Cuando se va un amigo

Este es sin lugar a dudas uno de los post más complicados para mí y es que en el día de ayer, se me fue mi gran amigo. Hablo de alguien especial, que todo lo daba, con una amplia sonrisa, con un gran corazón, lleno de energía, rápido y veloz. Ese que en los mejores, pero sobre todo en los peores momentos, siempre estaba a mi lado.

Ese que todo lo da sin pedir nada a cambio. Para mí no había nadie más noble en este mundo. Desde bien temprano fue ciertamente guerrero, independiente y con un alma libre. Poco a poco fui ganando su confianza, con nuestros tira y afloja, pero siempre respetando su espíritu independiente.

Alguien especial que por donde pasaba alumbraba con su mirada. Una belleza, una elegancia y una forma de ser, que hacía ganarse la simpatía y el corazón de todo aquel que pasaba a su lado o en algún modo y forma conectaba con él.

Después de una dura, sentida e inesperada despedida, te quedas con el corazón roto y lleno de dolor. Se fue parte de tu alma, es como si te hubieran arrancado algo importante en lo más profundo de ti, que te deja totalmente descolocado, desnortado y sin rumbo aparente. Toda la energía que brotaba dentro de mí parece haberse apagado, como aquella vela que tras un soplo inesperado llega a su fin.

Junto a él pasaba gran parte de mi día, compartiendo confesiones y situaciones muy dispares. Reclamando su atención constantemente siempre conseguía sacarme una amplia sonrisa. Llega un periodo de desolación, rabia, impotencia, incertidumbre.. el que paso ya es lo de menos, porque no me va a devolver a mi mejor amigo.

Aquellos que le conocieron lo recordaran sin lugar a dudas con una grata sonrisa. En mi caso particular, por esa relación tan cercana como dos almas unidas, me toca un duro periodo de duelo hasta poder llegar a un lugar y un momento, donde pueda recordarlo como ese gran amigo que sin lugar a dudas ha sido. Aunque te hayas marchado, formaras siempre parte de mí.

Todos tenemos, hemos tenido o tendremos un Buddy a nuestro alrededor y en nuestras vidas. Aprovechemos al máximo y con la mayor intensidad, cada minuto que pasemos junto a él o ella. Ya sabemos que las obligaciones y múltiples actividades nos consumen o agotan nuestro tiempo. Pero deberíamos vivir cada día con la máxima intensidad y con la mayor carga de energía y amor posible hacia nuestros amigos y semejantes, pues quien sabe si al día siguiente, sin el más mínimo aviso, señal o despedida se desprenda ante nosotros.

Esta es una carta de amor, de despedida, pero sobre todo de agradecimiento, por todo el tiempo pasado a tu lado. Gracias por dejarme formar parte de ti, gracias por levantarme cada mañana para salir a correr, llueva, truene o sople un viento huracanado, pues para ti el frío no existía. Gracias también por ser la última mirada y sonrisa antes de dormir.

Espero puedas verme aunque sea desde la distancia o desde un pequeño agujerito o rayo de luz. Que puedas igualmente seguir regalándome todo ese cariño que nacía en forma natural dentro de ti, con el objetivo de alumbrarme e inspirarme en el resto del camino, como ese apoyo necesario para seguir avanzando sin ese gran amigo a tu lado. Te tendré siempre sin lugar a dudas en lo más profundo de mi corazón.