El afán de exportar
Llegamos ya al capítulo 11 que trata un tema de los más áridos y densos de la economía: el comercio exterior.
Las naciones ansían exportar a la par que temen importar. Pero esto es totalmente incoherente ya que las importaciones y las exportaciones tienden a igualarse en el largo plazo. Las exportaciones pagan las importaciones y viceversa.
Así, a mayores exportaciones, mayores importaciones si se aspira a percibir el precio de las primeras. Esto es de pura lógica ya que sin importaciones no se puede exportar, porque los países receptores carecerían de fondos para pagar nuestras mercancías.
Asimismo, subvencionar las exportaciones a terceros países, no confundir con labores humanitarias, es antieconómico. Es entregar algo a cambio de nada y vender mercancías por debajo de coste. Lo que no es bueno para una empresa privada, tampoco lo es para una nación.
Todas estas acciones vuelven a ser un ejemplo de tomar en consideración tan sólo las consecuencias inmediatas de una política sobre determinados sectores, sin tener en cuenta los efectos a largo plazo de tal decisión sobre toda la colectividad.