De aquellos postureos vienen estos acosos
Daniel De Pedro
Profesor de Educación Secundaria (Geografía e Historia). Especialización en Historia Contemporánea y Actual. Formación en prevención/tratamiento del Bullying y Ciberbullying
Postureo, posturear, postear, etc...son neologismos lingüísticos que utilizamos muchos de nosotros para describir la publicación que subimos a las distintas redes sociales y que normalmente muestran actividades que se ven, se sienten bien, nos gustan o queremos que gusten. El problema esta cuando este postureo se antepone a la actividad en sí. Un ejemplo de esto es la peña que da más importancia a la foto del plato que le sirven en el restaurante que a las capacidades culinarias que le producen comerla. Otro ejemplo, muy gráfico es el último concierto que estuve donde a la interpretación de las canciones más conocidas se hizo un mar de pantallas táctiles ¿inmortalizando? el momento; debía ser más importante compartir ese momento en redes con una resolución cuestionable que vivirlo con el 4K UHD de nuestros ojos ante lo que debería ser un momento único al ver a tu grupo o interprete favorito en directo.
¿Cómo podemos educar en una sana utilización de las redes sociales? Hemos visto cómo las utilizamos los adultos en muchos casos por lo que, si nosotros mismos no somos capaces de hacerlo, ¿cuál es la vía para hacerlo con los más jóvenes?.
Quizá una de las mejores formas de verlo es en un fenómeno extremadamente peligroso en las aulas y que, pese haber existido siempre, hoy en día se trasforma e intensifica con un entorno digital cada vez más envolvente. El acoso escolar o bullying se ha desarrollado en las aulas desde siempre, ahora es cuando somos conscientes y se ha tratado con la importancia que se merece, aún así, es de capital importancia ver la derivación digital del fenómeno. Si el acoso escolar “tradicional” se daba en los pasillos, aulas, patios y parques, siempre lugares internos o cercanos al entorno escolar; en estos momentos se traslada además al hogar, a la intimidad y soledad de las víctimas, observadores y acosadores. El acoso no es solo en el instituto, se traslada a las redes sociales y puede derivarse a muchas facetas de la vida intima de la víctima. Incluso con derivadas que caen en el puro y llano delito. Este es el caso del “Grooming”(Ciberacoso de carácter erótico por parte de un adulto a menores de edad) o el “Sexting” (Envío de contenidos de tipo sexual, principalmente fotografías y/o vídeos, producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles).
Con esto no pretendo criminalizar la digitalización de nuestro mundo, al contrario, el nivel de progreso que esta nos trae y nos traerá es de magnitudes positivas difícilmente imaginables. Siempre lo he dicho, creo que lo digital es una de las herramientas, es más, de las revoluciones, más importantes de la historia humana pero, como toda herramienta, tiene sus peligros y malos usos. Por supuesto esto se esta viendo agudizado con la pandemia ya que se han acelerado procesos de digitalización que ya estaban antes del Covid pero, que ahora, se han implementado de forma generalizada. Obviamente en los entornos educativos esta sucediendo lo mismo.
Una de las soluciones es estar formados como docentes y otorgar a nuestros alumnos, independientemente de la especialidad a la que pertenezcamos, una buena formación en todo lo que tiene que ver con los entornos digitales para prevenir los peligros existentes. ¿Se valora esto en los currículos a la hora de la contratación de los profesores o en los procesos de oposición a la función pública? Lamentablemente no. Sigo viendo en las ofertas de trabajo para docentes en nuestro país, a modo de obsesión, el requisito del bilingüismo para especialidades que no tienen que ver con la docencia de lengua inglesa. ¿Es valorable una competencia bilingüe a la hora de optar a un puesto de profesor de, por ejemplo, matemáticas? Por supuesto pero no a costa de ser el único requerimiento en el apartado de la oferta donde se lee “otros requisitos”. Ojalá algún día veamos en ese apartado, además del famoso C1, requerimientos de formación e-learning, educación emocional, prevención de conductas violentas u otras muchas formaciones que, honestamente, tienen bastante más importancia en el día a día entre los pupitres. No lo digo yo solo como profesor de Ciencias Sociales, otros muchos colegas y compañeros de profesión echan de menos este tipo de formaciones una vez están en las aulas. Y no solo yo y mis colegas docentes de variadas especialidades, también los hechos. Para acabar este artículo de opinión dejaré enlaces a distintas noticias que solo en el último año han salido en los medios relacionadas con violencia en las aulas, malos usos del entorno digital o problemas emocionales derivados del acoso escolar y el ciberacoso en redes sociales. Tenéis muchas más noticias relacionadas, solo teclead “acoso escolar” en cualquier buscador de noticias. He dejado como último enlace algo que me parece recomendable leer para aquellos que seleccionan docentes para sus centros o cualquier consejería de educación de las que existen en nuestro país.
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Daniel De Pedro