¿Cómo ser feliz sin ser perfectos?

¿Cómo vivir feliz sin ser perfecto?

Al día de hoy, nos han vendido la idea que tenemos que ser perfectos, la perfección es vista como un sinónimo de felicidad y productividad, el deseo de hacer las cosas bien ya no es suficiente, ahora necesitamos hacer todo perfecto, pero ¿cuál es el problema del perfeccionismo? De acuerdo con Cristina Ruiz Coloma (2000) el problema radica en que se establecen metas muy altas, poco alcanzables y esto genera frustración. El perfeccionismo recordemos es un rasgo de personalidad, en el cual se combinan tres aspectos: un deseo de mejora, un afán por alcanzar metas elevadas y preocupación por el concepto que tienen los demás sobre uno.

Ser perfectos nos puede llevar a un desgaste innecesario, si bien es cierto en nuestra vida necesitamos, metas y disciplina es importante no sobre exigirnos. Coloma distingue tres tipos de perfeccionistas:  Los irreales, aquí estan las personas que tienden a establecer metas irreales, o casi imposibles de cumplir y lo peor es que genera una autocrítica y autorecriminación si las cosas no salen como espera. Los segundos son los exigentes, estos buscan que otros satisfagan su necesidad de perfección se ponen irritables o enfadados si alguien no cubre sus expectativas y por último estan los que les cuesta adapatarse, estas personas atribuyen a los demás determinadas exigencias con relación a ellas, es decir siempre miden o comparan sus resultados a partir de los otros, y por lo mismo tienden a buscar la aprobación en los demás y sino la consiguen sufren de sentimientos de depresión o ira.  

Pero… ¿de donde viene la necesidad de ser perfeccionista? Esta es una respuesta multifactorial, y nos podemos centrar en los factores biológicos, psicológicos y medioambientales o incluso nuestra historia de vida ayuda a determinar si seremos o no perfeccionistas, con esto no quiero decir que hacer las cosas lo mejor que podamos sea incorrecto, sino que llegar al extremo es negativo y nos resta calidad de vida.

El perfeccionismo puede clasificarse en dos tipos uno adaptativo y uno desadaptativo, comenzemos por el desadaptativo que es en el que encontramos una autoexigencia desmedida y una autocrítica extremadamente dura, que nos lleva a una rigidez mental que nos impide ser flexibles con nosotros mismos. Aquí nuestra preocupación se eleva al mil, el agotamiento por alcanzar las metas nos alcanza y nos sentimos frustrados todo el tiempo, este perfeccionismo es tajante es todo o nada, nada es suficiente solo aquello que se considera impecable y lo que no este dentro del estandar se considera un fracaso. Este perfeccionismo puede llegar a ser paralizante ya que al no alcanzar la meta que se esta proponiendo  se suele abandonarla, y estamos de acuerdo que no hacer nada es peor que un pequeño avance o un avance irregular. 

Por otro lado tenemos el perfeccionismo adpatativo este es uno más benevolo, se vuelve más realista y establece metas altas pero alcanzables, a diferencia del desadaptativo suele haber una buena autoestima por parte de las personas, lo que les ayuda a valorar y potenciar sus fortalezas permitiendoles conquistar sus metas. Este proceso contempla como algo valioso el proceso de aprendizaje los errores son parte de ese aprendizaje y son almacenados como experiencia para futuras acciones.

Pero ¿qué podemos hacer para encontrar el punto de equilibrio entre ser realmente mediocres o malos y el tiranismo del perfeccionismo? Cuando pienso en esta idea siempre recuerdo una frase de mi abuela cuando le cuento que a veces no puedo con todo, y sale a relucir  su frase “Hazlo con 6 pero hazlo” y creo que se asemeja mucho a la frase de Robert Schuller “Mejor hacer algo imperfecto que no hacer nada sin falta alguna”

Esto me invita a presentarte la  regla del 70%, esta regla nos marca que debemos esforzarnos hasta conseguir un 70% de la perfección que tenemos en mente. Conseguir el 70% de nuestra meta es casi un hecho seguro, esto nos brinda la flexibilidad necesaria par continuar creando, estudiando y trabajando y te permitirá pasar al perfeccionismo adaptativo, en el que valoras la experiencia y aprendes del proceso.

Ahora veamos como aplicar esta regla, cuando nos fijamos una meta siempre esperamos obtener el resultado óptimo buscamos el 100% ya sea en una asignatura, en una tarea de labores domesticas, hacer deporte o una actividad laboral. Esto muchas veces no nos permite avanzar y el trabajo se acumula y acabamos frustrados porque no concluimos con nada.

Recordemos y apliquemos la regla del 70% 

Lo primero que debes hacer poner manos a la obra comienza esa tarea, evita la critica y termina, no se vale criticar durante el proceso.

Una vez terminada la tarea preguntate ¿Esto esta perfecto al 70%? Se sincero y controla el pensamiento autocritico si la respuesta es Si puedas dar por terminada la tarea y continuar con otra actividad. Si contestas que no, preguntate lo siguiente ¿Qué necesito hacer o corregir para llegar al 70%? debemos enfocarnos en mejoras de forma concreta y no volar hacia el 100%

Aunado a esta regla prueba mantener presente los siguientes puntos

·      Es normal ser imperfecto

·      No necesitas completar todas las tareas a la perfección para poder disfrutar el proceso.

·      Si quieres aumentar la confianza en ti mismo por terminar una tarea traza objetivos realistas y alcanzables.

·      Todo en esta vida tiene muchas tonalidades no todo es en blanco y negro.

·      Existen muchas formas correctas de hacer las cosas para eso está la creatividad.

·      Al momento de liberar tiempo de la tirania de la perfección tendremos tiempo para disfrutar de otras cosas.

·      Busca siempre la aprobación interna y deja de dar tanta importancia a lo que piensen los demás.

Aplicar esta regla  requiere tiempo y práctica, ¡intentalo! sino puedes controlar tu perfeccionismo por ti mismo tal vez seria buena idea buscar a un profesional, para ayudarte a manejar el perfeccionsimo desadaptativo y empezar a ser más flexible.