DRAGON BALL, LA LEYENDA (HOMENAJE A AKIRA TORIYAMA)
Muchos nos hemos levantado con la triste noticia de la muerte del sensei Toriyama. Un maestro del manga que nos regalo una mejor infancia. Su obra es tan popular que fue fuente de inspiración para otros grandes y dejo una legión de fans de sus personajes.
Aterrizó en los 80 con Dr. Slump, las divertidas historias de Arale, la niña robot y la villa del pingüino. Lo que rompió todos los esquemas vino a posteriori con Dragon Ball (Bola de Dragón o Bola de Drac o como se llame en tu lugar).
Una obra que tiene mucho que ver con el viaje del héroe, la búsqueda de un tesoro, los aliados y el enemigo final a derrotar. Un hecho significativo es que el personaje principal Son Goku, es una clara referencia a “Sun Wukong”, el rey Mono. El héroe es distintivo de por sí, viene con una fuerza superior al resto y aprende a hacerse “humano”, además de fortalecer sus habilidades innatas para el combate. Los aliados que encuentra por el camino son por ejemplo, uno, su amistad férrea con Krillin, pese a que el segundo lo envidiaba al principio; dos, el divertido encuentro con Bulma en el que vemos su inocencia respecto a las mujeres; tres, el maestro Muten Roshi (Duende Tortuga) que les enseña artes marciales, la disciplina y esa técnica que todos hemos imitado como el “Kamehameha” (o Onda vital, prefiero la primera mención) a la par que nos reíamos de su humor picante.
Muchos otros personajes nos tocaron el corazón como el orgulloso príncipe saiyan Vegeta que pasa de enemigo a aliado, Piccolo que cambia su opción como hijo de demonio a maestro de Gohan, hijo del protagonista y mejor amigo de este, o al Trunks del futuro, Goten, etc.
En estas aventuras nos deleitábamos como el esfuerzo hacía superar los limites y las adversidades, la rendición no se consideraba una opción y la ayuda de los amigos era fundamental. Una oda a la amistad, el relato de diversas generaciones de guerreros que defendían la tierra y a nosotros mismos en las pesadillas.
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El abandono del orgullo de Vegeta y su sacrificio por el bien de su hijo y la Tierra, la lección de humildad de Goku a Gohan en su combate contra Cell, por poner un ejemplo son buenos valores trasladados a los por entonces “dibujos animados” (en lugar de anime) tratados con poco respeto.
Algunos de los acérrimos a la serie intentábamos convertirnos en Super Saiyan, coleccionábamos las fotocopias en blanco y negro alucinados con personajes que aún no habían salido y comentábamos los capítulos emocionados.
Para este servidor era un deleite absoluto plantarse delante del televisor con el episodio grabado por mi madre (una bendita). En una ocasión me adelantó la transformación de Goku diciéndome que se había convertido en rubio y con los ojos azules, menudo spoiler, aunque hecho con la mejor intención pues lo vivió de la misma manera al ver como alucinaba (lo negaba por activa y por pasiva cuando me lo dijo). Nunca olvidaré su cara de “te lo dije” a la vez que sonreía.
Despedimos al maestro con honores por establecer una obra inmortal y esperando que encuentre la paz con Kaito y todos los personajes que nos ha hecho amar.
Gracias Akira Toriyama, mi niño de entonces y el de ahora te estamos totalmente agradecidos.