#6 - Oldies, but goodies

En un mundo donde el binge-watch se ha convertido en nuestro deporte favorito, de pronto es bueno parar un poco.

Han sido días de un ritmo acelerado y bajar la velocidad siempre viene bien. Lo mismo aplica para el contenido que se consume.

Hoy en día tenemos demasiadas plataformas para ver series y películas, escuchar música, ver transmisiones en vivo, etc. Tenemos demasiadas listas de cosas que queremos ver y/o escuchar. Todas esas historias están ahí, esperando, y de pronto esas listas comienzan a vaciarse a una gran velocidad.

A mí me gusta de pronto regresar en el tiempo. Tengo mi comfort content, esas series o películas que vuelvo y vuelvo a ver, después de consumir contenido nuevo por varias horas (o días). Mis contenidos de confianza abarcan desde The Office, Modern Family, The Ranch, House, hasta Mission: Impossible, Lethal Weapon, entre otras.

Pero justo esta semana comencé una serie que, en su momento, veía por TV y luego en DVD (todavía tengo toda la serie completa en este formato): 24. No está dentro de mi comfort content, pero ya tenía tiempo que quería revisitarla. Cuando se estrenó me llamó mucho la atención que el foco de la promoción estaba en la forma en que se contaba la historia, más que en la historia o sus protagonistas en sí.

Estaba contada “en tiempo real”. Es decir, el tiempo que duraba cada episodio (entre 40 y 50 minutos), era lo que sucedía en pantalla. La narracin en tiempo real, para ese entonces, era algo innovador en series de TV. No recuerdo del todo bien, pero no se había hecho antes.

Se estrenó en 2001 y duró 9 temporadas, con una película incluida entre las temporadas seis y siete y de manera general, se trata de una serie de espías. En este caso, cada temporada abarca 24 horas en la vida de un agente federal antiterrorista de Estados Unidos que siempre está al filo del reglamento.

He visto la mitad de la primera temporada, lo que equivale a medio día en la narrativa de la serie, y debo decir que ha envejecido bien. Volver a escuchar los sonidos, sobre todo de la intro y de los teléfonos del cuartel del equipo antiterrorista, me trajo buenos recuerdos y no me ha costado ver los primeros episodios. Y digo que no me costado verlos porque hay otras series o películas de más de veinte años, que se vuelven tediosas o aburre su ritmo, y creo que tiene que ver mucho la forma en que está contada la historia.

Si les gustan las series de espías, se las recomiendo. Kiefer Sutherland, el protagonista, lo hace muy bien y la historia atrapa y entretiene, cumple su cometido. Además, la trama de cada temporada es, hasta cierto punto, atemporal.

Todo se vale con tal de darle a una historia el impacto que queremos.

24 es una clara muestra de que siempre se pueden encontrar nuevas formas de contar historias. A veces, con sólo cambiar el medio, la historia puede parecer diferente y eso nos puede ayudar a que sea más atractiva. Estoy seguro que, si 24 no estuviera contada en tiempo real, no hubiera tenido el éxito que tuvo.

A veces, tenemos que dar un paso hacia atrás, ver nuestra historia y cambiar la forma en que la hemos contado, ya sea su orden, los protagonistas o tal vez el medio. Todo se vale con tal de darle a una historia el impacto que queremos.

¿Qué contenido vuelven a ver una y otra vez? ¿Cuál están pensando ver de nuevo?

PD 1: En TV, cuando la serie se iba a corte, aparecía un reloj con la hora, y cuando regresaba de corte, el reloj avanzaba. Yo tomaba el tiempo que duraba el corte y verificaba que en verdad, el tiempo de duración del corte era el tiempo que había avanzado el reloj. Todo para comprobar que sí estaba en tiempo real.

PD 2: ¿Han notado que las iniciales de muchos de los espías de la TV y el cine son JB? Jack Bauer, en 24; Jason Bourne, en la saga de Bourne; James Bond, para mí, el mejor espía de todos.

La rola de esta semana es Not Enough Whiskey, de Kiefer Sutherland, que además de ser vampiro, espía internacional y demás, también hace música, country en su caso, y lo hace bien.