Consultoría aplicada: desafíos y ventajas competitivas de las empresas familiares

Consultoría aplicada: desafíos y ventajas competitivas de las empresas familiares

Aunque a simple vista parezcan ecosistemas corporativos fáciles de administrar y escalar, las empresas familiares a menudo presentan desafíos que requieren la intervención de expertos en consultoría organizacional.

La primera cuestión a resolver en las compañías de familia tiene que ver con los deseos de los hijos. En este sentido, deben ser sinceros con ellos mismos —y, en consecuencia, con la generación que los precede— y verificar si realmente quieren continuar con el legado familiar.

Si no lo desean, entonces lo más sensato es dar un paso al costado y tomar otro camino. Pero, caso quieran pertenecer a la empresa familiar, entonces deben abandonar el rol de hijos, dejando de lado actitudes infantiles. 

Esto implica dejar de aspirar que sus padres modifiquen su forma de trabajar y de liderar la organización. Por el contrario, deben asumir un papel adulto y generar su propio espacio y protagonismo dentro de la empresa de su familia.

Principales obstáculos en las empresas familiares

Son diversos los escollos que atraviesan las compañías de familia.

Uno de los principales radica en que, como sus integrantes son familiares (padres, hijos y hermanos), existe confianza entre ellos. Esto a menudo deriva en la aparición de conflictos.

Cuando surge un inconveniente, en ocasiones la confianza que hay entre los integrantes lleva a que se digan cosas hirientes. Hay que tener cuidado con eso, porque si los conflictos no se exteriorizan, se transforman en problemas

En este sentido, es saludable que aparezcan, ya que la visibilización es el primer paso para la resolución.

Otra de las dificultades más frecuentes aparece cuando el fundador o la fundadora piensa o siente que la empresa debe cobijar a todos los hijos. Sin embargo, si ya hay más de 2 o 3 descendientes dentro de la organización, que todos compartan el mismo espacio de trabajo no siempre es lo más adecuado.

Algo similar sucede cuando el padre o la madre que han fundado la empresa quieren ayudar a un determinado descendiente, haciéndolo partícipe del emprendimiento. Sin embargo, si ese hijo o esa hija no desea formar parte de la compañía (o no tiene los conocimientos necesarios para hacerlo), esta situación se transforma en un inconveniente.

En este punto, es fundamental que la primera generación escoja de manera adecuada a los responsables de continuar con el legado familiar.

Los padres deben ser equitativos con los hijos, no igualitarios. Porque, si tratan de ser igualitarios, las consecuencias pueden ser perjudiciales.

Veámoslo con un ejemplo. Si bien algunos descendientes cuentan con habilidades de liderazgo, hay hijos que no tienen capacidad directiva. En estos casos, levantar la bandera del igualitarismo implica decirle a un hijo que tiene una capacidad que en realidad no posee.

Por eso, si el día de mañana ese descendiente que no está adecuadamente capacitado va a ser accionista de la compañía, no debe confundir la posesión de acciones con el rol o la capacidad de dirección.

Por otro lado, si un hijo tiene una forma de ser tóxica que daña a la empresa, debe ser removido por la primera generación. En todo caso, el padre o la madre puede ayudarlo por fuera de la organización, pero nunca por dentro.

Si lo hace, se arriesga a perder liderazgo o, en el peor de los casos, a tener que cerrar su emprendimiento.

Ventajas de las empresas de familia

Si bien puede hacer que los familiares digan cosas que lesionen los vínculos, la confianza también es una de las mayores ventajas de las empresas de este tipo.

Cuando se sienten “en familia”, las personas saben que el otro no tiene segundas intenciones, ni busca perjudicar al resto.

Esto a veces no sucede con un socio que no es familiar, en donde a menudo existe el fantasma del daño latente.

Por otro lado, como solemos decir en Quirós Consultores, en las compañías familiares los hijos “desayunaron empresario”. ¿Qué quiere decir esto? Que saben que el valor lo tienen que generar ellos mismos.

Esto le da continuidad a la organización, especialmente porque los padres son los referentes de sus descendientes.

Otro de los beneficios de las empresas familiares es la presencia de mujeres. Ellas suelen tener menos miedo que los hombres y no dudan en animarse a ir un paso más allá para resolver conflictos.

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