YO FUTURO
En una casa de campo se instaló una ratonera. El ratón, aterrorizado, fue corriendo a advertir del peligro a la gallina, al cordero y a la vaca; pero ninguno le hizo caso al no sentirse amenazados. Aquella noche, la dueña de la granja fue picada por la serpiente venenosa que cayó en la ratonera. Para bajar la fiebre, el granjero le preparó una nutritiva sopa cuyo ingrediente principal fue la gallina. Como recibieron la visita de amigos y vecinos, para darles de comer, el granjero mató al cordero. La mujer acabó muriendo y el granjero vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
Es fácil solidarizarse con el atribulado ratón y burlarse de la necedad del resto de animales, pensando que nosotros actuaríamos con más inteligencia. Ello se debe a que no somos conscientes de cómo nuestros sesgos cognitivos reducen la efectividad de nuestras decisiones al errar en la dimensión socioemocional y en la racional:
· Empatía. El cerebro utiliza una región neuronal para la representación de nosotros mismos y otra diferente para representar a los demás. Por lo general nos enfocamos en priorizar nuestra propia seguridad o caprichos, obviando las auténticas necesidades ajenas. El egoísmo es más fuerte que el altruismo, mientras nos sintamos tan alejados.
· Anticipación. Además de esa dialéctica del “tú y yo actual” nuestro cerebro es capaz de imaginarnos en el porvenir, en forma de “yo futuro". Le ubica en la misma zona reservada para los extraños, por lo que reaccionamos ante nuestro igual venidero como ante un desconocido. Mientras disfrutamos la gratificación inmediata le cedemos los compromisos más ingratos, hipotecando al yo que un día seremos.
Investigadores de la Universidad de UCLA, han descubierto que quienes conciben a su yo actual y futuro como una misma persona que no cambia en el tiempo, toman mejores decisiones y son más felices que quienes creen que su forma de ser mejorará o empeorará con el tiempo. La naturaleza humana no va a cambiar pese a grandes alteraciones situacionales, lo que hace contraproducente generar sufrimiento adicional “angelizando” y “demonizando” a diestro y siniestro, a uno mismo o a los demás. El bienestar aumenta alineando a nuestro gemelo futuro con los tú y yo presentes.
Dado que el ayer llegó al hoy y el hoy llegará al mañana, esforcémonos en aportar nuestro granito de arena para construir un futuro mejor junto a los demás. Es difícil controlar emociones y pensamientos pero no lo es decidir qué decimos y hacemos. Con una pequeña reflexión se puede elegir sabiamente y, cuando llegue el día, podremos contemplar la vida sin el remordimiento de lo que se dijo/hizo o se dejó de decir/hacer.
Para Virginia Burden: “La cooperación es la convicción plena de que nadie puede llegar a la meta si no llegan todos”. Sincronicemos los relojes para…
Liberarnos juntos de la ratonera del tiempo