Y los que se quedan... ¿qué hacemos con los que se quedan?
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Y los que se quedan... ¿qué hacemos con los que se quedan?

Hace ya unos 20 años trabajé para una empresa británica del sector de retail como Training & Development Manager. Vamos, Manager de Formación y Desarrollo que se dice castizamente.

En aquellos 4 años que estuve trabajando para ellos, pasamos una época complicada básicamente porque las expectativas desde las oficinas centrales en Inglaterra no estaban ajustadas a la realidad del mercado español y todos los ingresos esperados para compensar las inversiones no llegaban con la fluidez y rapidez que se necesitaba.

En esos años, que curiosamente no fueron los primeros sino entre el segundo y tercer año, como suele ocurrir se produjeron reajustes: presupuestarios y de personal. Tras unos cuantos meses de ver salir a compañeros de todos los departamentos con los que ya habíamos hecho equipo, aprendimos que los viernes era "el día de la nominación", los viernes tocaba las "desvinculaciones" de la compañía, los despidos para los que trabajaban allí.

En los reajustes de personal, las compañías desvinculan, pero a las 

personas se las echa.

Como es normal, los viernes empezaron a empaparse de emociones muy diversas. Quizá al principio la emoción más generalizada era el miedo. Miedo a que te tocase a ti, porque salían compañeros y amigos de todos los departamentos sin excepción. Miedo a todo lo que trae consigo un despido, y eso que no estábamos en crisis precisamente. Miedo a lo desconocido, que es el generador principal de todos nuestros miedos.

Pasados los primeros meses, en el equipo que quedaba se instaló una "humorística resignación". Ante el total desconocimiento de quién iba a ser el o la próximo, pero sabiendo que alguien salía, comenzamos a aceptar la situación y le poníamos humor para alejarnos del miedo, que también suele ser su antídoto más eficiente y generalizado.

La realidad que afrontaban las personas que se marchaban era dura, de una clara incertidumbre. Muchos de ellos no habían desarrollado contactos mientras tenían trabajo, habían confiado en el desarrollo de la empresa y su buen trabajo en ella y de pronto se encontraban, de vivir con un trabajo y un salario a las 08:30 a pasar a un estado de incertidumbre y miedo o enfado a las 12:30 del mismo día. Era el más claro ejemplo de aquella frase que reza "uno no sabe nunca lo que le puede ocurrir mañana, por eso vive el hoy"

Pero el caso es que, si la situación de las personas que se iban era dura, emocionalmente hablando la de los que nos quedábamos no era mejor. Las emociones se contagian, y cuando tienes un caldo de cultivo como este, son muchas las que se trasladan de un lugar a otro como un virus (y hoy tenemos mucho más claro este ejemplo)

Esa sensación agridulce de "lo siento por quien se va, pero me alegro de no haber sido yo" Cuando uno salía, otro se quedaba. Y así semana tras semana. Cuando eso pasa y no sabes qué hacer para evitarlo, cuando estás viviendo e intentando navegar en medio de esa tormenta emocional, los instintos de "fly or fight" (lucha o huída) tan ancestrales y arraigados toman control de tu comportamiento.

"Resignación en los equipos: producen un sistema desmotivado, con sensación de derrota, sin iniciativa. Eluden retos y se conforman con lo que hay. Se respira tristeza y apatía"
Ovidio Peñalver "Emociones Colectivas"

Pero no sabíamos cómo luchar o contra qué luchar. No sabíamos qué podíamos cambiar, no sabíamos qué podíamos hacer, de modo que en los equipos se instaló una sensación de "no nos movamos para no salir movidos en la foto" Es decir, sigamos haciendo lo mismo, pero con más fuerza o intensidad (más de lo mismo) a ver si así parecemos buenos o mejores y no salimos.

Pero cuando veías que eso tampoco daba resultado, y no tenías nada contra lo que pelear, se instalaba el sentimiento de resignación. Seguiremos adelante hasta que nos toque.

Estas emociones de resignación no son las más favorecedoras para sacar adelante un departamento o una compañía, como podrás comprender. La creatividad desaparece. La capacidad de proponer ideas nuevas desaparece. El caldo de cultivo para trabajar en equipo se desvanece, se cambia por la competitividad insana (la de demostrar que fueron los demás los que están haciendo mal las cosas o que las hicieron mal, para así quedar "limpio de culpa")

Y en medio de ese escenario, sólo los líderes, los verdaderos líderes consiguieron sacar adelante la productividad de sus equipos y marcar una diferencia positiva.

¿Quiénes fueron estos líderes? Aquellos que supieron llevar adelante y entendieron que:

  • las emociones eran la clave fundamental para superar aquellos momentos con las personas que se quedaban en los equipos. Miedo, tristeza, melancolía, añoranza,... Fueron líderes que supieron aplicar la GESTION DE LAS EMOCIONES COLECTIVAS dentro de sus equipos, y no los que intentaron acallarlas o ignorarlas.
  • Aquellos que supieron trabajar el desarrollo de la CONFIANZA, que supieron fortalecer sus tres pilares (Compromiso, Sinceridad y Competencia)
  • Aquellos que comprendían la Curva del Cambio, sabían qué acciones tomar en cada una de las diferentes fases y sabían cómo aplicarlas.
  • Aquellos que instauraron en sus equipos una comunicación más frecuente, sincera, bidireccional y fluida. Conversaciones tanto individuales como de equipo e incluso con miembros de otros equipos para regenerar ese tejido colaborativo.
  • Aquellos que supieron ver que su posición no debía ser la del "salvador" de todo el mundo y sí la del líder al servicio, que sabe dar un paso atrás cuando es necesario, que sabe escuchar y que genera entornos de seguridad psicológica.
  • Y aquellos que, teniendo en cuenta todo lo anterior, supieron combinarlo con un estilo de liderazgo claro, dirigido, hacia una visión compartida y que supieron revalorizar el PROPÓSITO del trabajo que hacíamos allí día a día.

En estos días, estamos viendo y oyendo noticias de muchísimas personas que van a tener que abandonar sus puestos: fusión de Bankia con Caixabank; reestructuración de El Corte Inglés, Unicaja y Liberbank, Perfumerías Douglas,..., y no deberíamos olvidarnos de que la situación para los que se van es dura, pero también es emocional y laboralmente complicada para las personas que se quedan y económicamente difícil para las compañías en sí.







Mary Ely Iglesias

Executive Coach y Equipos ICF. Sinergóloga. Experta en Assessment. Talento, Liderazgo y Coaching. Socia Executivas de Galicia

3 años

El final de tu articulo me gusta pues tienes en cuenta a las tres partes afectadas. 👏👏 Un abrazo.

Bisila Bokoko

United Nations Honoree & Executive Chair I Global Leadership Speaker I Entrepreneur I Author

3 años

Brillante Javier!!!! Súper de acuerdo!!!

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