“El Sabio Permite que el Sastre le Confeccione su Traje”. Proverbio Chino.

“El Sabio Permite que el Sastre le Confeccione su Traje”. Proverbio Chino.

Por José Luis Sorcia.

La industria de la agricultura en invernaderos y mallas, es algo que se ha puesto en boga de unos seis años a la fecha en México. Ha dado lugar a que empresarios ávidos de invertir en nuevos negocios hayan empezado a incursionar en el tema. Es más, me atrevo a decir, sin temor a equivocarme que muchos de ellos "lo han hecho solo por no quedarse atrás" frente a familiares o amigos de la región donde cohabitan para demostrar que “ellos también tiene con qué y pueden hacerlo”.

Así, nos enteramos que fulano o mengano ya puso invernaderos. Pronto vemos como el agricultor en ciernes, está dando sus primeros pasos, metido en algo que desconoce absolutamente y que para su desgracia es en nada parecido a lo que pudo haber hecho en otros negocios o industria.

Y es que la agricultura es algo especial. Los especialistas en el tema dicen que se necesitan mínimo cien años para aprenderse bien el negocio debido a que cada año no es igual al siguiente ni al que vendrá. Son muchos los factores que intervienen para poner en riesgo todo o para ganar todo. Lo que si es cierto es que trabajar en agricultura protegida no es sinónimo de éxito total aún, es difícil, más no imposible. Son varios los factores en los que puede residir el problema. Aquí esta el primero y quizá el principal de todos.

El empresario experimentado en otros negocios de giros distintos, llega a creer que con haber puesto la inversión y co-dirigir junto con un gerente de producción, generalmente recomendado por el mejor de sus amigos -quien a la postre se convertirá en el peor de sus enemigos por los resultados que vendrán- creerá haber empezado el inicio de “su gran fortuna”. Pero… Oh!, craso error… Todo podría ir de bien a cada vez mejor, si estos nuevos empresarios de la agricultura decidieran actuar más como buenos inversionistas que como agricultores de medio tiempo o de "hobby de entre semana".

Ahora explico: Cuando el empresario de otros giros decide entrar al de la agricultura protegida, debe estar consciente de una cosa que me comento un experimentado vendedor de semillas quien hace tiempo me pregunto: ¿Oye José Luis, el dueño de este negocio ha de tener un montón de lana cierto?. A lo que yo le respondí: -no tengo la menor idea al respecto de cuánto pudiera tener ni me incumbe-. Y él completó la sentencia: “…pues seguro ha de tener un buen de billetes para meterse en esto, porque este negocio cuando te deja ganar ganas mucho, pero cuando pierdes, lo pierdes todo y hay que volver a empezar de cero”.

Experimentado en otras industrias más formales y cíclicas donde los únicos contratiempos son las condiciones del mercado y las recesiones económicas, Yo me quede con la frase para confirmarla o rechazarla en mi experiencia por venir como director de una empresa de invernaderos -función que inicie hace ya varios años- cuya producción era para exportar a Estados Unidos y Canadá.

El tiempo me ha hecho confirmar la certeza de la frase: "Este negocio es para quien tiene mucho dinero". Pero no solo eso, sino que aparte del dinero, es para quien tenga la inteligencia suficiente para "conseguirse a un buen sastre y permitirle que le confeccione su traje”.

La gran mayoría de los que han metido su dinero en este tipo de inversiones la han perdido. Ha sido por diversas razones, pero una ha pesado muchísimo más que las otras: “No han dejado que un experto les confeccione su traje”. Por lo tanto, se pasarán ciclo tras ciclo, luciendo garras y “continuarán siendo el hazme reír de la región”. Para evitar esto, es fundamental aceptar que la agricultura protegida no es cuestión de genios, pero tampoco tarea de inexpertos. Tenemos que partir de premisas especiales como son: la selección correcta de la gente correcta, en el puesto correcto, haciendo lo correcto en el momento correcto y con la intensidad y pasión correcta. Es decir, un negocio bien planeado. Tarea a la que por cierto muchos de los neo agricultores y sus "inges" no están acostumbrados y se les complica.

Es el principio de este negocio, debemos empezar por escoger bien a quien será el Director de la Empresa reportando al o a los inversionistas. De lo contrario, desde ahí empezarán los interminables problemas por venir. Ese Director tendrá que tener un perfil perfectamente definido en relación al tipo de empresa que queremos tener. Por lo tanto, la labor debe ser muy especializada, lleva tiempo y solo se puede encargar la tarea a un especialista que tenga conocimiento global de la industria, habilidad para escudriñar en la experiencia del candidato, conocer las fuentes de donde ha abrevado su “expertis” para ponerlo en favor de las metas de la empresa y luego de una profunda entrevista y exámenes sicológicos, definir si es la persona correcta o no la que estará a cargo de la empresa.

En la siguiente entrega les daré algunas pistas para considerar quien puede ser un buen candidato para dirigir una empresa agrícola.

Salud y Excelente Cosecha!

José Luis Sorcia.

“Humilde Aprendiz del Universo”.