Cómo detectar situaciones de Violencia de Género desde el Aula
Durante la adolescencia y/o primera juventud se establecen las primeras relaciones románticas.
Es parte del proceso evolutivo de los adolescentes y señal de un saludable desarrollo, no obstante, es importante que estas primeras relaciones que se establecen sean sanas para que nuestros hijos o alumnos no incorporen o normalicen patrones de relación tóxicos que luego vayan a mantener a lo largo de su vida adulta.
Según la Macroencuesta de Violencia de Violencia contra la Mujer 2019, el 19,3% de las mujeres de entre 16 y 24 años que han tenido pareja ha sufrido violencia física y/o sexual de sus compañeros sentimentales; el 43,1 %, violencia psicológica; y el 43,8 %, violencia de control.
Además, el uso de las nuevas tecnologías es facilitador del control ejercido sobre la pareja y el fenómeno de violencia de género en adolescentes se presenta de un modo más explosivo y con un mayor número de agresiones físicas, dada la falta de control de impulsos que caracteriza esta etapa del desarrollo.
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Algunas de las señales que deben alertarnos de que la relación sentimental que ha establecido el adolescente no es sana son las siguientes:
Si observamos que la relación tiene alguno de esos marcadores tóxicos, tanto si es la “víctima” como si es el “elemento tóxico”, no debemos oponernos a ella mediante la prohibición, puesto que solo conseguiremos que se mantenga a escondidas perdiendo toda la información posible, si no que debemos sentarnos con nuestro hijo/a o alumno/a para hacerle reflexionar sobre lo que es un “buen amor” y como éste nos tiene que hacer más felices de lo que estábamos solos y no suponer una carga.