El día que la industria de los bytes se imprimió

A 10 años del libro de la industria del software.

Hay que encontrar un equilibrio entre no quedarse atado al pasado de un buen momento, y recordar con gratitud esos logros. Para mí haber sido el editor general del libro “Historia de la Industria Informática Argentina” constituye uno de los trabajos que más orgullo me genera. Y se cumplen 10 años de esa publicación.

En 2013 me convocaron desde la Cámara de la Industria Argentina del Software - CESSI para evaluar la viabilidad del libro. Se cumplían los 30 años de la Cámara, y la intención era condensar en un libro esos 30 años. Pronto nos dimos cuenta con el comité revisor que un libro era poco. Y que nos iba a costar un gran esfuerzo. Así que logramos sacar un librazo.

Fue un trabajo que me dejó grandes enseñanzas en la gestión de proyectos de este tipo, porque tuve que corregir errores propios y lidiar con nuevas incorporaciones hasta en la semana que estábamos entrando a imprenta. Pero logramos relevar grandes sucesos del sector, la participación de las empresas privadas que son parte central de la cámara, y la parte educativa, tan importante para la conformación de un sector pujante como pocos en la economía argentina. Hicimos el esfuerzo para que nada quede afuera, aunque no existe el trabajo perfecto.

Al mismo tiempo, había algo que parecía un contrasentido: para contar la industria digital, intangible, estábamos presentando un formato que iba camino al desuso: el papel. Pero esto tiene un enorme sentido de ser: la historia se ve distinta si está impresa. Y este dato lo pueden confirmar en la lectura de los más jóvenes, que se adaptan a leer en pantallas, pero en muchos casos prefieren el libro impreso.

Y para entender esto, comparto una anécdota personal que me enseñó mucho.

En la época que sacamos el libro, yo era el columnista de los partidos que jugaba River Plate en Infobae Playfútbol. Cuando le mostré a mi sobrino mi primera columna firmada, no reaccionó con sorpresa. Pero se quedó estupefacto cuando vio mi nombre en el staff del libro. Esta experiencia personal revela un dato que está sustentado por algunos estudios (“Los estudiantes de la Generación Z prefieren leer en papel, pero también utilizan contenidos electrónicos debido a las ventajas de la lectura electrónica”, dice un trabajo e S. Mushtaq et al. "Reading habits of generation Z students in Pakistan: Is it time to re-examine school library services?." Information Development, 37 (2021): 389 - 401. No estoy juzgando la comprensión de textos, sino la relevancia que alcanza una información publicada en papel versus digital.

La CESSI siempre fue una organización que admiré: empresarios que iban a pelear por el mismo negocio, de pronto aparecían unidos en función de un bien general, hacer crecer sus sectores. Podían tirarse con biromes en las reuniones a la hora de elegir nuevo presidente, pero hacia afuera se mostraban unidos y, en líneas generales, alineados. Lo asimilo al concepto del equipo por sobre el lucimiento personal que logran algunos clubes deportivos. 

En la realización del libro fueron fundamentales los integrantes del comité revisor, Vanesa Lucchesi que era también directora ejecutiva de la Cámara, Diego Alejandro Berardo , Ruben Minond y Pablo Iacub . El presidente de entonces era mi amigo Millonario y spinettiano (como le gusta decir a él) José María Louzao Andrade . Y cuando presentamos el libro, me di el lujo de tener una foto con los hasta entonces 5 presidentes de la cámara: Jorge Cassino , Carlos Pallotti , Miguel Angel Calello , el querido Fernando Racca a quien perdimos hace poco, y el mencionado Louzao

Quiero agradecerles especialmente a todos ellos por haberme confiado la historia del sector. Y también a quienes formaron parte del equipo, el diseño gráfico a cargo de Gustavo Lo Valvo , los colegas Rubén Borlenghi , Andrea Catalano , Andrea Delfino , Ricardo Goldberger y Adrián Marcelo Taccone . La corrección estuvo a cargo de Nicolás Bal , hizo las fotos Paula Stoliar y tuve dos asistentes de redacción de lujo: Denise Embon y Sofía Smolar (¡miren las carreras que hicieron ambas en estos 10 años!).

Retratar esa historia sin dudas fue una tarea no exenta de imperfecciones, pero realizada con un tesón que me hizo sentir con el tiempo que fue uno de los grandes trabajos de mi vida profesional.