Controlar VS Empoderar

Controlar VS Empoderar

Antes de...

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Empoderar es una alegoría retórica de confiar. Ken Blanchard, define el empoderamiento como:

“Permitir que las personas lleven su cerebro al trabajo y proporcionarles la posibilidad de utilizar su conocimiento, experiencia y motivación para crear los resultados esperados. Hay que crear un clima empresarial que libere el conocimiento, la experiencia y la motivación que residen en las personas.”

¿Qué es mejor confiar o controlar?; pues depende del contexto y un factor esencial son las personas. Aunque si algo tengo claro es que en las administraciones públicas mucho mejor lo segundo, y en lo privado me decanto por lo primero, pero es cierto que no siempre es aplicable y no existe una fórmula que aplique a todos los escenarios. La observación dará la pista para declinar el “depende”.

Hay varias y diferentes formas de ejecutar ambas acciones y por supuesto en diferentes ámbitos y circunstancias, entre las cuales se encuentran algunas cuyo coste es muy superior a su beneficio. Hay que calibrar muy bien la relación coste-beneficio, creyendo obtener un beneficio solo se consiga un coste pernicioso.

Ahora voy a generalizar, y soy consciente de lo injusto que resulta. Considero que cuando se desconfía, esa desconfianza comienza por uno mismo, ¿se podría aseverar qué? “se cree el ladrón que todos son de su condición”. A esta frase tan castiza, siempre le ha seguido en mi cabeza un “caso de uso” que es el siguiente y tiene que con los padres, género masculino, y su temor a la adolescencia de sus hijas. Estaré equivocado, no lo dudo y por ello avanzo mis disculpas, pero todos aquellos que se comprarían una escopeta, -¿podría ser?- que ellos en su juventud fuesen un poquito “crapulillas”. No me preguntéis porque, pero así es como asocia las ideas mi raciocinio. Y hasta aquí la anécdota, volvamos al ámbito profesional.

No abogo por la anarquía, y menos aún con la tendencia individualista de la actual sociedad, se han de disponer normas y definir límites. Con una falsa concepción de la libertad extrema e individual, que en ocasiones desemboca en sobrepasar los derechos de los demás, el mundo se vuelve cada vez más individualista y menos cooperativo.

No comprendo el férreo marcaje de cada pequeño avance en cualquier tipo de trabajo, todos, absolutamente todos los trabajos se pueden medir por objetivos, trabajos grandes objetivos grandes, trabajos pequeños pues objetivitos. El afán controlador, es justo la excusa perfecta para el que controla pueda decir que no le da la vida. Cuando descubran la delegación se les va abrir un mundo multicolor. Y esto no va de no ser firme ante la ausencia de resultados, pero ante tal hecho es más que posible que las consecuencias tengan matices. Un de ellos podría tener como causa el tener que estar respondiendo al ping de forma constante.

Y ahora voy a matizar el párrafo anterior. No todos somos iguales en nuestra forma de actuar, hay quienes precisan de sentir el aliento en la nuca y quienes no. Por ello no es posible establecer normas escritas en piedra y que funcionen para todos y en todo momento. Se hace necesario modular y adaptar las circunstancias y maneras a los interlocutores.

Confiar no implica entregarse. No quiere decir no poner límites. Significa creer en el prójimo y delegar responsabilidades. Que cabe esperar cuando se confía; integridad, confiabilidad, suficiencia, involucración y colaboración, ahí es nada.

Dejar de controlar y empezar a confiar es el gran reto. En lo primero es imposible controlarlo todo, y como es -IM-PO-SI-BLE- son las circunstancias las que nos controlan.

La necesidad de controlar, según algunos expertos, está basada en que el "jefe" que no tiene una estrategia de trabajo o que no conoce con detalle el trabajo de sus equipos; si el jefe tiene claro los objetivos, las necesidades y los procesos, resulta sencillo dar autonomía a los colaboradores para que ejecuten sin tener que recurrir a estrategias de control.

“La mayoría de las personas tienden a trabajar con un estándar más alto cuando se les da confianza y autonomía”

No hace tanto tiempo tuve un responsable que dejaba espacios, dejaba proponer y hacer, si la propuesta estaba medianamente argumentada, no le asustaba correr riesgos y nos prestaba el amparo para hacer, permitiéndonos incluso parapetarnos en su rebufo. Para nuestra sorpresa fuimos conscientes de lo complejo que resulta ocupar espacios, o al menos yo lo fui. Llegando a la conclusión de que resulta extremadamente sencillo criticar. Ponerse al frente de una iniciativa o situación, aun cuando el ideólogo es uno mismo es una ardua tarea. Imaginemos lo que tiene que ser cuando tu figura es la de responsable subsidiario. W-O-W!!!

En este orden de cosas, la posición más cómoda es seguir al que manda, supuestamente eludiendo responsabilidades, aunque lo verdaderamente hiriente es lo que alegremente nos permitimos criticar sin ser consciente de lo que supone mandar.

Hoy en día, parece que se debe empoderar a todo el mundo, y no lo discuto pero tampoco lo comparto al ciento por ciento. Unos mínimos de integridad se hacen necesarios, empoderar a alguien que no asume sus acciones y/o decisiones es sinónimo de supina irresponsabilidad, o como definiríais dar galones a quien es capaz de sacrificar a sus propias tropas, y no me vengáis con son “daños colaterales”.

Con uno de sus habituales aforismos el profesor Feynman decía:

"One of the signs of intelligence is to be able to accept the facts without being offended."

Creo que es necesario y obligatorio dar oportunidades al mayor número posible de personas, pero si queremos obtener resultados, aunque suene cruel, habrá que optar por aquellos que demuestren su valía, y no solo por el mero hecho de agradar de cara a la galería, o cubrir simplemente un cupo. Manteniendo un exquisito respeto hacia los no elegidos. Hay que tener un exquisito cuidado en la elección para evitar sesgos injustos y partidistas. Todos somos necesarios. Lo importante es la misión y el objetivo.

Empoderar, es dejar el control de lado, permitir la creatividad, la iniciativa y el pensamiento.

El poder es responsabilidad y no imposición”. Anónimo

Recordad. Escrito en Marzo del 2022.

Joaquin Sanchez-Almaden Subias

CIO | Associate Dama Spain | Associate ANBAN (Asociación Nacional de Big Data y Analytics)

1 año

Sobre una parte de tu texto, el cual me parece muy bueno, hay una frase que depende quien la lea y según el contexto, puede ser llevada al extremo. Lo extraigo y saco del contexto global: "pero si queremos obtener resultados, aunque suene cruel, habrá que optar por aquellos que demuestren su valía" ¿Qué es la valía? ¿Cómo se mide y cuantifica? ¿Qué criterios hay que seguir para que se tenga en cuenta esa valía? ¿En que influye el proceso de madurez de toda la "cadena trófica" en esos criterios? La valía ¿es la capacidad que alguien tiene para hacer la bisagra? ¿Consiste en callar ante todo y decir amén a todo?. A una media de 160 horas x mes x 360 meses = 57600 es el número de oportunidades para recoger experiencias. Y hay cosas en el texto que mi experiencia matizaría mucho más, pero me gusta como piensas 🤗

Gorka Santos Ortells

Data Lover | Servicios y Soporte al asociado DAMA Spain

1 año

Se echaban en falta tus reflexiones compañero

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