Webinar, zoom, chats y más webinar y más zoom y más chats…
El uso abusivo de la formación en plataformas digitales está rebosando las redes y la capacidad de discernimiento de la mente humana. Harían falta tropecientas vidas para asimilar tanto caudal formativo, el ansia por aprender y aprender parece no tener fin. Sin embargo, nada más equivocado que esa falsa apreciación de conocimiento infinito.
Podría decirse que hoy en día se puede cursar una carrera con solo leer los posts, acudir a webinars, o leer artículos en las redes. Pero esa información ya está disponible para todos y no necesita tantos intérpretes. El ansia por educar y formar no tiene remedio, aquí todo el mundo se ha vuelto instructor de otros, transmisor de contenidos, experiencias múltiples y hasta debates científicos o doctrinales sin rigor ni contraste alguno.
Esta burbuja de la educación puede reventar en cualquier momento, no parece encontrar cabida tanta sabiduría ni tantos conocimientos. Falta lo esencial, la inspiración presencial.
Cuando uno entra en un templo del saber de verdad, allí no recibe solamente unos contenidos, unas informaciones, unos apuntes ni unos libros… allí encuentra la inspiración que rodea todo ese magnífico saber. Años o siglos de experiencias y debates académicos, lecciones magistrales, pupitres antiguos que antes han ocupado insignes maestros… esto no se puede transmitir en webinars, ni chats…
La inspiración es única y necesaria para aprender y para alcanzar la excelencia, lo demás es un sucedáneo del Dr.Google.
Es mi modesta opinión… y si alguien quiere comentar su propia experiencia…