Año nuevo, vida nueva
Por fin terminaron las fiestas navideñas y ahora una gran mayoría comenzará una dieta detox, apartando dulces y snacks, comiendo más frutas y verduras y realizando más ejercicio y actividad física. También ordenamos la casa y tiramos objetos inservibles que acumulan polvo, libros que nunca volveremos a leer o ropa que ya no nos cabe o apenas nos ponemos en alguna ocasión. Pero también hay que hacer limpieza de personas. En mi caso comencé el primer día del año. Borré de mi móvil algunos contactos que me estaban decepcionando pero les iba dando segundas y terceras oportunidades, hasta que el universo te abre los ojos. Son las típicas personas a las que siempre felicitas por su cumpleaños y te envían un escueto “gracias” o un emoji solitario y luego ellas no se acuerdan del tuyo o le importas bien poco. Se te cae la venda de los ojos cuando el destino te hace pasar por momentos dolorosos como una ruptura amorosa o el fallecimiento de un familiar y recuerdas que una de esas personas pasaron antes por lo mismo y en mi caso, mostré empatía y consuelo por la pérdida. Y sientes una profunda decepción cuando no recibes ni un breve pésame o unas palabras de aliento y fuerza. Y miras los teléfonos de tu móvil y te das cuenta que aparte de los familiares directos y un par de amigos que siempre están ahí, el resto es pura paja, son personas con las que quizás hablas un par de veces al año o ni eso. Y lo mismo sucede con los contactos de las redes sociales. Puedes tener miles de “amigos” pero en el fondo son unos desconocidos. Y me he acordado del libro de Marie Kondo, La magia del orden donde decía que solo guardaras libros o recuerdos que te hacen feliz. A menudo el universo te envía señales y te grita: Olvídalo, es el pasado, ya no hay que insistir más. Y si no haces caso, interviene de manera forzosa ya sea con pequeños accidentes que te hacen reaccionar. Después ocurre lo contrario, personas que intentas alejar y olvidar pero el destino como si fuera una ola de mar, te las acerca siempre a la orilla de tu vida. Hay vínculos de alma que no se pueden romper y aunque pasen años y tiempo, siempre te acuerdas de ellas y nunca te olvidas de su cumpleaños o los recuerdos afloran en tu mente cuando escuchas una canción que va ligada a una persona que te trae buenos momentos. Quizás es la edad, pero ahora comprendo a la primera los avisos del universo, no doy tantas vueltas a la cabeza y dejo fluir. Lo que es para ti, volverá de alguna forma y lo que cumplió un propósito en la vida y aprendiste una lección, se marcha para siempre. Gracias por leerme.