CULTURA
Dándole vueltas a la simple definición de cultura que reza como el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico e industrial que caracterizan una época o a un grupo social, me ha dado por blandir mi atrevimiento para definir aquello que advierto que muchas personas que he conocido confunden con lo que es genéricamente cultura y que no es otra cosa que la doctrina neoliberal y su manera de imbuir preceptos en las masas. En estos términos la mal llamada “cultura neoliberal” no es otra que la que abusa de lo explícito y lo evidente para repetir una y otra vez mensajes que estimulan los instintos más básicos, dirigiendo el pensamiento hacia donde no es necesario el libre uso de la imaginación para formar un propio criterio, conformando así una estandarización de criterios que facilita la defensa a ultranza del consumo exacerbado, base fundamental del capitalismo.
El cine que hay que comentar para que pueda venderse la estética del merchandising con el que se decora. Lo que es teatro al que hay que asistir sobre todo si ha sido premiado en algún concurso (aunque no hay nada más absurdo que estimular la competición entre obras de arte) La literatura que se debe leer como autoayuda para incentivar la lectura que es bueno leer. El periodismo marcando la actualidad que tiene que interesar y hasta qué punto siendo apoyado por legiones de opinantes profesionales. Los eventos que no hay que perderse sobre todo por lo que se va a crecer humanamente viendo quien consigue mover mejor una pelota, más grande o más pequeña, de un lado para otro. La música que hay que escuchar para relajarse, motivarse e incluso amarse y desamarse. El baile cuya coreografía es bueno repetir hasta la saciedad, por el bien de la salud, en aulas y a precios asequibles. La comida que hay que probar e intentar reproducir para no olvidar lo estimulante que puede llegar a ser hacer la compra del mes. La televisión para masas sedentarias incapaces de gestionar su tiempo de aburrimiento (al no tener suficientemente estimulada la imaginación, claro está) Los viajes vacacionales a lugares únicos (como si no fuera único cualquier lugar) para alcanzar en quince días la felicidad que se es incapaz de alcanzar en los trescientos cincuenta días restantes del año y... un largo, largo etcétera...
Es cierto que la cultura que se desarrolla y defiende en la época que nos ha tocado vivir o en los entornos sociales en los que se desenvuelve nuestra experiencia vital nos influye y mucho, de hecho, en la mayoría de los casos, define el carácter; pero no es menos cierto que los más grandes avances en cuanto a calidad humana se refiere se han producido gracias a romper las estructuras establecidas siendo seguidores de quienes (siempre los menos) han planteado otra manera de pensar y han luchado por ello (a costa de la propia felicidad o la vida)
Y tú... ¿vives como libre pensador o adscrito a la cultura neoliberal?
Educadora Xunta de Galicia
7 añosHola, Antonio. Acabo de leer tu artículo "Cultura". No me atrevería a decir que soy o vivo como libre pensadora; pero sí es cierto que la cultura de masas nunca me ha atraído. No es una actitud elitista ni por el hecho de ir contracorriente. Desde joven he rechazado para mi, la vida nocturna; los grandes espectáculos de masas.. y ahora que , durante este verano se ha estado hablando mucho de la turismofobia, no sé si sufriré de ese "mal", pero en general , prefiero los lugares tranquilos, incluso quedarme en mi propia casa. Tampoco es que me considere una persona especialmente instruída , (por ejemplo, no he leído los grandes clásicos), pero me gusta tener criterio propio. Tampoco necesito irme de vacaciones para sentirme realizada. Solía pensar que eran rarezas mías, pero cada vez más ,leo, en diversos artículos de opinión, acerca de la "cultura de masas" y la despersonalización que ello conlleva. En todo caso, te felicito por tu artículo.