Victoria en las pruebas
Victoria en las pruebas
Hebreos 11:23-29 (LBLA)
23 “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey.
24 Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado,
26 considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.
27 Por la fe salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.
28 Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no los tocara.
29 Por la fe pasaron el mar Rojo como por tierra seca, y cuando los egipcios lo intentaron hacer, se ahogaron”.
Moisés tuvo momentos difíciles en su larga vida. Huyó después de cometer un asesinato, pasó años en el desierto, se enfrentó a un rey que lo menospreció, condujo a una nación quejumbrosa durante 40 años de dificultades, y vio los altibajos de ese mismo pueblo en su lealtad. Pero después que Moisés aprendió el secreto para enfrentar las pruebas, las enfrentó con valentía.
A pesar de que regresó a Egipto con un llamado inconfundible del Señor (Éxodo 3:10), presentarse ante Faraón debió haber sido intimidante.
Éxodo 3:10 (LBLA)
10 “Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto”.
Y Moisés tuvo que pedirle repetidamente a este que liberara a los israelitas. Faraón no fue inmutado por las langostas, convencido por los forúnculos, o suavizado por el agua convertida en sangre. De hecho, les hizo la vida aún más difícil a los esclavos, obligándoles a encontrar los materiales para fabricar los ladrillos. Y, por su parte, los hebreos fueron muy ingratos con su líder.
A pesar de toda la oposición, Moisés siguió volviendo al palacio hasta que logró el propósito de Dios —la liberación de su pueblo. Hebreos 11:27 nos dice que quien había sido un príncipe en Egipto, durante el éxodo “se sostuvo como viendo al invisible”.
Hebreos 11:27 (LBLA)
27 “Por la fe salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible”.
Después de muchas pruebas a sus espaldas, y más que le aguardaban después al conducir a este pueblo rebelde, Moisés siguió adelante, consciente de que andaba en la presencia del Señor.
Dios había prometido estar con Moisés en cada paso del camino (Éxodo 3:12).
Éxodo 3:12 (LBLA)
12 “Y Él dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte”.
El líder israelita fijó su atención en esa promesa y en Quién la hizo. Tuvo la sabiduría de confiar en que el “Yo soy” (Éxodo 3:14), el eterno soberano del universo, guardaría su camino y le daría la victoria en las pruebas.
Éxodo 3:14 (LBLA)
14 “Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros”.