TO BE CONTINUED
Octubre está siendo un mes cargado de ajetreo político. Empezamos señalando en el calendario el 1-O con motivo del referéndum ilegal, para continuar con el 3-O, noche en la que el Jefe del Estado se dirigió a los españoles; al día siguiente, el 4-O, Puigdemont contesta al monarca y el 8-O, los ciudadanos salimos en manifestación por la unidad de España; el 10-O una declaración de independencia que sí pero no o que no pero que sí, aún hoy seguimos debatiendo; después de aquella puesta en escena, el Gobierno requiere al Presidente catalán que no sabe, sí contesta, y éste le tira la pelota al tejado de nuevo al ejecutivo nacional esta mañana del 19-O, dando lugar a un nuevo señalamiento, el próximo 21-O.
Díganme si ésto no parece una riña de tortolitos: "no, yo te quiero más; no yo; no yo más, no yo; no yo más...". Si no fuera porque lo que brilla por su ausencia es precisamente el amor, y porque se juegan algo más que un corazón roto, estaríamos ante una escena romántica de cualquier historia de amor adolescente.
Sin embargo, parece que hoy por fin el Gobierno ha pronunciado las palabras mágicas:
" (...) En consecuencia, el Gobierno de España *continuará con los trámites previstos en el artículo 155 de la Constitución para restaurar la legalidad en el autogobierno de Cataluña".
Bendito este segundo párrafo del comunicado del Gobierno español. Unas palabras que han venido a satisfacer la demanda de millones de españoles, que queremos que se hagan cumplir la Constitución y demás leyes que forman el ordenamiento jurídico español, así de sencillo.
Pero no sólo este escrito ha venido a recompensar el esfuerzo del pueblo español por clamar la unidad de su país, sino que además, ha dejado claro con ese "continuará", que el precepto de la Carta Magna del que tanto se está hablando en estos meses atrás, ya se activó mediante el requerimiento que Mariano Rajoy le hizo a Puigdemont. Por cierto, hay 154 artículos antes que éste que muchos deberían leerse.
Precisiones aparte, a todos aquellos que formamos parte de ese reclamo popular (que no populista), nos ha dado una lección de templanza el Presidente Rajoy, sí, una gran lección de gobierno, porque estar al frente de un país como el nuestro, en una situación como la nuestra, no debe ser un camino de rosas precisamente, y poseer esa cualidad de temple, es digno de mencionar.
"Se define temple como el dominio, serenidad y valentía para acometer una acción peligrosa o difícil, o para enfrentarse a alguien o algo".
Y personalmente, prefiero el temple de unos, al talante de otros.