¿Cómo seguimos?

En los tiempos que corren, se hace difícil darse cuenta de cuales son las proyecciones y desafíos que nuestro país debe ponerse como meta para salir del estancamiento en que se encuentra.

Para nadie es una novedad, que la principal preocupación, para el ciudadano común, sigue siendo el tema de la inseguridad. Todos los días, vemos casi sin sorprendernos, como se erosiona nuestra privacidad, como se vulneran los derechos mas elementales de las personas en su diario vivir y actuar, por parte de la delincuencia. 

La salud, también sigue siendo un tema preocupante, donde se mantiene mucha incertidumbre, con respecto a la participación de las Isapres versus Fonasa, en una dinámica de episodios que tienen un trasfondo mas político y efectista que las reales ganas de sacar adelante lo mejor para el usuario o afiliado.

En el tema de las pensiones lo mismo, dimes y diretes entre los estatistas por un lado y los que van por mejoras al sistema actual. Al final el tiempo pasa y la gente sigue jubilando y ve con pavor la llegada del tiempo que debería traducirse en júbilo en una desazón completa.

En educación, la cosa no anda mejor, la implementación de los SLEP ha sido un completo fracaso, lo que se ha traducido en algunos casos, en perdidas de clase irrecuperables y angustia para los padres y apoderados. Todo sigue igual.

En la educación superior, con una amplia cobertura, acrecentada por las alternativas de financiamiento vigente, se hace necesario ir evaluando, como nos hacemos cargo de relevar las áreas disciplinares que el Chile del siglo XXI demandará para futuros profesionales y técnicos y como flexibilizamos las posibilidades de lograr sacar adelante los desafíos de formación de capital humano o personal calificado, cualquiera sea la denominación.

Esto por supuesto, debe ir acompañado de una visión, que permita ir proyectando y diversificado la matriz productiva de nuestro país, con áreas que en algunos casos están en desarrollo e implementación como lo son las energías limpias, la explotación del Litio, mejorar y dar sustentabilidad a la salmonicultura, mejorar y ser más eficientes en la explotación de nuestros recursos minerales, relevar la excelente idea que ha estado desarrollando la Marina con ASMAR en la construcción de buques de gran calado, reimpulsar al sector vitivinícola y de exportación de frutas, seguir incrementando la matriz en el campo de los servicios, entre otros.

La tecnología como un tsunami, con toda su carga y expansión ha permitido desarrollar y explorar desde hace un tiempo atrás, nuevos formatos para la impartición de carreras con el uso intensivo de la tecnología, lo que ha dado como resultado, el que muchas personas, a través de un sistema deslocalizado y fundamentalmente más flexible, puedan alcanzar sus metas para convertirse en profesionales usando estas alternativas de formato distinto a lo que estábamos acostumbrados.

La capacidad de enfrentar estos desafíos como país deben llevar a las Instituciones que participan en este ecosistema, a entregar las herramientas necesarias, para entregar programas pertinentes, metodologías adecuadas y adaptadas a este entorno cibernético. Formar y capacitar de la mejor manera a los docentes en el uso y desarrollo de productos instruccionales adecuados para este propósito, pero por, sobre todo, dotando a la institucionalidad de la organización, de todos los mecanismos que aseguren la calidad en la formación y la motivación y acompañamiento adecuado a nuestros estudiantes para sacar adelante sus proyectos profesionales y de vida.

En fin, como país tenemos un gran desafío, unir esfuerzos para retomar la senda del crecimiento económico sostenido, mejorar la institucionalidad y robustecer los mecanismos de control , llamar a los mejores a trabajar en el Estado, lograr recomponer  instituciones como la Iglesia que en su tiempo contribuyó como mediador, lograr que las instituciones cumplan a cabalidad su Institucionalidad y no sean presas del gobierno de turno, dar continuidad a los procesos que han sido exitosos en un gobierno y solicitar a nuestros legisladores que piensen y se pongan en el lugar del ciudadano común, que demanda de ellos seriedad y representatividad privilegiando los intereses superiores de la Nación y no los intereses partidistas e ideologizados.

¿Se puede?, confío que se puede, hagamos todos el esfuerzo de contribuir con un cambio de actitud para con el otro, contribuyamos a que nuestra Nación crezca primero en retomar nuestros principios y valores y eso pasa por cada uno de nosotros.  Todos hacemos esta querida Nación.