¡Miéntanse, engáñense, róbense!
Vengo de una familia en la que la cultura del trabajo estaba muy presente. Hay dos historias que me marcaron mucho de chico y de más grande. La primera es aquella que contaba mi viejo. Resulta que su padre tenía una panadería. Mi viejo (en aquel momento de menos de 10 años de edad) le pidió que le regalara una bicicleta. Me abuelo le regaló una bici... pero una con un canasto delante para que ayudara a hacer el reparto de pan... si quería pedalear, que lo haga mientras ayudaba a la familia. De la otra historia, soy co-protagonista junto con mi viejo que me transmitió la enseñanza de su padre. En el mejor momento económico de mi familia, recuerdo que cuando le pedía a mi viejo comprar algo que costaba una cantidad sustancial, él me decía que hiciera algo a cambio. Lo que más de una vez hice fue barnizar la baranda de madera del balcón, la que debe haber duplicado su volumen dado las manos de barniz que le apliqué toscamente.
Todo esto me llevó a apreciar o a creer en la cultura del esfuerzo. En algún punto, creí que cuando más esfuerzo hacía, mejor resultado obtendría. Claro que esta lógica sirvió, aunque la relación entre esfuerzo y resultado no es lineal. Las razones por las que desacopla el esfuerzo y el resultado incluyen que no estamos con la misma energía todos los días, que nos distraemos, que hay momentos del día en los que nos sentimos mejor para hacer determinado tipo de tarea. El punto de esto es, tenemos que conocernos y tenemos que ser inteligentes en cuanto a cómo dedicamos el tiempo en cada momento del día, en cada día de la semana, etcétera. Por ejemplo, en mi caso, el trabajo creativo me sale mejor y con mayor facilidad durante la mañana.
¿Cómo entra el róbense, engáñense y miéntanse? Creo que, dado que parto desde el punto que a mayor esfuerzo mejor resultado, si nos esforzamos por ser conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo y de cuánto tiempo le dedicamos al trabajo, tenemos que mentirnos respecto a que unas horas más a la semana son las que harán la diferencia en el resultado, tenemos que engañarnos respecto a que podemos trabajar un poco más, y tenemos que robarnos tiempo para hacer algo para lo que no esperamos resultado.
Esto genera la oportunidad de un aprendizaje sensacional. Cuando hacemos una actividad sin esperar un resultado, la hacemos sólo por goce que nos genera el proceso de hacerla. El enfocarse en el proceso en lugar de en el resultado, nos permite experimentar la actividad de otra manera. Por ejemplo, no la hacemos para responderle a un jefe o a un cliente o a un familiar u algún otro tipo de presión social. La forma en la que se experimenta una actividad al hacerla enfocándose en la actividad nos permite intensificar la experiencia. Si somos sensibles a cómo nos sentimos en esos momentos intensos, tal vez podamos apreciar que realizamos esas tareas estando más relajados, que lo hacemos más plenamente, que resultamos ser más creativos.
La idea de este post es por lo menos cuestionable: miéntanse, engáñense, róbense para hacer una actividad sin propósito específico. La idea es cuestionable, pero quién sabe cuánto puedas conocer de vos mismo.
Principal @ JBM | Executive Hiring x VC/PE backed Scale ups
10 añosMuy bueno !
International business leader with strong experience in Marketing, Strategy and Operations
10 añosEl famoso concepto de "estar en la zona", donde todo sale bien y sin esfuerzo. Ojalá se pudiera hacer todo así, sería el fin de la desmotivación. Muy buen post. Esteban
🔘 Desarrollo productivo sostenible / Sustainable productive development 🔘 Innovación y crecimiento empresarial / Innovation and business growth
10 añosPrimero, estoy de acuerdo en que el descanso es tan importante como el entrenamiento y que potencia la productividad de las horas que se dediquen justamente a producir algo. Segundo, disfrutar del trabajo (del proceso y el resultado) es sano y edificante. En tercer lugar, no creo que la cantidad de esfuerzo sea la clave para obtener grandes resultados. En este tema, como en muchos, la calidad y la inteligencia en el trabajo son las claves. Hay gente que se esfuerza un montón y nunca consigue nada, más que estrés y frustraciones, mientras otros que parecen estar siempre muy relajados logran mucho mejores resultados porque el tiempo que dedican es efectivo, de calidad y utilizan sus recursos de manera inteligente.
Editor y coach para la escritura de libros. Especializado en temas de management, desarrollo personal, historias de empresas exitosas.
10 añosDe acuerdo Sebastían. En parte hemos perdido la capacidad de estar "ociosos", o sea dedicar tiempo a lo que nos gusta pero no es productivo específicamente. "Perder el tiempo" está mal visto en nuestros valores inculcados. El "ocio" para los griegos era la condición necesaria para poder pensar y se oponía al neg-otium. Y poder pensar es la condición necesaria para "quién sabe cuánto puedas conocer de vos mismo"