, uno no debe quedarse aquí. Cualquier otra compañía pagaría más… la banca, por ejemplo. Si te quedas es porque te apasiona”.

Ambas frases (no literales) fueron parte de un mismo mensaje, desprendido de dos ponencias, en las pasadas Jornadas de Medicina Genómica.

Una idea notable expuesta en un contexto social en el que parece exacerbarse la imagen del profesional generalista, mil veces reconvertido laboralmente a raíz de la presión del mercado.

Que no se me entienda mal:

Ser flexible, capaz de modular y dirigir convenientemente las propias herramientas, no sólo es conveniente porque nos permite enfrentar los cambios… sino que facilita nuestro crecimiento.

No obstante siento que estamos inmersos en una cultura en la que se está distorsionando el valor de esa adaptabilidad, y se la encumbra en un lugar que no corresponde. Persistir en los intentos es también importante.

La ciencia conlleva un esfuerzo sostenido durante años de trabajo: un lento e incesante goteo de conocimiento generado con mucha dedicación. Es un trabajo ingrato, porque pone al científico a prueba constantemente, cuando los experimentos no salen adelante o se encuentra con que no reproducen las expectativas creadas.

En un contexto así, es difícil entender que se idealice positivamente el que un profesional pase de ver proteínas en geles, a dar clases en un instituto, presentarse a oposiciones administrativas, monitorizar ensayos clínicos (en el mejor de los casos) o poner copas en un bar.

No niego la posibilidad de evolución particular, elegida libre y alegremente… seguir nuevos derroteros laborales porque la vida se hace aburrida o inconsistente para uno. Y de más está decir que en situaciones de crisis económica, pocas opciones quedan. Pero rechazo que se acepte con total normalidad que esto suceda, como una especie de maldición vinculada a algunas profesiones. Y aún peor… que se aplauda cada una de esas mutaciones, y se vean unívocamente buenas.

El resultado en el ámbito científico, es que quedan unos pocos que llevan su vocación a cuestas a pesar de todo, y otros muchos que la cuestionan o la abandonan por cansancio, cuando son perfectamente válidos para ello y es más… necesarios para el desarrollo de la ciencia en el país.

Por qué?: Porque el desarrollo de proyectos de investigación implica necesariamente un tiempo de maduración, en general, largo… y persistencia en los objetivos propuestos. De ahí la importancia de la vocación y la "entrega" para llevarlos a cabo.

Esta debe haber sido la razón por la que me resultó tan importante escuchar “Hay que poner corazón en la tarea"…

Necesitamos garantizar el cuidado de cada uno de esos cardiomiocitos enamorados del conocimiento científico. Creo sinceramente en que hay que revisar estas otras “concepciones utilitaristas”, y evaluar a quienes sirven. ¡Desde luego a la estructura científica de un país, no!

Micaela Daiana Garcia

Docente-investigadora-Jefe de trabajos prácticos

5 años

Llego a este texto en un momento de desilusión por y con la ciencia. Una ciencia arrasada en un país que pareciera prescindir de nosotros... los apasionados por la profesión que tenemos: la ciencia. Un país saqueado en el que llevar un experimento adelante sin muchas sofisticaciones se convierte en una tarea heroica y sin mucho sentido. Con financiamiento para becas de dos años en momentos en que un ensayo no se puede llevar a cabo en menos de 3 meses y ni hablar en que uno propone ideas y la biología dispone. Triste por momentos, enojada en otros y desilusionada siempre. Ojalá el futuro no me encuentre marchitandome haciendo otra tarea que no sea ciencia. Esas tareas que te consumen las ganas, el ímpetu y el corazón. Ojalá pueda seguir cuidando esos cardiomiocitos que necesitan cariño, pasión, amor y mucho esfuerzo. Espero encontrar un horizonte antes de ser devorada por el sistema. Un beso desde el otro lado del mundo. Siempre es un gusto leerte. Mica

Elisa Garcia Garcia, PhD

Project Officer at Spanish Foundation for Science and Technology (FECYT) | Trainer | Career Advisor

5 años

Garantizar el cuidado de esto cardiomicitos enamorados, en mi opinión, supondría proveerles unas condiciones mínimas de trabajo, y sobre todo, unas perspectivas de futuro. Si tan importantes  son estas personas para el sistema de investigación, porqué se supedita todo a su vocación? Apuntar que darles información sobre lo que son capaces de hacer y su empleabilidad en otras carreras es trabajar en la dirección equivocada me parece un pensamiento proteccionista y poco valiente.  No sería mejor tener enamorados con conocimiento de causa?

José Delgado-Penín

Catedrático Emérito Universidad (Emeritus Prof.)

5 años

Completamente de acuerdo.Siga...

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