VOLVER A LA NUEVA NORMALIDAD

Sin lugar a duda, la labor docente es una de las actividades más trascedentes y de mayor valor en un proceso de formación, el enseñar, el apoyar el vivir la realidad al interior de las aulas, es una experiencia muy gratificante y de muchas satisfacciones, además que demanda mucho esfuerzo y dedicación.

Hemos hablado de manera bastante extensa de la capacidad de reacción que tuvimos al volcarnos obligatoriamente a la no presencialidad, lo que nos ha permitido continuar los procesos de enseñanza aprendizaje, pero todo esto ha tenido un costo asociado que es conveniente considerar.

Por un lado, enfrentamos un proceso que para los estudiantes ha sido muy exigente, muy cansador y agotador, creo que ha generado una nueva cultura de formación, el estar inmersos en una pantalla gran parte del día, en una gran mayoría de ellos a través de la interfaz de un celular, ha provocado diversas externalidades no tan positivas en muchos casos.

Encierro, poca actividad física, problemas visuales, ansiedad, poco relacionamiento con el entorno, provocan serias patologías, no fáciles de soslayar.

Aunque estamos retomando actividades que tienden a la normalidad prepandemia, hay elementos que algunos no quieren o no pueden dejar de lado y les cuesta verlos como nueva normalidad y es entendible, los seres humanos somos de costumbres. Hay que tener en cuenta estos aspectos y ojalá poder trabajarlos en familia, para desacostumbrarnos a esta hibernación obligatoria.

Por el lado de los docentes, mucha creatividad, paciencia y ajustar lo que no estaba preparado para la no presencialidad a un formato que denote de la mejor manera los elementos que permitan a nuestros alumnos adquirir las competencias que se necesitan para ir avanzando en sus aprendizajes. El uso intensivo de la tecnología, la creación de productos instruccionales adecuados, la simulación de algunas temáticas disciplinares prácticas, evaluaciones en línea, ambientes de aprendizaje a través de la plataforma, acompañamiento, estímulos, son un activo que hay que valorar y no dejar de lado,

Todo esto se ha realizado por mas de un año, que titánica tarea¡¡¡, que esfuerzo colaborativo se ha tenido que llevar a cabo, es encomiable. Sin lugar a duda, un reconocimiento para todos los que se comprometen mucho más allá de lo que significa una obligación contractual.

Es hora de nuevamente girar y retomar lo que hacíamos antes de la pandemia como algo casi instintivo, pero que a muchos hoy día les cuesta asumir. Por muchas razones, por acostumbramiento, por no saber como me integro nuevamente al “circuito”, como me integro físicamente a mi entorno, como abordo este nuevo “empezar a andar presencial” sin temores, creo que es un desafío que no hemos asumido en su totalidad y que en algunos casos tiene costos demasiado alto. Seamos flexibles, retomemos nuestro compromiso en apoyarnos, en levantarnos nuevamente, con la mirada propositiva de que el tiempo avanza y que debemos creer que lo que viene de manera presencial será mejor, acompañados de la primavera

ROBERTO VALDES LEZANA

Ex Profesor de postgrado en Universidad Andrés Bello

3 años

Excelente reflexión como siempre. Saludos

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